“El evangelio de la alegría” es el mensaje primero que ha querido dejarnos el papa Francisco. Y no porque él sea un hombre “optimista”, sino porque cree en Cristo resucitado. En él, el optimismo (iluso) y el pesimismo (falso) se convierten en esperanza. Por esa esperanza, no podemos vivir un cristianismo triste, incapaz de contagiar, sino que estamos llamados a vivir y comunicar la alegría de la vida que Dios nos ha regalado, germen de una historia y una plenitud nueva.
Lema: DEL MIEDO A… LA ALEGRÍA DEL RESUCITADO
Color de la banda del arco iris: BLANCO
1. UN TEXTO
La vida puede cambiar (Evangelii Gaudium).
“Algunas personas no se entregan a la misión, pues creen que nada puede cambiar y entonces para ellos es inútil esforzarse…. Si pensamos que las cosas no van a cambiar, recordemos que Jesucristo ha triunfado sobre el pecado y la muerte y está lleno de poder.
… Eso también sucede hoy. Se nos invita a descubrirlo, a vivirlo. Cristo resucitado y glorioso es la fuente profunda de nuestra esperanza, y no nos faltará su ayuda para cumplir la misión que nos encomienda (275). Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección. Es una fuerza imparable. Verdad que muchas veces parece que Dios no existiera: vemos injusticias, maldades, indiferencias y crueldades que no ceden. Pero también es cierto que en medio de la oscuridad siempre comienza a brotar algo nuevo, que tarde o temprano produce un fruto. En un campo arrasado vuelve a aparecer la vida, tozuda e invencible. Habrá muchas cosas negras, pero el bien siempre tiende a volver a brotar y a difundirse. Cada día en el mundo renace la belleza, que resucita transformada a través de las tormentas de la historia. Los valores tienden siempre a reaparecer de nuevas maneras, y de hecho el ser humano ha renacido muchas veces de lo que parecía irreversible. Ésa es la fuerza de la resurrección y cada evangelizador es un instrumento de ese dinamismo (276). ¡No nos quedemos al margen de esa marcha de la esperanza viva! (278).
2. UN POEMA
1. ES LA HORA DE LA VIDA NUEVA
Es hora de entrar en la noche sin miedo,
de atravesar ciudades y pueblos,
de quemar lo viejo y comprar vino nuevo,
de quedarse en el corazón del mundo,
de creer en medio de la oscuridad y los truenos.
¡Es la hora de la vida nueva!
Es hora de levantarse del sueño,
de salir al balcón de la vida,
de mirar los rincones y el horizonte,
de asomarse al infinito aunque nos dé vértigo,
de anunciar, cantar y proclamar.
¡Es la hora de la vida nueva!
Es hora de romper los esquemas de siempre,
de escuchar las palabras del silencio,
de cerrar los ojos para ver mejor,
de gustar su presencia callada,
de andar por los desiertos.
¡Es la hora de la vida nueva!
Es hora de despertar al alba,
de descubrir su presencia entre nosotros,
de iniciar caminos nuevos,
de andar en confianza,
de pasar a la otra orilla.
¡Es la hora de la vida nueva!
Es la hora de confesar la vida,
de hablar poco y vivir mucho,
de arriesgarlo todo apostando por Él,
de sentarse a la mesa y calentar el corazón,
de esperar contra toda esperanza.
¡Es la hora de la vida nueva!
¡Es Pascua, el paso de Dios por nuestro
mundo lavando las heridas,
sembrando esperanza,
levantando la vida,
llenando de semillas nuestras alforjas vacías!
Florentino Ulibarri
3. UNA CANCIÓN
“Aleluya” (Ain Karem. Álbum “Busca mi rostro”)
¡Aleluya! ¡Aleluya! Aleluya!
¡El señor resucitó! ¡Aleluya!
Cantad todos llenos de alegría.
¡Demos gracias a nuestro Dios!
María alentó nuestra fe. ¡Aleluya!+
Y el Señor confirmó su esperanza.
¡Demos gracias a nuestro Dios!
Magdalena lo anunció. ¡Aleluya!
El Señor la hizo su testigo.
¡Demos gracias a nuestro Dios!
Gritad, danzad, proclamad. ¡Aleluya!
Se rompieron nuestras cadenas.
¡Demos gracias a nuestro Dios!
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