• Se nos presenta a Juan (6), el Bautista, como quien “no era la luz” (8). El v.9, que hoy no leemos, nos dice que quien es la luz verdadera… la que ilumina a todos los hombres. El Evangelio es la presentación de Jesucristo, “luz del mundo” (Jn 8,12; 9,1–41; 1Jn 2,8) que viene al mundo e ilumina a cuantos se le acercan.
• Juan “no es la luz” (8) sino el “testigo de la luz” (7). Cada vez que aparece, insiste en el mismo: “yo no soy el Mesías” (20); y, más adelante: Vosotros mismos sois testigos del que declaré: «Yo no soy el Mesías, sino que he sido enviado ante de él.» (Jn 3,28).
• El “testimonio” del Bautista se inscribe, según nos refleja el evangelista Jn, en el juicio que los judíos inician desde el comienzo contra Jesús. Jesús declarará en este juicio y aducirá testimonio en favor de sí mismo (Jn 3,11; 5,31–40; 8,13–20). El testigo de Jesús es la revelación de su identidad más profunda, puesto que hace referencia al Padre que lo ha enviado (Jn 3,31 – 36) .
• La expresión “los judíos” (19), que sale 67 veces en el Evangelio según Juan, no tiene un sentido étnico (no se refiere al pueblo judío como tal). En este Evangelio “los judíos” son los representantes del pueblo de Israel que se oponen a la comunidad del evangelista y a la fe que esta comunidad tiene en Jesús. Al mismo tiempo, la expresión hace referencia a la oposición que Jesús mismo encontró en los dirigentes judíos. Leyendo el Evangelio se ve que el marco de la confrontación es a menudo el templo (Jn 2,13–22; 5,10–18; 8,13–20; 10,22–39).
• El bautismo de Juan “sólo con agua” (26) es, como su misión, preparatorio del bautismo de Jesús, con Espíritu Santo (Jn 1,33). Se trata del Espíritu Santo que el Padre envía (Jn 14,26) y que Jesús da en su Pascua (Jn 20,22).
• Como el pasado domingo (Mc 1,7), aquí el Bautista habla de su indignidad respecto de Jesús con el signo de desatar “las sandalias” (27), que era una de las tareas que debían hacer los esclavos cuando su amo volvía a casa.
• El acento de este domingo es en la expresión de Juan “en medio vuestro hay alguien que vosotros no conocéis” (27). Juan Bautista nos provoca a poner atención, a reconocer Aquel quien, entonces y ahora, es “en medio nuestro”, en la vida de los hombres y mujeres que Dios estima (Lc 2,14), como se nos recordará por Navidad.
• En el doble testimonio de Juan importan sobre todo dos realidades, que conservan permanente actualidad. – La primera se manifiesta en la referencia a Cristo, el Mesías bendito de Dios. La vida cristiana consiste precisamente en eso: en dar a conocer a Jesús, como el que nos trae la salvación de lo alto. El creyente se convierte en otro Cristo en la medida que lo transparenta ante los demás, posibilitando contemplar la luz de su verdad y amor, que es la propia de la Trinidad resplandeciente en este mundo. – La segunda se manifiesta en el bautismo y en el Espíritu, dos realidades de fe que se complementan mutuamente.
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