PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante
Queridos hermanos, estamos en el tiempo de Cuaresma, del que ya hemos recorrido dos semanas, encontrándonos en el domingo tercero de este tiempo fuerte en el que Jesús nos llama imperiosamente a vivir con Él la maravillosa experiencia de la donación total, que ha de permitirnos llenar de verdadera vida, nuestra existencia.
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
La palabra que hoy el Señor nos da, es clara y terminante, mostrándonos a Cristo como el verdadero templo vivo de Dios; y nos manifiesta que el templo es el lugar del encuentro entre nosotros y Dios, siendo también cada uno de nosotros, cada cristiano, también su templo, ya que por el Bautismo hemos recibido la vida de Dios y Dios habita en nosotros.
1ª. LECTURA: (Ex 20, 1-17) (Ver texto)
En este pasaje escucharemos ahora uno de los momentos principales del camino seguido por el pueblo de Israel, que expresa la liberación, la vía de la libertad para el pueblo de Dios: la proclamación de los diez mandamientos.
SALMO RESP.: (18, 8-11) (Ver texto)
R. Señor, Tú tienes palabras de Vida eterna.
2ª. LECTURA: (1 Co 1, 22-25) (Ver texto)
El Apóstol nos presenta el fundamento de nuestra fe: nosotros predicamos a Cristo crucificado; Él es el poder de la fuerza salvadora de Dios.
EVANGELIO: (Jn 2, 13-25) (Ver texto)
Escuchemos al mismo Jesús, que en el Santo Evangelio nos dice hoy claramente que su Cuerpo Resucitado será el nuevo tempo, el templo espiritual en el que se celebrará el culto en espíritu y en verdad.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Dando gloria y alabanza a Dios Padre que, por medio de su Hijo, la Palabra encarnada, nos hace renacer de un germen incorruptible y eterno, y supliquémosle por estas, nuestras necesidades.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
"PADRE, ESCUCHA NUESTRA ORACIÓN"
v Padre, te pedimos por la Santa Iglesia y el Papa Francisco, para que escuchando su llamado en nuestro corazón, seamos purificados y renovados por la penitencia, oremos...
v Padre, te pedimos por nuestros obispos, nuestros sacerdotes y todos los que ejercen un ministerio dentro de tu Pueblo, para que en su ejercicio, sean fieles hasta las últimas consecuencias, oremos...
v Padre, te pedimos por la paz del mundo, para que los que gobiernan las naciones y todos los que disponen de cualquier clase de poder, estén siempre al servicio del pueblo y al progreso de la humanidad, oremos...
v Padre, te pedimos por todos los que habitamos esta nación, para que dejemos de lado los egoísmo, las envidias y las calumnias que tanto desunen y nos aboquemos a la construcción de una patria de hermanos, oremos...
v Padre, te pedimos por toda nuestra comunidad, para que descubramos en cada hermano, especialmente en los más necesitados, la presencia de Dios y obremos con la certeza que lo que a él hacemos, al mismo Dios lo hacemos, y lo que a él negamos, al mismo Señor le negamos, oremos...
CELEBRANTE:
Padre bueno, fuente de toda bondad y misericordia, que nos otorgas en este tiempo un remedio para nuestros pecados por el ayuno, la oración y la caridad fraterna, concédenos lo que con fe te hemos pedido y danos la fuerza para poder realizarlos. Por Cristo, nuestro Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Junto a los dones, presentémosle a nuestro Padre, un ferviente compromiso a vivir siempre como verdaderos templos suyos y respetándolo en cada uno de nuestros hermanos.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Y ahora, en el momento central de nuestra Eucaristía, expresemos toda nuestra alegría, nuestra acción de gracias, a nuestro Padre del Cielo, que sin ningún merito de nuestra parte, nos conduce hacia la comunión total con su Hijo.
COMUNIÓN:
Cristo nos alimenta, ya aquí y ahora, con el Pan del Cielo, que compartimos fraternalmente con cada uno de nuestros hermanos que participan de este mismo alimento de vida eterna.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que jamás me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA:
Terminamos nuestra Eucaristía dominical con el compromiso de que Cristo, crucificado, muerto y resucitado, será quie de el sentido verdadero a toda nuestra vida.
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