22 diciembre 2014

Guión Litúrgico (2). Misa del Gallo

SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
MISA DE LA NOCHE

Un hijo se nos ha dado

Lectura del libro de Isaías
9, 1-6
El pueblo que caminaba en las tinieblas
ha visto una gran luz;
sobre los que habitaban en el país de la oscuridad
ha brillado una luz.
Tú has multiplicado la alegría,
has acrecentado el gozo;
ellos se regocijan en tu presencia,
como se goza en la cosecha,
como cuando reina la alegría
por el reparto del botín.


Porque el yugo que pesaba sobre él,
la barra sobre su espalda
y el palo de su carcelero,
todo eso lo has destrozado como en el día de Madián.
Porque las botas usadas en la refriega
y las túnicas manchadas de sangre,
serán presa de las llamas,
pasto del fuego.

Porque un niño nos ha nacido,
un hijo nos ha sido dado.
La soberanía reposa sobre sus hombros
y se le da por nombre:
«Consejero maravilloso, Dios fuerte,
Padre para siempre, Príncipe de la paz».
Su soberanía será grande,
y habrá una paz sin fin
para el trono de David
y para su reino;
él lo establecerá y lo sostendrá
por el derecho y la justicia,
desde ahora y para siempre.

El celo del Señor de los ejércitos hará todo esto.

Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL                                                   95, 1-3. 11-13

R.        Hoy nos ha nacido un Salvador:
   el Mesías, el Señor.

Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre. R.

Día tras día, proclamen su victoria,
anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos. R.

Alégrese el cielo y exulte la tierra,
resuene el mar y todo lo que hay en él;
regocíjese el campo con todos sus frutos,
griten de gozo los árboles del bosque. R.

Griten de gozo delante del Señor,
Porque Él viene a gobernar la tierra:
El gobernará al mundo con Justicia,
y a los pueblos con su verdad. R.


La gracia de Dios se ha manifestado para todos los hombres

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a Tito
2, 11-14

La gracia de Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha manifestado. Ella nos enseña a rechazar la impiedad y los deseos mundanos, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad, mientras aguardamos la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesús. Él se entregó por nosotros, a fin de libramos de toda iniquidad, purificamos y crear para sí un Pueblo elegido y lleno de celo en la práctica del bien.

Palabra de Dios.



EVANGELIO

Hoy les ha nacido un Salvador

a     Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Lucas
2, 1-14

Apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.
José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque donde se alojaban no había lugar para ellos.. ,
En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel les dijo: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:

«¡Gloria a Dios en las alturas,
y en la tierra paz a los hombres amados por Él!»

Palabra del Señor. 

Reflexión
  
¡UN NIÑO NOS HA NACIDO!
1.- ¡Un niño nos ha nacido! Ya no hay tinieblas, ni sombras. El profeta Isaías nos anuncia la Buena Noticia. Nosotros, el pueblo de Dios, hemos recibido una gran luz. El gozo y la alegría se acrecientan. ¡Un niño nos ha nacido! Y trae consigo la paz sin límites, la justicia y el derecho.
2.- ¡Un niño nos ha nacido! Cantad al Señor. ¡Hoy nos ha nacido un salvador: el Mesías, el Señor! Lo repetimos en el Salmo. Cantad, cantad, cantad al Señor, proclamad su victoria, contad su gloria y sus maravillas. Alegría, gozo, justicia y fidelidad. Eso nos trae el niño entre sus brazos.
3.- ¡Un niño nos ha nacido! Es la gran noticia de esta noche, de este amanecer. Amanece el domingo, el día de la Pascua. El resucitado viene a nacer entre nosotros. Es mañana de domingo, mañana de resurrección, mañana de Navidad. En el final de nuestra historia, Dios se ha hecho hombre, se ha hecho Palabra de Dios. Dios nos ha dado su Palabra para siempre. Dios “nos ha hablado por su hijo”, por Jesús, por ese niño, “envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. Es una palabra de amor, es una palabra poderosa, que sostiene el universo, que sostiene nuestras vidas. Es una palabra en la que nos podemos apoyar, sobre la que podemos construir nuestra vida. Dios Padre ha enviado a su Hijo para que todo el que crea en Él tenga la Vida eterna.
3.- ¡Un niño nos ha nacido! Del seno de María, su madre que, con su “hágase”, dio inicio al plan salvador de Dios. Ella, camino de Belén, para censarse, con su esposo San José, dio a luz al Salvador y “lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada”. ¡Un niño nos ha nacido! Y ha nacido como ha podido, porque Dios no tiene sitio para nacer entre lujos y riquezas, son los pobres los que le hacen hueco. Dios nace en un pesebre y le acogen y le reciben los más pobres, los pastores. Ellos son los primeros que le dan cariño y calor. Por eso Jesús siempre estará a gusto entre la gente sencilla, entre los últimos. Por eso Dios viene a “anunciar la Buena Noticia a los pobres”.
4.- ¡Un niño nos ha nacido! En la ciudad de David, en Belén. “Os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. Damos gloria a Dios porque ha estado grande con nosotros. “No temáis –nos dice el ángel–, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo”. Ese pueblo “que caminaba en tinieblas, vio una luz grande”. Es una luz para caminar por sendas nuevas, para no cometer los mismos errores, para no volver a los caminos equivocados que nos han llevado a la crisis en la que vivimos. ¡Un niño nos ha nacido! Nos trae luz, paz, alegría, gozo… para todas nuestras familias. ¡Que sea Navidad en todas las casas! Que podamos llevar esta Buena Noticia a todos los hogares, también a aquellos donde hay “tinieblas” y “sombras”.
5.- ¡Un niño nos ha nacido! Los pastores hacen correr la noticia. ¡Vayamos a Belén! ¡Venid a adorarle! Postrémonos ante Él, presentémosle nuestra vida. Aquí estamos, Señor, venimos a adorarte, como hacemos cada domingo en la Eucaristía, porque Navidad es reconocer que Tú estás en medio de nosotros, que nos quieres, nos cuidas y nos acompañas cada día. Danos fuerza para llevar esta Buena Noticia a todas las casas, a todas las familias, a todas las personas. ¡UN NIÑO NOS HA NACIDO! ¡FELIZ NAVIDAD!

