Domingo de la 7ª semana de Tiempo Ordinario
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos hermanos y amigos. Que la Alegría del Señor Resucitado los acompañe hoy y siempre.
Jesús no ha venido a cambiar la Ley sino a mejorarla. Y las cuestiones como el amor y respeto a los hermanos, o el respeto y amor por la pareja, nos marcan un camino de vida adecuado mediante su permanente mensaje del amor. Pongámonos de pie e iniciemos la eucaristía con gozo y alegría.
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
En la primera lectura, un sabio del Antiguo Testamento, nos ayuda a saber escoger el camino del Señor; él quiere ofrecer toda la experiencia de su larga vida, muy reflexionada y pensada, sin proyecciones personales ni pretensiones de dominio, a un joven para que decida, inteligentemente, sobre su vida. Esos consejos que acumulan tanta vida forman eso que llamamos ley y normas morales. ¿Sirven para algo? Escuchemos.
PRIMERA LECTURA DE HOY
Amarás a tu prójimo como a ti mismo
Lectura del libro del Levítico 19, 1-2. 17-18
El Señor habló a Moisés:
—«Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles:
«Seréis santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo.
No odiarás de corazón a tú hermano. Reprenderás a tu pariente, para que no cargues tú con su pecado.
No te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Yo soy el Señor»».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: Salmo 102, 1-2. 3-4. 8 y 10. 12-13 (R.: 8a)
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
MONICION A LA SEGUNDA LECTURA
Cuando la comunidad ofrece todo lo que ha elaborado a lo largo de su dilatada historia está aportando un cúmulo de humanidad y de comprensión sobre el ser humano que es un patrimonio inmenso y profundo. Pero eso requiere mucho cuidado. No todo lo que se nos ocurre forma parte de ese patrimonio. Solo lo que el Espíritu nos ha ido suscitando y revelando. Escuchemos a San Pablo.
SEGUNDA LECTURA DE HOY
Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 16-23
Hermanos:
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros.
Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio.
Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: «Él caza a los sabios en su astucia». Y también: «El señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos».
Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.
Palabra de Dios.
Aleluya 1Jn 2, 5
MONICION AL EVANGELIO
Jesús es criticado por los más moralistas de su tiempo. En nombre del orden y de su tradición le acusan de olvidarse de la ley, la moral, los valores, la tradición y los mandamientos. Él rechaza esa acusación y nos envía un mensaje. La Ley y la moral son una buena ayuda para recordarnos y hacernos descubrir que lo importante es ayudarnos en la vida y mirar hacia delante. Nos ponemos de pie para la proclamación del evangelio.
EVANGELIO DE HOY
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 38-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Habéis oído que se dijo: «Ojo por ojo, diente por diente». Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica; dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.
Habéis oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».
Palabra del Señor.
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