Bendice, Señor, nuestra mesa.
Bendice la fraternidad y la armonía que hay entre nosotros.
Danos alegría, paz, salud, pan...
durante toda nuestra vida.
Danos fuerza y ternura
para ser hombres y mujeres justos
donde haya buenos días y
muchas noches-buenas, como ésta que celebramos
con nuestras familias el 24 de diciembre.
Queremos decirte una vez más, Señor,
que creemos en ti desde nuestro corazón de niños,
creemos en t desde nuestra fe de adultos.
Actúa en medio de nosotros,
hombres y mujeres en la Historia,
para hacerla tu Reino;
para que vivamos reconciliados en la bondad,
el amor, la sensibilidad, la justicia...
Signos reales de que nuestro corazón
será el pesebre donde Tú vas a nacer una vez más.
Amén.
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