Pedro Juan Díaz
www.betania.es

EN TIEMPO DE RECORTES, ¿POR QUÉ NO QUITAMOS AL NIÑO DEL PORTAL?
1. Vino a su casa y los suyos no lo recibieron. Nos hemos pasado unos cuantos días pensando, en bromas, si quitábamos del Portal al buey y a la mula. Al final, hemos pensado que mejor dejarlos, ya que la presencia del buey y la mula en el Belén no nos va a complicar nuestro ordinario y rutinario vivir. Pero, ¿y el Niño? Sí, el Niño, el Niño Dios naciendo en un establo sí nos puede hacer pensar demasiado y, a lo peor, hasta nos puede hacer dudar de nuestro actual modo de vivir la Navidad. Muchos de nosotros, en este tiempo de crisis y recortes, nos disponemos a vivir la Navidad tan ricamente, preparando cenas de marisco y reuniones con champanes, turrones, excelentes embutidos y buenos vinos espumosos. Y después nos vamos a adorar tan ricamente al Dios Niño nacido tan pobremente en un humilde y destartalado portal. Y ¿si quitáramos al Niño del Portal?
2. - Sí, yo creo, muy en serio, que Jesús de Nazaret no estaría muy de acuerdo con nuestra forma occidental de celebrar la Navidad. Incluso, me atrevo a pensar que, si le invitáramos a sentarse en la mesa de una de nuestras cenas navideñas iba a poner bastantes reparos. Sí, ya sé que comió en alguna ocasión con fariseos y pecadores ricos, pero, si leemos con atención los evangelios, fácilmente nos damos cuenta que, cuando Jesús comía con pecadores o fariseos ricos, lo hacía con la única intención de convertirles; para que abandonaran su anterior modo de vivir. ¿Es esa la intención que preside nuestras cenas navideñas? Cuando después de nuestra cena de mariscos nos vamos a ver y adorar al Niño del Portal, ¿lo hacemos con la clara intención de convertirnos? Es decir, ¿tenemos el propósito de hacer unas cenas navideñas menos opulentas y meter en el buzón de Cáritas el dinero que nos hemos ahorrado con este nuestro sobrio modo de celebrar la Navidad? En fin, que puestos a meditar, la pregunta radical que deberíamos hacernos los cristianos es esta: la celebración tan rica y opulenta que hacemos los cristianos de nuestra cena de Navidad, ¿es realmente una celebración cristiana? Porque, si en nuestras celebraciones navideñas predomina la opulencia y el despilfarro, hacemos un claro desprecio al Cristo pobre y necesitado al que tan devotamente vamos a adorar en el Portal de Belén.
3.- La sociedad actual ya ha quitado, espiritualmente, al Niño del Portal. Hoy son mayoría las familias para las que la Navidad es simplemente una fiesta social y familiar, sin una referencia clara y declarada al misterio religioso. Es decir, que a la celebración navideña, tal como se hace hoy, mayoritariamente, en nuestra sociedad occidental, le sobra el Niño. Nuestra obligación de cristianos es restituir a la Navidad cristiana el sentido religioso que la Navidad debe tener. Aunque para eso tengamos que cambiar algunos de los modos y usos que han venido siendo tan tradicionales entre nosotros. Para nosotros, los cristianos, lo más importante del Portal es, evidentemente, el Niño, un Niño pobre y lleno de amor que nos está invitando a todos nosotros a compartir nuestro amor con las personas más pobres y necesitadas.

