Martes, 6 de enero de 2015
EPIFANÍA DEL SEÑOR
Jesús: Luz Que se Revela a las Naciones
Saludo
Que la estrella de Jesús nuestro Señor
resplandezca sobre ustedes
y sobre todas las naciones de la tierra.
Que vivan ustedes en su luz
y que el Señor esté siempre con ustedes.
Introducción por el Celebrante
La celebración de Epifanía, que significa “manifestación”, es para nosotros como una segunda Navidad. Es en realidad, la Navidad de las Iglesias Orientales. Esta fiesta proclama que Jesús Niño pertenece y se entrega al mundo entero como su Salvador. Con los Magos, el mundo entero trae a Jesús su variedad de dones: sus culturas, sus muchas peculiaridades, sus diferentes identidades. Y nosotros aquí y ahora, al igual que las gentes de otras naciones, le traemos el don de nosotros mismos: nuestra fe, nuestro propósito de fidelidad, nuestro amor, al encontrarnos con él en la oración y en los hermanos, especialmente en los más pobres.
Acto Penitencial
Una de las ofrendas que presentamos a Jesús hoy es el dolor y arrepentimiento por los pecados que hemos cometido. Pidámosle al Señor que nos perdone.
(Pausa)
Señor Jesús, tú irradias tu luz a todas las naciones de la tierra:¡A ti toda gloria y alabanza!
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús, tú ofreces justicia y paz a todos los que están dispuestos a aceptarte: ¡A ti toda gloria y alabanza!
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, tú tendrás misericordia con los débiles y salvarás las vidas de los pobres: ¡A ti toda gloria y alabanza!
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, que tu juicio sobre nosotros sea un juicio de misericordia y amor, pues humildemente reconocemos nuestras limitaciones y nuestra pobreza.
Llévanos a la vida eterna. R/ Amén.
Oración Colecta
Oremos a Dios nuestro Padre
para que Cristo llegue a ser la luz de todos.
(Pausa)
Oh Dios de todas las naciones, pueblos y culturas,
éste es el día que tú has hecho radiante y luminoso
con tu luz y tu amor, con destino para todos.
Guíanos en los nuevos caminos de tu Hijo.
Que tu luz bondadosa brille en todas partes, para que todos los pueblos te alaben en su propio lenguaje, conforme a su cultura, y enriquezcan a tu Iglesia
con sus propios y peculiares dones.
Te lo pedimos en nombre de Jesús,
Señor y Salvador todos
por los siglos de los siglos.
Primera Lectura (Is 60,1-6): El Pueblo de Dios, una Luz para Todos
En una visión, el profeta Isaías ve un inmenso número de pueblos, acudiendo en tropel desde cualquier parte del mundo hacia la luz de Dios.
Segunda Lectura (Ef 3,2-3ª.5-6): Todas las Naciones, Llamadas en Cristo.
Jesucristo vino para unir a todos: Todos los pueblos, sin discriminación alguna, están llamados a unirse al pueblo de Dios.
Evangelio (Mt 2,1-12): “Seguimos su Estrella”
Los judíos que están familiarizados con las promesas de Dios no siguen a Jesús; los poderosos de Palestina le temen. Pero los que vienen de lejos buscando al Salvador, le encuentran y le reconocen. Dios acepta a todos con sus propios talentos y potencialidades.
Oración de los Fieles
En este día en que pueblos lejanos vinieron a adorar a Jesús el Señor, que nuestra oración sea tan amplia como el mundo entero. Digamos al Padre: R/ Que la luz de Cristo ilumine a todos los pueblos.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios y Padre nuestro:
No tenemos oro para ofrecerte,
sino meramente la mirra pobre de nuestros corazones
y el incienso de nuestra acción de gracias y alabanza.
Llénanos con la presencia de Jesús,
y que él sea la luz que guíe
nuestros pasos vacilantes.
Y que nosotros, por nuestra parte,
seamos humildes luces, también,
que muestran a todos los que las vean
el camino hacia la luz del mundo,
Jesucristo nuestro Señor.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Hoy Cristo se nos revela como la luz que ilumina y da sentido a nuestras vidas, y como la estrella de salvación para todos los pueblos. Demos gracias al Padre unidos a Jesús, y roguemos para que un día todos puedan sentarse a la mesa eucarística del Señor.
Invitación al Padre Nuestro
Jesús vino para reunirnos a todos
como hijos de un solo Padre.
