24 junio 2014

Moniciones para el Domingo día 29 de junio

MONICIÓN DE ENTRADA

Hermanos y hermanas recibir nuestra más cordial bienvenida a la Eucaristía. En este domingo del  29 de junio, festividad de San Pedro y de San Pablo –y en su correspondiente sábado de vísperas-- celebramos litúrgicamente la Solemnidad de los dos Apóstoles, en lugar del formulario del Domingo XIII del Tiempo Ordinario. Hace ahora seis años, el antecesor de Francisco, el Papa Benedicto, decidió dar prelación a la fiesta de los dos grandes santos sobre el domingo como pórtico del aquel Año Paulino que tuvo lugar desde el 29 de junio de 2008 hasta la misma fecha de 2009. Hoy la tradición continúa y festejamos con fe y alegría a esos dos grandes santos de la Iglesia de Dios.


MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- En el fragmento del Libro de los Hechos de los Apóstoles que escucharemos a continuación se nos narra como Pedro es salvado de la prisión de Herodes por medio de un ángel. Mientras tanto la Iglesia “oraba insistentemente” a Dios para obtener su liberación. La Iglesia sigue orando por el Pontífice de Roma para que Dios le ayude en su misión.

S.- El Salmo 33 es uno de los más hermosos del Salterio. Recomienda a los que sufren de angustia –y hoy eso es frecuente—que le pidan a Dios que les borre su sufrimiento. El salmista reconoce que tras implorar la ayuda divina, el Señor le libró de todas sus ansias.

2.- Un fragmento de la Carta a Timoteo es nuestra segunda lectura de hoy. San Pablo escribe a Timoteo su testamento espiritual. El mismo apóstol dice que está a punto de ser sacrificado y que espera la salvación de Dios.

3.- En el relato del Evangelio de San Mateo vamos a asistir, por parte de Jesús, a la elección y consagración del primer Papa de la Iglesia, del Apóstol Pedro. Y le confiere además todo el poder decisión en el cielo y en la tierra: las llaves del Reino de los Cielos.

Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

Mas vibrante que nunca la oración de esta semana del padre Leoz, para estos momentos finales de nuestra eucaristía.



COMO PEDRO, COMO PABLO

Como  Pedro

confieso tu nombre, Señor

Como  Pablo

confío y me fío de Ti, Señor

Como  Pedro

te negaré y necesitaré de tu  perdón

Como  Pablo

caeré de mi orgullo y de mi  soberbia

Como  Pedro

sentiré hundirme en las  aguas del miedo

Como  Pablo

diré que “el amor nunca  pasa”

Como  Pedro

sabré que mi oro vale poco o  nada

pero te daré lo que tengo

Como  Pablo

haré de mi vida una gran  aventura

¡Gracias, Señor!

¡Gracias por estas dos  piedras!

¡Gracias por estas dos  columnas!

¡Gracias por estas dos  personas!

¡Gracias por ser como  fueron!

¡Gracias por lo que nos  dejaron!

¡Gracias por sus vidas!

¡Gracias por su ejemplo!

¡Gracias por su testimonio!

Amén

Exhortación de despedida

Pedro y Pablo fueron dos grandes pilares en el crecimiento primero de nuestra Iglesia. Meditemos hoy sobre sus vidas y sobre sus escritos. Ellos nos pueden ayudar a partir de ahora a mejorar nuestra fe.

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