“Escucha la llamada,/
únete al grito de los cansados,/ la vida fue un ensayo hasta ahora,/ sal a la
calle, salta las olas,/ brilla en la tarde tu luz de aurora./ Que el miedo
cambie de bando,/ que el precariado se haga visible,/ que no se olviden de tu alegría./ Que la
tristeza si es compartida/ se vuelve rabia que cambia vidas.” (Ismael Serrano)
Cuando
el cansancio
agota
las horas
y
enmudece el silencio,
no
cortes el llanto ni el grito,
no
enturbies las emociones claras,
no
busques atajos en estos caminos,
no
encuentres la dicha en inventados paraísos,
no
pintes de “algo” la rabiosa amenaza de la nada.
Escucha
su llamada
exhausto,
sediento,
aburrido
del trayecto,
siente
en esta composición de despojos la necesidad de arañar
una
nueva melodía compartida,
un
recomenzar de nuevo lo viejo,
un
tararear perdones nuevos,
ilusiones
agazapadas en mi fragilidad.
Que
esta tristeza se torne rabia,
que
la esperanza recobre tierra,
que
aprenda a cicatrizar heridas,
que
desate los nudos a los que atarme.
(Antonio
Martínez. En esta etapa de cansancio y preocupación)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario