Con el gozo de Cristo resucitado, te presentamos, Padre, nuestros deseos en esta noche santa:
• Oremos por la Iglesia, el papa Francisco, los obispos y toda la comunidad de los seguidores y seguidoras de Jesús en el mundo. Oremos para que la fuerza regeneradora de esta noche nos renueve y nos haga ser cada vez más una “iglesia en salida”, una iglesia más universal y de puertas abiertas donde la humanidad más herida y buscadora se sienta con derecho a formar parte de ella.
• Oremos por quienes gestionan la economía y la vida política. Oremos porque no sirvan al dinero ni a los poderosos y grandes de este mundo, sino a los últimos. Oremos porque su liderazgo esté fundamentado en los valores del Reino y no en los mercados y para que la honestidad y la transparencia tengan más fuerza en sus vidas que la tentación de la corrupción y la utilización de los bienes públicos al servicio de sus intereses personales.
• Oremos por aquellos y aquellas a quienes su dignidad humana les es pisoteada y arrebatada cada día, por quienes más padecen las consecuencias de la violencia y la injusticia: las personas sin techo, las víctimas de las guerras, los refugiados y refugiadas, los desempleadas y desempleadas de larga duración… Oremos para que la esperanza del Resucitado nos ayude a todos y a todas a situarnos en la vida de parte de las víctimas y a combatir con la fuerza del amor y la solidaridad las causas de la violencia y la injusticia en nuestro mundo
• Oremos por quienes estamos esta noche celebrando la victoria del amor inquebrantable de Dios sobre la muerte, por nuestra comunidad cristiana, que nos dejemos conducir por la fuerza del Resucitado que nos envía a anunciar la alegría del Evangelio en nuestro barrio, en nuestras familias, en nuestros entornos, siendo signo de que otro mundo, otras relaciones, otra iglesia son posibles.
Escucha, Padre, nuestras oraciones. Danos siempre tu alegría y ayúdanos a saber vivir en tu presencia.
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