EN EL CURSO DE LOS TIEMPOS
CÉSAR ROLLÁN, eclesalia@eclesalia.net
MADRID.
ECLESALIA, 31/07/14.- A cada uno, cada una, le TOCA vivir en un tiempo y en un lugar determinado. Resulta obvio, pero pocas veces nos paramos a pensar qué pasa con lo que nos está pasando ahora, en este lugar. Solemos reflexionar más sobre lo que sucede fuera, más o menos lejos, más o menos cerca, porque nos salva la distancia. Sin embargo, yo en el aquí y en el ahora soy lo más importante que tengo, sin lo que ninguna otra realidad sería posible.
En estas latitudes acostumbramos a medir los años más por cursos que por años. Hoy, se podría decir, terminamos el año de nuestra Eclesalia. Para nosotros ha sido un CURSO INTENSO, repleto de aconteceres que nos han llenado de experiencia. Nuestra vida familiar está colmada de momentos preciosos, todos, a pesar de que algunos nos parezcan, en su momento, desagradables, pues todos son vida, la vida en abundancia de la que hablaba Jesús en el evangelio de Juan.
De todo lo que nos ha pasado quiero fijarme en dos historias que han recorrido buena PARTE del curso escolar y que, precisamente, tienen que ver con la educación. Quiero pensar a vuela pluma, “qué pasa con lo que está pasando” para contar que hay cosas que no deberían pasar.
En este mismo sitio se comentó el conflicto laboral que me tocó vivir a principios de curso (ECLESALIA, 26/11/13). Los juzgados emplazaron la resolución de la reclamación de los despidos HASTA hace unos días y no ha sido hasta entonces que la empresa ha reconocido que actuó de forma ilegal. ¿Dónde está la justicia? El tiempo ha diluido la gravedad de la injusticia cometida y cuando se ha querido resolver ya nada se podía arreglar, ni las clases que se dejaron de dar, ni las familias de las tutorías que se dejaron de acompañar, ni el equipo docente que se dejó de formar. El tiempo pasa y pasa desde que suceden los hechos hasta que se juzgan; desconozco la maquinaria de la Justicia española, pero sé que nos ha tocado vivir su injusticia en primera persona.
También apareció en estas páginas la Escuela Infantil “La Caracola” (ECLESALIA, 10/01/13). Es una escuela pública de nuestro barrio que, como otras en Madrid, está gestionada, desde hace más de 20 años, por una cooperativa, gracias a que su proyecto educativo es excelente. Pero ESTA vez, para renovar su concesión del curso próximo, la Administración ha optado por dar prioridad a las iniciativas más baratas. Se han presentado a concurso como en otras ocasiones rebajando sus sueldos pero apostando por mantener la calidad. A estas alturas de julio debían de haberles notificado ya si se quedan o se tienen que marchar a pesar de haber sacado la mayor puntuación en el proyecto educativo que han vuelto a presentar. ¿Dónde está la justicia? No hay derecho a que les quieran quitar de en medio siendo la mejor opción educativa, ni a dilatar la espera de la resolución hasta mediados de agosto, por eso estamos haciendo todo lo posible para defenderla antes de que se pueda cometer una injusticia.
“Pocas veces nos paramos a pensar qué pasa con lo que nos está pasando ahora”. Estas son solo dos historias de las muchas que nos han pasado. Las dos nos han tocado muy de cerca y en ambas hemos visto el sufrimiento de personas que no deberían más que alegrarse de lo bien que trabajan por la comunidad. El proyecto humanizador de Jesús (como bien dice José Antonio Pagola) es una realidad si lo construimos en el tiempo y lugar en los que nos toca vivir. En el fondo, la injusticia que se comete lejos de nosotros, aquella que llega incluso a la muerte, es la misma que la que arremete cerca. Podemos cambiar el mundo si empezamos también por lo que nos toca vivir. Podemos, ¡claro que podemos! Creo firmemente que la “vida en abundancia” que trae Jesús es para todo el mundo.
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
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