Con las mismas palabras de nuestro Señor
rogamos ahora a nuestro Padre en el cielo:
R/ Padre nuestro…
Oración por la Paz
Señor, Jesucristo,
que la estrella de tu paz
aparezca hoy sobre el cuerpo de tu Iglesia,
sobre todos los que creemos en ti
y sobre todos los que, aun sin conocerte todavía,
te buscan con sincero corazón.
Que con tu luz aprendamos
a amarnos y a servirnos unos a otros
y a compartir la alegría de tu paz,
deseosos todos de acogerla en nuestro corazón,
ahora y por los siglos de los siglos.
Invitación a la Comunión
Éste es Jesús, el Hijo de Dios,
y la estrella que guía nuestras vidas.
Dichosos nosotros,
llamados a participar
en este banquete de salvación
y a irradiar su luz a nuestros hermanos.
R/ Señor, no soy dignos…
Oración después de la Comunión
Señor Dios, Padre nuestro:
Tú nos has mostrado a tu Hijo hoy
en la Palabra que él nos dirigió
y en el pan de vida, la eucaristía,
por el que se entregó a sí mismo a nosotros.
Que su luz brille sobre nosotros
y que nuestra esperanza y alegría reflejen esta luz,
para que nuestras comunidades y todos nosotros
mostremos su bondad y su paz
para que todos las puedan ver y acoger.
Te lo pedimos por medio de quien es para nosotros
la luz de nuestras vidas,
Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Hemos celebrado juntos el hecho de que Jesucristo vino no solamente para cristianos, sino para ser conocido por cada persona, cada país, cada cultura en la tierra. Porque él es el Salvador de todos. Que ojalá lleguemos a conocerle más profundamente y así darle a conocer a otros, especialmente por la forma como vivimos su evangelio.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.
Podemos ir en la paz de Cristo y caminar en su luz.
Jesús: Luz Que se Revela a las Naciones
Saludo
Que la estrella de Jesús nuestro Señor
resplandezca sobre ustedes
y sobre todas las naciones de la tierra.
Que vivan ustedes en su luz
y que el Señor esté siempre con ustedes.
Introducción por el Celebrante
La celebración de Epifanía, que significa “manifestación”, es para nosotros como una segunda Navidad. Es en realidad, la Navidad de las Iglesias Orientales. Esta fiesta proclama que Jesús Niño pertenece y se entrega al mundo entero como su Salvador. Con los Magos, el mundo entero trae a Jesús su variedad de dones: sus culturas, sus muchas peculiaridades, sus diferentes identidades. Y nosotros aquí y ahora, al igual que las gentes de otras naciones, le traemos el don de nosotros mismos: nuestra fe, nuestro propósito de fidelidad, nuestro amor, al encontrarnos con él en la oración y en los hermanos, especialmente en los más pobres.
Acto Penitencial
Una de las ofrendas que presentamos a Jesús hoy es el dolor y arrepentimiento por los pecados que hemos cometido. Pidámosle al Señor que nos perdone.
(Pausa)
Señor Jesús, tú irradias tu luz a todas las naciones de la tierra:¡A ti toda gloria y alabanza!
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús, tú ofreces justicia y paz a todos los que están dispuestos a aceptarte: ¡A ti toda gloria y alabanza!
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, tú tendrás misericordia con los débiles y salvarás las vidas de los pobres: ¡A ti toda gloria y alabanza!
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, que tu juicio sobre nosotros sea un juicio de misericordia y amor, pues humildemente reconocemos nuestras limitaciones y nuestra pobreza.
Llévanos a la vida eterna. R/ Amén.
Oración Colecta
Oremos a Dios nuestro Padre
para que Cristo llegue a ser la luz de todos.
(Pausa)
Oh Dios de todas las naciones, pueblos y culturas,
éste es el día que tú has hecho radiante y luminoso
con tu luz y tu amor, con destino para todos.
Guíanos en los nuevos caminos de tu Hijo.
Que tu luz bondadosa brille en todas partes, para que todos los pueblos te alaben en su propio lenguaje, conforme a su cultura, y enriquezcan a tu Iglesia
con sus propios y peculiares dones.
Te lo pedimos en nombre de Jesús,
Señor y Salvador todos
por los siglos de los siglos.
Primera Lectura (Is 60,1-6): El Pueblo de Dios, una Luz para Todos
En una visión, el profeta Isaías ve un inmenso número de pueblos, acudiendo en tropel desde cualquier parte del mundo hacia la luz de Dios.
Segunda Lectura (Ef 3,2-3ª.5-6): Todas las Naciones, Llamadas en Cristo.
Jesucristo vino para unir a todos: Todos los pueblos, sin discriminación alguna, están llamados a unirse al pueblo de Dios.
