14 agosto 2016

Domingo XX de Tiempo Ordinario

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Hoy es 14 de agosto, domingo XX de Tiempo Ordinario.
Quien se acerca a Jesús con los ojos abiertos y el corazón encendido, va descubriendo el fuego que arde en su interior. Su pasión por Dios y por las criaturas. La oración nos ayuda a entrar en contacto con ese fuego y a lanzarnos a la aventura de vivir apasionados. San Alberto Hurtado, solía repetir que hemos de ser como un fuego que enciende otros fuegos. Es una imagen poderosa y llena de significado, que se convierte hoy en invitación y llamada para mí, al comenzar este momento de oración.
La lectura de hoy es del evangelio de Lucas (Lc 12, 49-53):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»
Por los caminos de Galilea, Jesús se desvive intentando contagiar el fuego que arde en su corazón. La pasión por Dios y la compasión por los que sufren. Dios y las criaturas, especialmente los pobres. Esto es lo que le mueve y le hace vivir. ¿A qué personas y a qué realidades te gustaría a ti llevar esa luz y ese calor?
Seguir a Jesús puede traerte rupturas o incomprensiones en tu familia, entre tus amigos, en el trabajo, en la sociedad en la que vives. ¿Has tenido este tipo de experiencias? Preséntale a Jesús esas situaciones tuyas o de otros.
Las divisiones que anuncia Jesús no llevan a la violencia, pero sí cabe la confrontación en el cristianismo. Hay maneras distintas de vivir el seguimiento. ¿Vives con respeto y apertura las diferentes sensibilidades dentro de la propia Iglesia?
Jesús desea que el fuego que lleva dentro prenda de verdad, que no lo apague nadie. Esa pasión por Dios y por los pobres se enciende en sus seguidores al contacto de su evangelio y de su espíritu renovador. Deja tocar tu corazón al leer de nuevo el texto.
Primero era la noche cerrada, y el frío,y el temor a lo que ocultaban las sombras.Luego una chispa prendió una llama,y a su débil resplandor se empezaron a ver siluetasque a nadie amenazaban.La llama se hizo hoguera,y a su alrededor se sentaronlos habitantes del bosquepara calentarse y compartir relatos y canciones.Comprendieron lo solos que habían estadohasta ese momento.Recordaron a otros que, como ellos,vagaban, entre temores y ausencias,por la tierra sin luz.Convirtieron algunas ramas en antorchasy se marcharon a buscara quien erraba sin rumbo.Ahora el bosque es un lugar menos sombrío,salpicado por la luz de cien hogueras,el calor de mil historiasy el eco de todos los cantos.Algún día no quedaránresquicios poblados por el miedo ni la bruma,y todo estará bien.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
El fuego, lo mismo que la sal o la urgencia, son imágenes con que el evangelio expresa una manera de vivir, marcada por el apasionamiento de los que han tenido un encuentro con Jesús. habla con él, pídele para ti y para todos los cristianos, la fuerza para que nunca se apague esa llama. Que esta oración te acompañe a lo largo de la semana, repitiendo en tu interior, una y otra vez, ese anhelo: venga a nosotros tu fuego; venga a nosotros tu fuego…

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