22 julio 2025

Eucaristía del Domingo 27 de Julio de 2025

 Domingo 27 de julio

XVIIº DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Verde

 

Sugerencias para la celebración

La celebración litúrgica es el espacio para que la comunidad pueda vivir el sacerdocio de Cristo. De ese sacerdocio se desprende el sacerdocio de todos los fieles, y un específico, el sacerdocio ministerial. El oficio sacerdotal que tenemos todos los bautizados implica alabar y suplicar «por Cristo, con él y en él». Podríamos decir que siempre, en toda celebración, entramos en ese dinamismo de alabanza y súplica que vivió el Señor y que podemos vivir nosotros por él, con él y en él. Este domingo, la Iglesia nos trae la figura de Jesús orante, que enseña a orar a sus discípulos. 

Nuestras celebraciones están articuladas por muchos momentos de oración. La más notable es la plegaria eucarística, que conviene cuidarla con esmero. Para evitar la monotonía, debemos saber tomar la que se juzgue mejor para cada ocasión. Es la cima de la celebración, y no puede transformarse en un ligero puente entre la liturgia de la Palabra y la comunión de los fieles. El misal, además, nos ofrece un repertorio estupendo de prefacios, de gran variedad. 

Otros dos momentos de gran importancia son la Oración Universal y la oración dominical, el Padrenuestro. 

La oración de súplica toma un carácter especial cuando la comunidad realiza la Oración Universal. Los equipos de liturgia tienen hoy día la oportunidad de reflexionar y pensar mejor por qué pedimos, a quién pedimos, mediante quién pedimos y finalmente, qué pedimos. Pedimos porque esa es nuestra condición esencial: no tenemos todo lo que hace falta para vivir en plenitud. Es un rasgo típicamente romano que las oraciones que se hacen junto al altar vayan todas dirigidas al Padre. Así lo establecía ya un sínodo en el norte de áfrica hacia fines del siglo IV. Por eso, nuestra oración universal también va dirigida a Él. Lo hacemos mediante un mediador, Jesucristo. Por supuesto, a él lo acompañan los ángeles, la Virgen y todos los santos. Pero para una liturgia más nítida no hace falta nombrar a ningún santo, como diciendo «con María», «con san José», o «con… roguemos al Señor». El momento mariano de la eucaristía es otro. Y finalmente ¿qué pedimos? Es importante reflexionar bien esta pregunta y considerar que Dios interviene en la historia personal y en la comunidad humana, pero ni lo hace directamente, ni mecánicamente. Es importante que la catequesis aborde estas cuestiones, no vaya a ser que se espere de la oración algo que no va a proveer. 

Alguna indicación importante. En la Oración Universal es la asamblea la que se dirige a Dios. No lo hace quien propone rezar por algo. Ese, el lector, el ministro, o quien sea, propone rezar por algo y mirando a la asamblea le dirige la palabra y le dice: «Roguemos al Señor» (o una fórmula parecida). Hasta ahí la propuesta y el imperativo: «¡roguemos!». Y es ahora cuando el pueblo toma la palabra y le dirige la palabra directamente al Señor: «Escúchanos, Señor, te rogamos», o bien, «Óyenos, Señor», o algo semejante. Lo que el pueblo dice es el núcleo de la oración de universal.  

El segundo momento que en esta celebración se podría destacar es, obviamente, la oración del Padrenuestro. Otro momento en el que la asamblea se dirige directamente al Señor, de pie, que es la postura del resucitado, el sacerdote con las manos en cruz, porque la resurrección está unida a la muerte en la que la vida eterna se manifestó, y «elevando los ojos al cielo», el mismo gesto de Jesús al orar antes de multiplicar los panes en (Lc 9, 15) 

 

ANTÍFONA DE ENTRADA Cf. Sal 67, 6-7. 36

Dios habita en su santa morada. Él congrega en su casa a los dispersos. El dará poder y fortaleza a su pueblo.

 

GLORIA

 

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, protector de los que esperan en ti, fuera de quien nada tiene valor ni santidad; acrecienta sobre nosotros tu misericordia, para que, bajo tu guía providente, usemos los bienes pasajeros de tal modo que ya desde ahora podamos adherirnos a los eternos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.


