15 diciembre 2015

Liturgia 15 de diciembre


Como vemos en la definición etimológica ”Liturgia” es un ...

De la feria
Morado
 Antífona de entrada          cf. Zac 14, 5. 7
Vendrá el Señor, mi Dios, y todos los santos con él, y brillará en aquel día una gran luz.
Oración colecta      
Señor y Dios nuestro, que por medio de tu Hijo has hecho de nosotros una nueva criatura, mira con amor la obra de tu misericordia y purifícanos de nuestra antigua vida de pecado por la venida de Cristo, tu Hijo unigénito. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Lectura        Sof 3, 9-13
Lectura de la profecía de Sofonías.
Así habla el Señor: Yo haré que sean puros los labios de los pueblos, para que todos invoquen el Nombre del Señor y lo sirvan con el mismo empeño. Desde más allá de los ríos de Cus, mis adoradores, los que están dispersos, me traerán ofrendas. Aquel día, ya no tendrás que avergonzarte de las malas acciones con las que me has ofendido, porque yo apartaré a esos jactanciosos prepotentes que están en medio de ti, y ya no volverás a engreírte sobre mi santa Montaña. Yo dejaré en medio de ti a un pueblo pobre y humilde, que se refugiará en el Nombre del Señor. El resto de Israel no cometerá injusticias ni hablará falsamente; y no se encontrarán en su boca palabras engañosas. Ellos pacerán y descansarán sin que nadie los perturbe.

Palabra de Dios.
Comentario
La ciudad de la cual se esperaba fidelidad ha rechazado a Dios. Pero Dios no frena su proyecto de salvar a toda la humanidad. Por eso llamará a todos los pueblos para que contemplen su Gloria. La soberbia ya no triunfará, porque Dios se mostrará por encima de todos.

Sal 33, 2-3. 6-7. 17-19. 23

R. El pobre invocó al Señor, y él lo escuchó.

Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren. R.
Miren hacia él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre invocó al Señor: Él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.
El Señor rechaza a los que hacen el mal, para borrar su recuerdo de la tierra. Cuando los justos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias. R.
El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos. El Señor rescata a sus servidores, y los que se refugian en él no serán castigados. R.
Aleluya        
Aleluya. Ven, Señor, no tardes; perdona los pecados de tu pueblo. Aleluya.
Evangelio     Mt 21, 28-32
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: ‘Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña’. Él respondió: ‘No quiero’. Pero después se arrepintió y fue. Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y éste le respondió: ‘Voy, Señor’, pero no fue. ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?’. ‘El primero’, le respondieron. Jesús les dijo: ‘Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios. En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él’”.
Palabra del Señor.
Comentario
Más allá de nuestras palabras, promesas o decisiones, el Señor mira los efectos y el cumplimiento de su voluntad. En definitiva, siempre estaremos a tiempo de convertirnos y de hacer lo que Dios nos pida.
Oración sobre las ofrendas         
Te pedimos, Dios nuestro, que te agraden nuestras humildes oraciones y ofrendas, y, ya que carecemos de méritos propios, socórrenos con tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona      cf. 2Tim 4, 8
El justo juez dará la corona de justicia a todos los que hayan aguardado con amor su venida.
Oración después de la comunión
Saciados con el alimento espiritual, te rogamos, Padre, que por la participación en este santo misterio, nos enseñes a valorar sabiamente las realidades terrenas con el corazón puesto en las celestiales. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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