24 diciembre 2013

Comentario al Evangelio de hoy, 24 diciembre

La Visita de la entrañable misericordia
Esta noche celebramos la Natividad del Señor. Una cierta impaciencia se apodera ya de nosotros. Pero, antes, la liturgia nos vuelve la mirada hacia el anciano sacerdote Zacarías. Él tuvo su peculiar navidad. El demonio mudo que lo habitaba fue superado por el Espíritu Santo que se apoderó de él. Escuchemos el relato evangélico.
Cada persona tiene su gran oportunidad en la vida. Es como un tiempo adecuado para nacer de nuevo. Eso le sucedió al viejo e incrédulo sacerdote Zacarías, padre de Juan el Bautista. Él se había acostumbrado a su actividad religiosa y a la soledad de una pareja sin familia. Recibió la visita de Dios y al principio le retiró totalmente su confianza. Hoy nos muestra el Evangelio cómo al fin se abrió a la gracia. Y esa fue su oportunidad para nacer de nuevo. El Espíritu Santo se apoderó de él, como antes se había apoderado de las dos mujeres que había en su casa: María e Isabel. También él comenzó a profetizar, habiendo recuperado antes la palabra.
El himno que proclamó la Iglesia lo ha recitado siglo tras siglo. Hoy lo decimos todos los días en la liturgia de los Laudes.
El himno canta, ante todo, la Visita liberadora de Dios . Reconoce Zacarías que el pueblo, su pueblo, ha estado sometido a miedos, horrores, esclavitudes y odios por parte de sus enemigos. Pinta el pasado del pueblo como un vivir en sombras de muerte. Sin embargo, Dios, movido por su entrañable misericordia, ha visitado a su Pueblo y lo ha liberado. Se ha acordado de su alianza, ha sido fiel a sus promesas, ha cumplido sus predicciones. Abraham no se sentiría defraudado de la lealtad de Dios.
¿Y qué está haciendo Dios con su pueblo? En primer lugar ha enviado un niño que será llamado profeta del Altísimo, que irá delante para preparar los caminos y anunciará la salvación y el perdón. Ese niño es precisamente su hijo Juan. Y, después del profeta vendrá la salvación que libra de los enemigos, que realiza la misericordia y hace posible el servicio en santidad y justicia. Tendrá lugar la visita del Sol que nace de lo alto y que ilumina a quienes están en tinieblas y guía los pasos por el camino de la paz.
A cualquier edad podemos renacer de nuevo. ¿No es ésta la auténtica Navidad interior?
Decía Unamuno que una nueva idea de Dios es como un nuevo nacimiento. Nace quien descubre a Dios en su vida, como lo descubrió el incrédulo Zacarías. Este persona se oculta en cada uno de nosotros, en nuestras desconfianzas y escepticismos. Pero podemos nacer de nuevo, especialmente en esta Noche en que celebraremos el nacimiento más insospechado de Dios en medio de nosotros.

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