ENTRADA
Bienvenidos, hermanos y hermanas, a la eucaristía del primer domingo de Adviento. Adviento es mucho más que una mera espera de la Navidad. Es tiempo de vigilancia y de atención, de oración y de austeridad.
La liturgia, hoy, es una llamada a la alegría, a pesar de nuestros fracasos, porque sabemos que Dios nunca falla. Es una exhortación a trabajar por un mañana mejor, porque estamos convencidos de que Dios cumple sus promesas y actúa en nuestro favor. El Hijo del Hombre viene y ha venido ya.
Celebremos esta eucaristía prestando atención a la palabra de Dios y alabando a nuestro Salvador Jesucristo.
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
El pueblo estaba necesitado de consuelo y esperanza. La profecía de Jeremías le ofrece una palabra de Dios que habla de sanación y de plenitud. Judá será renovado.
Donde no había esperanza, Dios pone esperanza.
Donde había pecado, Dios pone perdón.
Así será nuestro Adviento. Nosotros lo comenzamos con nuestros pecados, dudas y problemas. Dios pronuncia una palabra de esperanza, de perdón y de vida.
Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.
MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
San Pablo ora para que todos los que él ha iniciado en el misterio de Jesús no se desanimen sino que canalicen su impaciencia y desencanto en entusiasmo por llevar una vida santa y fiel. Pablo nos exhorta a vivir la fe día tras día como compromiso de amor.
MONICIÓN AL EVANGELIO
El evangelio nos invita a no gastar nuestras energías mirando al futuro, sino a poner la atención en el presente vivido en compromiso y servicio.
No busquemos en los cielos signos milagrosos; escuchemos la Palabra de Dios que habló y sigue hablando hoy para mejorar nuestro diario vivir.
Escuchemos la proclamación del Evangelio.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Oremos por los que tienen autoridad en la Iglesia para que motiven a los fieles con su palabra y ejemplo a vivir el mandamiento del amor.
Oremos por los jefes de las naciones para que gobiernen con justicia, busquen la paz, y asistan a los necesitados.
Oremos por los que esperamos la venida de Cristo en este tiempo de Adviento para que sigamos trabajando por la transformación del mundo.
Oremos para que nuestras palabras y nuestras vidas se conviertan en constante oración al Señor que viene.
Oremos por los amigos y familiares que han muerto y (nombres…) para que gocen del amor y de la paz que sólo Dios puede dar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario