Hoy es 28 de marzo. Lunes de Pascua.
Jesús ha resucitado. Aquel al que vimos clavado y muerto en la cruz, ha vencido a la muerte. El sepulcro vacío nos anuncia que un tiempo nuevo es posible para el mundo y para nuestra vida. Porque hoy descubrimos que las esperanzas que ponemos en Cristo nunca van a ser vencidas. Hoy descubrimos que apostar nuestra vida por Cristo, siempre va a dar fruto. Que la última palabra de una vida plena, es semilla que cae en tierra fértil.
La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 28, 8-15):
En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «Alegraos.»
Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies.
Jesús les dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.»
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido.
Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: «Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros.»
Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.
¡Alegraos! Dice Jesús a las mujeres. Alégrate, me dice también Jesús, hoy a mí. Desde hoy, puedes mirar la vida con los ojos con los que Dios te contempla. Una mirada que siempre ve las posibilidades que hay en ti y en el mundo. Que nunca se deja vencer por la dificultad y la desesperanza. ¿Quieres compartir esa mirada que anuncia la resurrección?
Las mujeres que estuvieron junto a la cruz, descubren de pronto que aquella no era la última palabra de Jesús en sus vidas. Llenas de esperanza corren a anunciar que todo lo que han vivido con Jesús tiene sentido. Que todos los sueños que Jesús puso en sus corazones han renacido de nuevo. También en mi corazón ha puesto sueños que están vivos.
La alegría de las mujeres contrasta con el miedo del que no necesita de un Jesús resucitado. Prefieren anunciar una mentira que abrirse a la novedad de Dios. Prefieren vivir encerrados en su mundo, en sus creencias y en sus seguridades. Jesús resucitado renueva la vida. Abre tu corazón a la vida.
Puedes leer de nuevo el texto y ver de qué distinta manera acogen la resurrección de Jesús, las mujeres y los sumos sacerdotes. La diferencia entre quienes viven encerrados en sus miedos y quien apuesta por seguirá Jesús y vivir la vida a fondo.
Hoy, como las mujeres, puedes lanzarte a abrazar a Jesús. Dile en ese abrazo lo que sientes por él. Háblale de los deseos y proyectos en los que quieres que te acompañe. Háblale de cómo quieres vivir la vida con él a tu lado. Y déjate llenar de esperanza por su abrazo.
Gloria al Padre,
y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
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