Gabriel González del Estal
www.betania.es

VIENE, Y A NUESTRO ENCUENTRO
Es el tren quien viene a recogernos y, no nosotros, quienes vamos a por él. Así ocurre en esta noche: ¡ES DIOS QUIEN TOMA LA INICIATIVA, SE DETIENE EN LA ESTACIÓN DE NUESTRA HUMANIDAD PARA INYECTARNOS DIVINIDAD!
1. En estas horas de la noche, no nace un gran filósofo, historiador, líder o científico; en estos instantes de gran emoción para los creyentes, no se acerca al mundo un poderoso hidalgo ni rey de tierras o feudos.
-Quien nace y se revela es el AMOR que se hace hombre
-El amor con la pancarta de la humildad
-La ternura con el reflejo y la impronta magnífica de Dios.
¿Qué tenemos de bueno para que, el Señor, se aproxime de estas maneras hasta nosotros? ¿Qué pretende Dios con este descenso tan vertiginoso, humano y divino a la vez?¿Por qué quiere encontrarse con un mundo que, constantemente, presume des-encontrarse con todo lo que huela a cielo?
El Nacimiento de Cristo nos trae en esta noche muchas vivencias y otras tantas sensaciones personales y comunitarias: si Dios se hace hombre, es porque el día a día del ser humano, está abocado y llamado a Dios.
Si Dios, viene hasta nosotros (Niño, pequeño, infante, débil) es para que comprendamos que, en la pequeñez, está la autopista y la puerta para llegar y encontrarse con El.
¡Que gran regalo y qué gran sacramento! ¡Dios en un pesebre! Y, en ese pesebre, en esta noche santa, se iluminan las cavernas más oscuras de la humanidad. En ese establo, el hombre aprende la lección más magistral bajada desde el cielo: el AMOR de un Dios.
Hoy, con el Nacimiento del Señor, Dios no nos da ninguna fórmula mágica para ser felices. En cada uno de nosotros, en los que estamos aquí y ahora, esta la decisión de aceptarle o rechazarle; de adorarle o de buscarnos a nosotros mismos. De llevarle la ofrenda de nuestra existencia o de negarle hasta el más insignificante detalle.
Si, amigos. La Navidad es el gran regalo de Dios a la humanidad. Una humanidad, que en números, acontecimientos,  y en formas, está condicionada por la violencia, el desasosiego, la intranquilidad, la pobreza, la injusticia (pongamos todo lo que queramos). ¡Cómo no agradecer a Dios que, a través de Jesús, contemple en primera línea nuestros sufrimientos y éxitos, nuestras fatigas y nuestras penas, nuestras caídas o nuestras alzadas! Otro gallo cantaría en nuestra sociedad si escuchásemos el rumor de Dios y no los altavoces de los que intentan un mundo a su manera.
2. Hoy, damos gracias a Dios. Los ojos de Jesús, serán los ojos de Dios en la tierra. Los brazos de un Niño, serán los brazos del amor de Dios en el mundo. Los pies de un Infante, serán pies de Dios que nos acompañen en nuestro caminar. El corazón de Cristo, será el latir del mismo Dios en medio de un mundo, que en cuestiones de fe y de amor a Dios, se encuentra con un constipado demasiado severo y prolongado.
¡Bendita sea esta noche! ¡Noche santa y dichosa!
Que Jesús, en estas primeras horas de su presencia en medio de nosotros, nos lleve al descubrimiento de la belleza de Dios.
Que Jesús, en los brazos de María y bajo la mirada serena de José, nos haga renacer en nuestra fe. ¡Cómo no conmovernos ante este Misterio! ¿Cómo no intentar de nuevo ser portadores de verdad, de bondad, de solidaridad y de perdón, cuando vemos todo ello desbordado y desbordando sobre cuatro tablas cruzadas en un pesebre?
¡Feliz noche, Señor! ¡Bienvenido a esta tierra! Te adoramos y te bendecimos. Te amamos y creemos profundamente en Ti. Tú eres el Hijo de Dios. Que seas la salvación que el mundo espera y necesita. 

Javier Leoz

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