Evangelio (Mt 2,1-12): “Seguimos su Estrella”
Los judíos que están familiarizados con las promesas de Dios no siguen a Jesús; los poderosos de Palestina le temen. Pero los que vienen de lejos buscando al Salvador, le encuentran y le reconocen. Dios acepta a todos con sus propios talentos y potencialidades.
Oración de los Fieles
En este día en que pueblos lejanos vinieron a adorar a Jesús el Señor, que nuestra oración sea tan amplia como el mundo entero. Digamos al Padre: R/ Que la luz de Cristo ilumine a todos los pueblos.
- Para que la luz de Cristo ilumine a todas las naciones, y para que la Iglesia las acoja con la diversidad de sus culturas, roguemos al señor. R/ Que la luz de Cristo ilumine a todos los pueblos.
- Para que en nuestros días florezca la justicia, y la paz se establezca en todo el mundo, roguemos al Señor. R/ Que la luz de Cristo ilumine a todos los pueblos.
- Para que nosotros, como pueblo de Dios, oigamos a los pobres cuando lloran, tengamos compasión de los débiles y abramos nuestro corazón y nuestras manos a los necesitados y desposeídos, roguemos al Señor. R/ Que la luz de Cristo ilumine a todos los pueblos.
- Para que los que persiguen al Señor en los que intentan seguirle como discípulos vean su luz y lleguen a convertirse, roguemos al Señor. R/ Que la luz de Cristo ilumine a todos los pueblos.
- Para que todos los que buscan una estrella que les guíe en su vida descubran la bondad y la presencia cercana del Señor en personas llenas de fe y amor, que reflejen la luz de Cristo, roguemos al Señor. R/ Que la luz de Cristo ilumine a todos los pueblos.
- Para que en nuestras comunidades cristianas aprendamos, como los Magos, a compartir con los hermanos no solo los tesoros de nuestros bienes, sino también nuestros corazones, roguemos al Señor. R/ Que la luz de Cristo ilumine a todos los pueblos.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios y Padre nuestro:
No tenemos oro para ofrecerte,
sino meramente la mirra pobre de nuestros corazones
y el incienso de nuestra acción de gracias y alabanza.
Llénanos con la presencia de Jesús,
y que él sea la luz que guíe
nuestros pasos vacilantes.
Y que nosotros, por nuestra parte,
seamos humildes luces, también,
que muestran a todos los que las vean
el camino hacia la luz del mundo,
Jesucristo nuestro Señor.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Hoy Cristo se nos revela como la luz que ilumina y da sentido a nuestras vidas, y como la estrella de salvación para todos los pueblos. Demos gracias al Padre unidos a Jesús, y roguemos para que un día todos puedan sentarse a la mesa eucarística del Señor.
Invitación al Padre Nuestro
Jesús vino para reunirnos a todos
como hijos de un solo Padre.
Con las mismas palabras de nuestro Señor
rogamos ahora a nuestro Padre en el cielo:
R/ Padre nuestro…
Oración por la Paz
Señor, Jesucristo,
que la estrella de tu paz
aparezca hoy sobre el cuerpo de tu Iglesia,
sobre todos los que creemos en ti
y sobre todos los que, aun sin conocerte todavía,
te buscan con sincero corazón.
Que con tu luz aprendamos
a amarnos y a servirnos unos a otros
y a compartir la alegría de tu paz,
deseosos todos de acogerla en nuestro corazón,
ahora y por los siglos de los siglos.
Invitación a la Comunión
Éste es Jesús, el Hijo de Dios,
y la estrella que guía nuestras vidas.
Dichosos nosotros,
llamados a participar
en este banquete de salvación
y a irradiar su luz a nuestros hermanos.
R/ Señor, no soy dignos…
Oración después de la Comunión
Señor Dios, Padre nuestro:
Tú nos has mostrado a tu Hijo hoy
en la Palabra que él nos dirigió
y en el pan de vida, la eucaristía,
por el que se entregó a sí mismo a nosotros.
Que su luz brille sobre nosotros
y que nuestra esperanza y alegría reflejen esta luz,
para que nuestras comunidades y todos nosotros
mostremos su bondad y su paz
para que todos las puedan ver y acoger.
Te lo pedimos por medio de quien es para nosotros
la luz de nuestras vidas,
Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Hemos celebrado juntos el hecho de que Jesucristo vino no solamente para cristianos, sino para ser conocido por cada persona, cada país, cada cultura en la tierra. Porque él es el Salvador de todos. Que ojalá lleguemos a conocerle más profundamente y así darle a conocer a otros, especialmente por la forma como vivimos su evangelio.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.
Podemos ir en la paz de Cristo y caminar en su luz.
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