Vínculo de
permanencia indefinida
“Recordar mi
aflicción y mi amargura es ajenjo y veneno./ Constantemente lo recuerdo y me
encuentro abatido./ Pero hay algo que traigo a la memoria, y me da esperanza:/
el amor del Señor no se acaba, ni se agota su compasión./ Cada mañana se
renueva; ¡qué grande es tu fidelidad!/ Me digo: <>.” (Lamentaciones 3, 19-24)
Si
hemos sido creados
a
su imagen y semejanza
¿por
qué nos falta
ese
caudal inagotable
que
se extiende sin ocaso?
De
mis recuerdos tiran y aflojan
estos
dos caballos nerviosos,
protagonistas
impetuosos:
la
fidelidad y su contrario desbocados;
Su
amor inagotable
Parece
para nosotros quimera,
locura
caducada en esta tierra,
esperanza
pendiente de un hilo inabarcable
en
constante tensión dialéctica;
es
como llegar al orgasmo disfrutando
con
amor desde el inicio hasta su final
o
multitud de relaciones sexuales esporádicas
que
ya en su origen no colman;
de
este “lote”
no
quiero alejarme
aunque
piense que cada vez estoy más lejos;
a
pesar de que por instantes imborrables
sienta
esa permanencia en todo lo que sueño
con
los ojos abiertos;
agotado,
descanso en su vitalidad
sedienta
de sed saciada,
cosidas
o hilvanadas
mis
heridas con su paciencia
callada
y abundante.
(Antonio
Martínez. En mi memoria esta experiencia para regresar siempre a ella)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario