EL PAN COTIDIANO DE LA MISERICORDIA: EL RIESGO
Hay toda una imaginería de Jesús que contradice lo que el evangelio nos muestra de Él. Imágenes de un Jesús tan lleno de bondad y mansedumbre que resultas a veces ñoño, acaramelado, dulzón… Tampoco podemos caer en una imagen de Jesús violento. Pero sí un Jesús firme ante la verdad y su mensaje de Buena Noticia para los últimos: «Promoverá firmemente el derecho, no vacilará ni se quebrará hasta implantar el derecho en la tierra y sus leyes que esperan las islas» (Is 43, 3-4). Esa firmeza de Jesús (un fuego de justicia y salvación) conlleva riesgos, conflictos y problemas… Meterse a proclamar el Reino de Dios en el mundo es entrar en situaciones complejas a favor de los últimos, de las que uno puede salir quemado.
¡ATRÉVETE A SER PROFETA!
Atrévete a dar la cara, a denunciar lo que no es justo, a poner nombre a las cosas aunque surjan ampollas y… cargar con las consecuencias. Ponerse de parte de quienes no pueden hablar ni defenderse, entrar en discusión y polémica conociendo los intereses que hay de por medio… y salir “escaldado”. Como dice Jesús: «Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla!» “Pasar por un bautismo” es atravesar el momento difícil de la fidelidad y la justicia en medio de la persecución. El evangelio nos invita a una misericordia que es todo menos irenismo pacífico neutro y carente de conflictividad.
UNA OBRA DE MISERICORDIA
• ¿Qué realidad injusta hay a tu alrededor que deberías denunciar?
•¿A qué persona desvalida que conoces deberías defender?
•¿De parte de qué colectivos injustamente tratados debes ponerte aun a costa de perder amigos, complicar la vida familiar, etc.?
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