06 enero 2016

Domingo 10. Bautismo del Señor. Moniciones



MONICIÓN DE ENTRADA

Hermanos y hermanas, sed todos bienvenidos a la Eucaristía. El pasado miércoles –hace unos días—veíamos a Jesús Niño recostado en el pesebre de Belén mientras que los Reyes de Oriente le adoraban y traían regalos. Hoy le vemos ya como hombre, junto al Jordán, y esperando el turno, como uno más, para ser bautizado por Juan Bautista. Ha pasado mucho tiempo en pocos días, todos los años, nos causa sorpresa. Y si la Epifanía es la manifestación de Dios, por medio de un niño, a los pueblos gentiles. Dios, en el momento del Bautismo, ofrece a la humanidad a su Hijo Único para que seamos salvados. Ambas fiestas se parecen, aunque la de hoy sea una frontera clara entre el Tiempo de Navidad y el Tiempo Ordinario. Hoy Jesús, ante nosotros, inicia su vida pública, y nos acompañará durante semanas y meses. Iniciemos, pues, no poca emoción y con mucha alegría nuestra asamblea dominical.



MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- El Profeta Isaías, en la primera lectura, nos enseña como será el Mesías, todo suavidad. “El pábilo vacilante no lo apagará”. El pábilo es esa llama que pugna por seguir ardiendo y que cualquier golpe de aire puede apagarla. El Mesías no lo hará. En este fragmento del capítulo 42 del profeta Isaías se hace una hermosa descripción de Jesucristo y, además, añade que será nuestro liberador y quien dará luz a nuestros ojos.


S.- El Salmo 28 refleja la admiración del pueblo de Dios ante el Supremo Hacedor que reina con su fuerza sobre la tormenta. El título del salmo es, precisamente, “Dios en la tempestad”. Y es en esa fuerza de la naturaleza donde se demuestra visiblemente su fuerza, la cual pone a la disposición de su pueblo para que sea feliz. A nosotros hoy nos acerca a esa seguridad que necesitamos en estos tiempos tan difíciles.

2.- En la segunda lectura, sacada del capítulo diez de los Hechos de los Apóstoles, Pedro se refiere, por su parte, al papel del Salvador, “que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos” y hacer referencia al bautismo de Juan. Para añadir que Dios acepta a todos y no hace distinciones aceptándonos a todos. Estamos ante un texto de gran hondura y frutos de importante enseñanza.

3.- San Lucas nos dice que el pueblo estaba en expectación. Esperaban al Mesías. Juan lo anuncia, pero no se atribuye ninguna gloria personal. Jesús se bautizó junto a sus hermanos, junto a todo el pueblo. Y, entonces, Dios habló. Y todos, los hombres y la historia, supimos que nuestra salvación había llegado.

Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

Javier Leoz, sacerdote navarro, se hace una pregunta en su plegaria para los momentos finales de nuestra Eucaristía.



¿SOY DE LOS TUYOS, SEÑOR?

Me dicen que fui bautizado,

pero no sé muy bien, Señor,

hasta qué punto soy de los  tuyos,

de tu grupo, de tu familia,  de tus ideas,

de los que defienden, sin  fisuras,

tu Palabra sin riesgo de ser  descafeinada.

Dicen que, el Espíritu,  quema

y me siento un tanto frío



Me advierten que, el  Bautismo,

es un punto de salida

y frecuentemente me instalo  en mis intereses

Me recuerdan que, ser de los  tuyos,

es optar por tu Palabra, por  tu vida,

por tu mensaje, por tu cruz,

por tus caminos y por tus  contradicciones.



Y, cuántas veces, Señor,

me dejo guiar exclusivamente

por el vocerío del mundo

amañar por las sensaciones  del simple escaparate

seducir con fuegos  artificiales

asustar por el sufrimiento

o añorar y buscar atajos

sin que me digan que soy de  los tuyos.      

Exhortación de Despedida

Salgamos felices del templo. Hoy hemos aprendido que el bautismo nos hace herederos del Reino de Dios. Pero también sacerdotes y reyes. Debemos reconsiderar la fuerza de nuestro bautismo

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