Monición de entrada
Amados hermanos, en el Decimonoveno domingo del Tiempo Ordinario les damos una cordial bienvenida a la casa de Dios. Tengan muy buenos días (tardes, noches)
Porque amamos a Dios más que a las riquezas de este mundo nos encontramos en torno al altar para celebrar el Día del Señor.
Vigilantes y atentos pues, comencemos con alegría la celebración de estos misterios. De pie y cantamos..
Moniciones a las Lecturas
Monición para todas las lecturas
La primera lectura, tomada del libro de la Sabiduría, y el pasaje del evangelio de Lucas que leemos hoy expresan la certeza de que Dios viene junto con la actitud de espera vigilante que corresponde al creyente. La carta a los Hebreos fundamenta esta actitud del creyente en la fe, a la vez que señala como ejemplos de ella a los patriarcas. En sintonía con los creyentes de la historia, proclamamos con las palabras del salmo responsorial: “Nosotros esperamos en el Señor”.
Monición para cada una de las lecturas
Monición a la primera lectura (Sabiduría 18, 6-9)
En las manos de Dios todo es providencia y en cualquier momento podemos aprender las lecciones de los tiempos pasados. Escuchemos esta maravillosa enseñanza del libro de la Sabiduría.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de la Sabiduría 18, 6-9
Palabra de Dios.
Monición al Salmo Responsorial (Salmo 32)
Con el salmo 32, nosotros ponemos nuestra confianza en Dios diciendo:
Salmo responsorial: Salmo 32, 1 y 12. 18-19. 20 y 22
R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Monición a la segunda lectura (Hebreos 11, 1-2. 8-19)
Animándonos en la perseverancia, la carta a los hebreos presenta una lista de personas que nos han dado un ejemplo admirable de fe. Escuchemos atentos y aprendamos de ellas.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos 11, 1-2. 8-19
Hermanos:
La fe es seguridad de lo que se espera, y prueba de lo que no se ve.
Por su fe, son recordados los antiguos.
Por fe, obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad. Salió sin saber adónde iba.
Por fe, vivió como extranjero en la tierra prometida, habitando en tiendas —y lo mismo Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa—, mientras esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios.
Por fe, también Sara, cuando ya le había pasado la edad, obtuvo fuerza para fundar un linaje, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía.
Y así, de uno solo y, en este aspecto, ya extinguido, nacieron hijos numerosos como las estrellas del cielo y como la arena incontable de las playas.
Con fe murieron todos éstos, sin haber recibido lo prometido; pero viéndolo y saludándolo de lejos, confesando que eran huéspedes y peregrinos en la tierra.
Es claro que los que así hablan están buscando una patria; pues, si añoraban la patria de donde habían salido, estaban a tiempo para volver.
Pero ellos ansiaban una patria mejor, la del cielo.
Por eso Dios no tiene reparo en llamarse su Dios: porque les tenía preparada una ciudad.
Por fe, Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac; y era su hijo único lo que ofrecía, el destinatario de la promesa, del cual le había dicho Dios: «Isaac continuará tu descendencia».
Pero Abrahán pensó que Dios tiene poder hasta para hacer resucitar muertos.
Y así, recobró a Isaac como figura del futuro.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Lucas 12, 32-48)
Con una colección de sentencias y parábolas pretende Lucas determinar el sentido de la vida y afianzar la esperanza en la venida de Jesús. Preparémonos para escuchar esas sentencias y parábolas, cantando primero el aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 32-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.
Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, a donde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón.
Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.
Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.
Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Pedro le preguntó:
—«Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?».
El Señor le respondió:
—«¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas?
Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si el empleado piensa: «Mi amo tarda en llegar», y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles.
El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos.
Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá».
Palabra del Señor.
Oración de los Fieles
Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, para que en su infinito amor incline sus oídos a nuestras oraciones. Digamos todos:
Que se haga en nosotros tu voluntad, Señor.
- Por la Iglesia de Dios, para que no olvide su misión de servir a los hermanos sin caer en pretensiones y grandezas, y pueda ser digna de la presencia de Dios. Oremos.
- Por quienes dirigen los destinos de las naciones, especialmente los de nuestro país, para que, imitando al Señor que guio al pueblo de Israel, dirijan los pueblos a ellos encomendados con sabiduría y honor, siempre en caminos de solidaridad y justicia. Oremos.
- Por los emigrantes que salen en busca de nuevas oportunidades para vivir, para que invoquen siempre al Señor y encuentren personas capaces de darle una oportunidad. Oremos.
- Por todos nosotros, para que estemos atentos a los signos que los tiempos nos ofrecen y podamos corresponder consientes a esos signos que Dios nos envía para vivir coherentemente nuestra fe. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Con las ofrendas de pan y vino presentemos al Señor nuestras ilusiones y esperanzas.
Comunión
«Estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre», nos ha dicho Jesús en el Evangelio. Hoy viene a ofrecerse en la Comunión, acerquémonos a recibirle.
Final
Vayamos ahora a nuestros hogares a vivir la vida pero en permanente vigilancia, orando y perseverando en el Señor. Les esperamos el próximo domingo.
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