COMUNIDAD DE COMUNIÓN
El misterio más profundo de la revelación de Dios es que Él mismo es comunión y familia. Insertados en Cristo, todo es “comunión” en el núcleo de la comunidad trinitaria. Somos “UNO” en la diversidad. Y esta es nuestra misión: la unidad profunda de todo el universo en la unidad del Padre-Hijo-Espíritu, uno y diferente como la misma vida.
A modo de Monición de entrada (cf. LA MÚSICA)
El primer gesto que hacemos al comenzar la Eucaristía es invocar al Dios Trinidad: “En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”. Creer en la Santísima Trinidad es vivir profundamente la fe y experimentar en nuestra vida a Dios como comunión, como Padre que nos ama, como Hijo cercano a nosotros, familiar, y como Espíritu que guía nuestros pasos “hasta la verdad plena”. Es un misterio de vida y comunión, de fe y de adoración, más que de alta reflexión teológica.
Imagen: Durante la homilía, al tiempo que se comenta la comunidad de amor de las tres Personas, las cajas se van agrupando en tres grupos de cuatro cajas: tres cajas de base y una sobre ellas en el centro. Color amarillo.Se colocan a nivel horizontal en forma de triángulo, unidas entre sí por una cinta.
Tal vez en el momento del ofertorio, pueden traerse, junto con el pan y el vino, tres “ofrendas”, comentando su significado:
Una jarra de agua, que se colocará sobre la primera “pirámide” de cajas, al fondo. Es la imagen del Padre, fuente de toda vida, como el agua. El agua misma del Bautismo nos hace renacer como hijos del Padre, comunicándonos una nueva Vida. Puede escribirse la letra P (Padre) en la caja central inferior.
Te bendecimos, Padre, por el don del Espírituque, por tu Hijo, haces al mundo.
Lo hiciste al principio, en los orígenes de todo,cuando incubabas el universo al calor del Espíritupara que naciera un mundo de luz y de vidaque pudiera albergar al género humano.Te damos gracias porque, mediante tu Espíritu,lo sigues creando, conservando y embelleciendo,para que nuestro caminar no sea triste y agoreroy podamos disfrutar de las primicias del Reino.
Un crucifijo, que colocaremos sobre la segunda “pirámide”, a la izquierda. Es la imagen del Hijo, que entregó su vida por nosotros desde el amor con el que el Padre le vive. Con una cinta roja unimos la “pirámide” del Padre con la del Hijo. Puede ponerse la letra H (Hijo).
Te bendecimos, sobre todo, por Jesucristo,lo mejor de nuestro mundo,el hombre “espiritual” por excelencia.Vivió guiado por el Espíritu,evangelizando a los pobres,ayudando y fortaleciendo a todos …hasta que, resucitado, comunicó a su Iglesia,ya los que buscan con corazón sincero,ese mismo Espíritu.
Un cuenco con tierra y palitos de incienso hundidos en ella, encendidos, que colocamos sobre la tercera “pirámide”, a la derecha. Es el aroma del Espíritu que se extiende por todo el universo. Con otra cinta roja unimos la “pirámide” del Padre con la del Espíritu”, y con otra unimos la del Espíritu con la del Hijo. Pueden ponerse las letras ES (Espíritu Santo).
Padre, que tu Espíritu sople sobre la Iglesia,dándole unidad y nueva savia evangélica;que traiga la libertad, la igualdad y la fraternidada todos los pueblos, razas y naciones.
Haznos sensiblesa la acción de tu Espíritu en el mundo y en la historia.Ayúdanos a descubrirla en la ciencia,en la cultura, en el trabajo, en la técnica,en todo aquello en que el ser humano y el Espíritupreparan conjuntamente el alumbramientode los nuevos cielos y la nueva tierra.
Por Jesucristo, tu Hijo resucitado y hermano nuestro.
Amén.
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