23 agosto 2016

Guión Litúrgico 3: Domingo 28 agosto


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PREPARACIÓN: 
Antes de la salida del celebrante

Celebramos hoy el domingo vigésimo segundo del tiempo durante el año. Y hoy Jesús nos invita al banquete de su Eucaristía, en el que debemos participar con las actitudes que Él mismo nos propondrá en el Evangelio.

AMBIENTACIÓN: 
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

El Señor hoy nos propone dos actitudes fundamentales de vida: la humildad y el amor. Esa humildad que significa reconocernos necesitados de Dios, actitud por la que Él obrará maravillas en nuestra alma, ya que Él bendice a los humildes y se manifiesta a quien es espiritualmente pequeño. Y en ese amor auténtico, que es dar y darse sin esperar ningún reconocimiento de los hombres, está presente el mismo Cristo.


1ª. LECTURA:  (Eclo 3, 17-18. 20. 28-29)        (Ver texto)

Este consejo del Antiguo Testamento al pueblo de Israel, que por la experiencia sabía perfectamente lo que era la humildad, hoy Jesús nos lo actualizará en el Evangelio.

SALMO RESP.:     (67, 4-5a. c. 6-7b. 10-11)    (Ver texto)

                    R.   ¡Señor, Tú eres bueno con los pobres!

2ª. LECTURA:    (Hb 12, 18-19. 22-24a)    (Ver texto)       

En esta carta, Pablo nos presenta una comparación entre la constitución del antiguo pueblo de Dios y la del nuevo pueblo de los bautizados.

EVANGELIO:   (Lc 14, 1. 7-14)      (Ver texto)

En el Evangelio de hoy, Jesús nos propone dos consejos: uno para los invitados a un banquete: la humildad, y el otro para el que invita: ser desinteresado.

ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Queridos hermanos, humildemente y seguros que nuestro Padre nos escucha y siempre nos concede todo aquello que necesitamos para ser de los que se sienten a su mesa, en el banquete del Reino, presentémosle nuestras intenciones.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"SEÑOR, ESCÚCHANOS Y HAZNOS HUMILDES DE CORAZÓN"

v Padre bueno, te pedimos por la Iglesia y Papa Francisco, para que el ejercicio de su ministerio pastoral sea el testimonio de humildad y servicio que necesitamos todos los hombres, oremos...

v Padre santo, te pedimos por nuestro Obispo y todos los sacerdotes, para que sus ejemplos de vida nos ayuden a vivir en la alegría de la presencia de un Dios que nos quiere sabios, humildes y sencillos, y hermanos de todos los hombres, sin distinción, oremos...

v Padre, te pedimos por nuestra patria, para que todos: gobernantes y gobernados, trabajemos para hacer de esta naciónuna tierra en la que no exista más la inmoralidad y la corrupción, oremos...

v Señor de la vida, te pedimos para que nuestros hermanos más pobres y sufrientes sientan de verdad tu amor en el darles y darnos por ellos, con un corazón humilde y lleno de amor, oremos...

v Padre nuestro, te pedimos para que todos los que formamos esta comunidad, imitando a tu Hijono dejemos de dar y dedarnos, porque sólo en eso está el auténtico amor y por tanto, la cercanía de Dios, oremos...

CELEBRANTE:
Dios rico en misericordia, te pedimos que atiendas estás súplicas que hemos puesto en tus manos y nos concedas que tu Espíritu nos ayude para que aprendamos a vivir según el espíritu del Evangelio de tu Hijo, y así poder gozar un día del banquete del Reino de los Cielos. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. 

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

En este pan y en este vino el Padre obrará el milagro de su amor; ofrezcámonos nosotros mismos para que también obre el milagro de transformar nuestros corazones.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Elevemos nuestro alegre canto de acción de gracias al Padre del Cielo, por ese inmenso amor suyo que se renueva en cada Eucaristía.

COMUNIÓN:

Al participar del banquete de la Eucaristía, reflexionemos sobre lo que el Señor hoy nos ha dicho en su Evangelio, y que es condición para el banquete de su Reino: "todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

DESPEDIDA:


Hoy Jesús nos ha hablado del amor auténtico, que es dar y darse, viendo en cada hermano a Él mismo; ésta debe ser nuestra reflexión de esta semana que hoy comenzamos, y que debe ser una realidad de nuestras vidas y no simplemente una teoría muy linda que nunca ponemos en práctica.

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