Se acerca vuestra liberación
Señor, un nuevo Adviento llama a nuestra puerta
El Adviento de un hombre que,
desencantado, se siente intensamente vacío;
que ha anunciado tu muerte, mi Dios,
para crear dioses de mentira.
Y tú, oh Dios, en Adviento,
sales a nuestro encuentro
a pesar de nuestros olvidos y rechazos;
haces nacer nuevas esperanzas
de las cenizas de nuestras desilusiones.
Por eso, una vez más tu voz susurra
en mi vida con palabras de Padre:
Alza la cabeza, hijo mío…
alegra tu corazón porque tu Dios está cerca.
La historia del Adviento nos anuncia,
Señor, a Jesús de Nazaret.
Guiados por su luz y con su fuerza,
podemos vivir, actuar, sufrir y morir,
empeñados hasta el fin en la lucha por el ser humano.
Señor, en Jesús esperamos tu Reino
y nos comprometemos a trabajar sin descanso
para que todos puedan llegar a vivir en tu casa.
Por eso, una vez más tu voz susurra
en mi vida con palabras de Padre:
Alza la cabeza, hijo mío…
alegra tu corazón porque tu Dios está cerca.
Señor, regálanos la esperanza
que se realiza cada día.
pues necesitamos el soplo de tu presencia,
el estímulo de tu Palabra, la seguridad de tus promesas,
tu verdad ante tanta mentira,
la vida que tú nos ofreces ante tanto sinsentido.
Solo así, oh Dios, nuestra angustia se convertirá en paz,
nuestra tristeza, en alegría
y nuestro llanto, en gozo por tu venida al mundo.
Por eso, una vez más tu voz susurra
en mi vida con palabras de Padre:
Alza la cabeza, hijo mía…
alegra tu corazón porque tu Dios está cerca.
Gracias, Padre, por la oportunidad
que nos ofreces de esperar con gozo la Navidad,
la fiesta del Dios-con-nosotros.
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