15 mayo 2014

Reflexión: Amor

LECTURA DEL DÍA
Después de haber lavado los pies a los discípulos, Jesús les dijo: 
"Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía. 
Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican. 
No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: El que comparte mi pan se volvió contra mí. 
Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy. 
Les aseguro que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió".
Juan 13, 16-20


REFLEXIÓN
Se ha despojado, haciéndose imagen misma del Siervo. Se ha abajado y, en su obediencia, ha ido hasta la muerte. Al pasar por la muerte, Jesús pasa por la condición de esclavo. Abraza el más humilde de los servicios y ama a los suyos hasta el extremo.
«Si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros. Sabiendo esto, ¡dichosos vosotros si lo cumplís». El paso esencial es el del amor. Cuando se arrodilla a los pies de sus discípulos, ya ha entrado Jesús en agonía. El Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir. «La medida del amor es el amor sin medida» (San Bernardo).
El que, siquiera por un instante, se ha percatado de la pasión que Dios siente por él, no puede dejar de sentir asombro el resto de su vida: «¿Quién es Dios, pues?». Y es que Dios ha amado al mundo sin medida.
Vivir la lógica de la resurrección es dejarse prender en el juego del amor y en su dinámica. El cristiano no es un héroe, un prodigio de virtud. El amor en él está tan maltrecho como en los demás, tan a menudo empequeñecido y alicorto, hasta el punto de no ser a veces más que una caricatura. Pero el discípulo de Jesús conoce el poder de la gracia, y en sus intentos de amar se alza ya la victoria del Amor. ¡El amor es una apuesta, una fe, un compromiso de vivir como Dios, sin otra seguridad que el Espíritu de Dios!
El Siervo de Dios llegó hasta el final de su vida entregada, e invita a seguirle. La ley de la resurrección no es otra cosa que el inaccesible «como»: «¡Amaos como yo os he amado!» ¡Dichosos si ponéis esto en práctica! Sí, ¡dichosos los que se atreven a soñar que un día su amor será como el de Dios! Dichosos los que están dispuestos a pagar un gran precio para que su sueño tome cuerpo en la vida de los hombres (Card. Suenens).
ORACIÓN
Amor por encima de toda medida,
Dios desbordante de amor,
Dios que das sin cálculo alguno:
llénanos de tu Espíritu,
y naceremos a la vida filial
que tú prometes para la eternidad.
Tú que lavaste los pies a tus discípulos
y les revelaste los secretos del Reino,
concédenos, Señor Jesús,
cumplir en todas las cosas
la ley del servicio y de la humildad,
a fin de que podamos ser contados
entre tus amigos.

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