¡DIOS MÍO Y SEÑOR MIO!
Señor traemos ante ti todas nuestras increencias, rutinas, miedos y muertes, porque queremos que nos ayudes a resucitar contigo. Y como Santo Tomás repetimos:
R.- ¡DIOS MÍO Y SEÑOR MIO!
1. - Por la Iglesia, herida con tanta incoherencia, con tanto egoísmo, con tanta falsedad por parte de los de fuera de ella, pero también de cuantos la formamos; para que viendo las marcas de la pasión de Cristo y la gloria de la Resurrección aceptemos con humildad nuestro camino.
OREMOS.
2. - Por el Papa Francisco, los obispos, los sacerdotes, los diáconos; para que su coherencia, su perdón, su entrega... haga que todos los que miramos hacia ellos podamos repetir la oración de Tomás.
OREMOS
3. - Por los pobres, los marginados, los que sufren situaciones de injusticia, cuyas heridas producimos con la mayor naturalidad, para que al cruzarnos con ellos nos hagan cambiar y confiar en nuestro Dios y Señor
OREMOS.
4. - Por las naciones, los pueblos, las familias y todos los que de alguna forma viven en guerra y fomentan la guerra y en especial en Iraq y en las tierras de Palestina; para que al ver las heridas que ellos mismos producen en el Cuerpo herido de Cristo se arrepientan.
OREMOS.
5.- Por nosotros, para que seamos conscientes de que cuando hacemos daño a un hombre estamos hiriendo al Hijo de Dios y arrepentidos elevemos nuestra plegaria.
OREMOS.
Te pedimos Señor que nos ayudes a vivir en plenitud, entendiendo que de tus llagas nace el amor y la misericordia.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
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