Oración
Señor Jesús:
Suscita en nuestros corazones una profunda sed del agua viva que eres Tú: calma y sacia nuestra sed. Haz que nos desengañemos de toda otra agua que no sacia el corazón humano.
Despierta en cada uno de nosotros lo mejor que anida en lo más hondo de nosotros, como en la samaritana.
Y concédenos adorarte a Ti y a tu Padre “en espíritu y en verdad” en todas las cosas.
Suscita en nuestros corazones una profunda sed del agua viva que eres Tú: calma y sacia nuestra sed. Haz que nos desengañemos de toda otra agua que no sacia el corazón humano.
Despierta en cada uno de nosotros lo mejor que anida en lo más hondo de nosotros, como en la samaritana.
Y concédenos adorarte a Ti y a tu Padre “en espíritu y en verdad” en todas las cosas.
Jn 2,13-25
A) «13Y estaba próxima la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. 14Y encontró en el Templo (hieron) a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados.
15Y, haciendo un látigo de cuerdas, echó del Templo (hieron) a todos, con las ovejas y los bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; 16y a los que vendían palomas les dijo: “Quitad esto de aquí; no hagáis la casa de mi Padre casa de mercado”.
17Sus discípulos recordaron que está escrito: “El celo de tu casa me devora”.
B) 18Replicaron entonces los judíos y le dijeron: “¿Qué signo (semeion) nos muestras pues haces eso?”. 19Replicó Jesús y les dijo: “Destruid este templo (naos), y en tres días lo levantaré (egeiro)”. 20Entonces dijeron los judíos: “¿Cuarenta y seis años ha costado edificar este templo (naos) y tú en tres días lo vas a levantar (egeiro)?”.
21Pero él hablaba del templo (naos) de su cuerpo.
22Cuando fue levantado [resucitó] (egeiro) de entre los muertos, sus discípulos recordaron que había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había dicho Jesús.
C) 23Mientras estaba en Jerusalén, en la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre, al ver los signos (semeia) que hacía.
24Pero Jesús no les creía, porque los conocía a todos.
25Y no tenía necesidad de ningún testimonio sobre lo humano, porque él conocía lo que hay dentro de lo humano».
¡PALABRA DEL SEÑOR!
CONTEXTO
Para este tercer domingo de Cuaresma, la liturgia de la Iglesia nos propone la Palabra del evangelio de Juan, una profunda reflexión teológica sobre Jesús. El episodio anterior es el de la boda de Caná (Jn 2,1-12), el primer signo (“milagro”) de los 7 que Juan cuenta de Jesús. Los signos (semeia) tienen una gran dimensión simbólica, y revelan la identidad de Jesús y su íntima relación con el Padre. Todo para buscar la fe del lector, como ocurrió con los discípulos: “Tal comienzo de los signos hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos” (Jn 2,11.22). La fe significa primeramente confianza en Jesús y en su camino para llegar al Padre. Por eso, el episodio que sigue a nuestro evangelio es el del encuentro de Jesús con Nicodemo, un magistrado fariseo sincero al que Jesús invita a “nacer de nuevo”, es decir a vivir con fe-confianza en Jesús (Jn 3,1-21).
TEXTO
Aunque el evangelio está formado por dos unidades textuales o perícopas (el gesto profético en el Templo: 2,13-22, AB; y la estadía en Jerusalén: 2,23-25, C), todo el conjunto puede estructurarse en tres partes, con un centro bien caracterizado: la resurrección de Jesús, presentada con el equívoco (una técnica retórica típica de Juan, que consiste en utilizar la misma palabra con dos sentidos diferentes; aquí, el templo). Así, tenemos: A) Vv. 13-18: la llegada de Jesús a Jerusalén – la acción mesiánica- profética en el Templo – la reacción de los discípulos (centro de esta unidad: el gesto de Jesús); B) Vv. 18-22: diálogo de Jesús con los judíos (un personaje colectivo del evangelio) – clave de explicación del evangelista – reacción de los discípulos (centro de esta unidad: la clave de explicación); C) Vv. 23-25: falsa reacción de muchos – reacción de Jesús – explicación de la misma (centro de esta unidad: la reacción de Jesús frente a la fe por los signos). El incidente del Templo provoca la reacción de dos personajes: los discípulos y los judíos. Ambos creen, pero una fe (la de los signos, de los judíos) es rechazada por Jesús y otra fe (la de la memoria-recuerdo, de los discípulos) queda en pie.
ELEMENTOS A DESTACAR
• La referencia a la Pascua abre y cierra el evangelio. Los judíos celebraban la Pascua como memorial de la liberación de Egipto, hacían memoria de las grandes gestas a su favor del Dios liberador. De modo que la acción de Jesús en el Templo se presenta así como un paso (= pascua) de una forma de “gestionar” lo divino, basado en los “negocios”, a otra forma, basada en la persona de Jesús. ¿Nuestra experiencia de Dios es liberadora o más bien es una experiencia anquilosada en ritos?
• La imagen del Templo es decisiva: debería ser lugar de oración y de encuentro con Dios, pero Jesús encuentra a la gente ocupada en el comercio y en el cambio de dinero. En este tiempo de la “hegemonía de los mercados”, ¿cómo y en qué “purificar” nuestra militancia cristiana?
• La acción de Jesús, airada, es una muestra de amor y fidelidad a Dios y a la humanidad, puesto que lo sagrado, que debía servir al bien y a la vida de la gente, se ha utilizado para provecho propio y contra las necesidades de los pobres. ¿Estaría airado Jesús con nuestra forma de vivir la religión, con nuestro modo de presentarla a los demás? ¿Por qué?
• Las reacciones de los discípulos: recordar (v. 17), recordar y creer (v. 22); pero en la tercera escena no aparece su reacción. Es el espacio para nuestra reacción. ¿Cuál será?
• El misterioso relato de la tercera parte nos muestra que no toda Fe es auténtica: en ese contexto, los signos (las “pruebas”) se contraponen a la fe verdadera, que se basa en la confianza, en la entrega confiada a la persona de Jesús. ¿Necesitamos pruebas para nuestra fe, o nos fiamos plenamente de Jesús? ¿En qué se manifiesta?
Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.
Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?
Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…
Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?
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