27 febrero 2016

Los signos de los tiempos

1. La constitución conciliar Gaudium et spes afirma que «es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del evangelio». «Signos de los tiempos» son los fenómenos que, por su significación y frecuencia, caracterizan una época o unos acontecimientos históricos de importancia; fenómenos universales y repetidos que para la conciencia de los hombres tienen un significado especial: el de revelar hacia dónde se orienta conscientemente la humanidad, de acuerdo con sus necesidades y aspiraciones.
2. Jesucristo invitó a los fariseos a que aprendieran a discernir «la señal de cada momento» (Mt 16,3), a fin de conocer la «hora mesiánica» o el «signo de Jonás» (Lc 11,29), que es la presencia salvadora de Dios en la historia. En el evangelio lucano de este domingo, Jesús interpreta dos acontecimientos relacionados con la muerte personal, en un caso por represión, y en otro por accidente. Y lo que trata de decirnos es, por una parte, que la desgracia física no es sanción por el pecado y, por otra, que hay una muerte más grave que la muerte física. De ahí la apelación a la conversión mediante la imagen de la higuera estéril.

3. Los cristianos, por participar como creyentes en una Iglesia que vive en la sociedad, deben saber leer evangélicamente los acontecimientos que tienen una determinada orientación y que, en su esencia más profunda, son reveladores de un progreso histórico, secular y eclesial. La Iglesia percibirá los signos de los tiempos en tanto en cuanto esté presente en el mundo. Ahora bien, los acontecimientos pueden ser objeto de diversas interpretaciones, según las distintas ideologías. En sí mismos, los signos de los tiempos son ambiguos, como ambiguo es todo lo humano, ya que puede ser imagen de la acción de Dios o sombra de un ídolo soberbio. Sólo desde la fe podrá la Iglesia descifrar en los signos de los tiempos los designios de Dios.
REFLEXIÓN CRISTIANA:
¿Conocemos los signos de los tiempos que nos toca vivir? 
¿Cómo valoramos ciertos acontecimientos desde la fe?
Casiano Floristán

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