LITURGIA DE LA PALABRA

Que mi Señor no me tome a mal si continúo insistiendo

Lectura del libro del Génesis 18, 20-21. 23-32

 

El Señor dijo: “El clamor contra Sodoma y Gomorra es tan grande, y su pecado tan grave, que debo bajar a ver si sus acciones son realmente como el clamor que ha llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré”.

Entonces Abraham se le acercó y le dijo: “¿Así que vas a exterminar al justo junto con el culpable? Tal vez haya en la ciudad cincuenta justos. ¿Y Tú vas a arrasar ese lugar, en vez de perdonarlo por amor a los cincuenta justos que hay en él? ¡Lejos de ti hacer semejante cosa! ¡Matar al justo juntamente con el culpable, haciendo que los dos corran la misma suerte! ¡Lejos de ti! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no va a hacer justicia?” El Señor respondió: “Si encuentro cincuenta justos en la ciudad de Sodoma, perdonaré a todo ese lugar en atención a ellos”.

Entonces Abraham dijo: “Yo, que no soy más que polvo y ceniza, tengo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Quizá falten cinco para que los justos lleguen a cincuenta. Por esos cinco ¿vas a destruir toda la ciudad?” “No la destruiré si encuentro allí cuarenta y cinco”, respondió el

Señor. Pero Abraham volvió a insistir: “Quizá no sean más de cuarenta”. Y el Señor respondió: “No lo haré por amor a esos cuarenta”. “Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no lo tome a mal si continúo insistiendo. Quizá sean solamente treinta”. Y el Señor respondió: “No lo haré si encuentro allí a esos treinta”. Abraham insistió: “Una vez más, me tomo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Tal vez no sean más que veinte”. “No la destruiré en atención a esos veinte”, declaró el Señor. “Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no se enoje si hablo por última vez. Quizá sean solamente diez”. “En atención a esos diez, respondió, no la destruiré”.

Palabra de Dios

 

SALMO RESPONSORIAL 137, 1-3. 6-7a. 7c-8

R/¡Me escuchaste, Señor, cuando te invoqué!

 

Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque has oído las palabras de mi boca, te cantaré en presencia de los ángeles. Me postraré ante tu santo Templo. R/.

 

Daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre. R/.

Me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma. El Señor está en las alturas, pero se fija en el humilde y reconoce al orgulloso desde lejos. R/.

 

Si camino entre peligros, me conservas la vida. Tu derecha me salva. El Señor lo hará todo por mí. Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos! R/.

 

SEGUNDA LECTURA

Nos hizo revivir con Él, perdonando todas nuestras faltas

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas 2, 12-14

 

Hermanos: En el bautismo, ustedes fueron sepultados con Cristo, y con Él resucitaron, por la fe en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y de la incircuncisión de su carne, pero Cristo los hizo revivir con Él, perdonando todas nuestras faltas. Él canceló el acta de condenación que nos era contraria, con todas sus cláusulas, y la hizo desaparecer clavándola en la cruz.

Palabra de Dios

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Rom 8, 15bc

Aleluya. Han recibido el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios “¡Abbá!”, es decir, Padre. Aleluya.

 

Evangelio

Pidan y se les dará

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 11, 1-13

 

Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos”. Él les dijo entonces: “Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación”.

Jesús agregó: “Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: “Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle”, y desde adentro él le responde: “No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos”. Yo les aseguro que, aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario. 

También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una serpiente cuando le pide un pescado? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquéllos que se lo pidan!”

Palabra del Señor


CREDO

 

ORACIÓN UNIVERSAL

Oremos al Señor, que siempre nos anima a confiar en su intercesión ante su Padre, que es también, nuestro padre:

 

- Por la Iglesia, llamada a confiar en Dios, de quien proceden todos los bienes, para que no desista en la oración, pidiendo la gracia que le permita vivir su vocación. Roguemos al Señor. 

 

- Por todos los que participan en el gobierno de las naciones, para que mediante el diálogo y la buena fe puedan encontrar caminos hacia un mayor bienestar de toda la sociedad, roguemos al Señor. 

 

- Por todos los que sufren por la falta de comida, de comprensión, de paz, para que los cristianos podamos estar atentos a las legítimas necesidades de los más pobres, roguemos al Señor.

 

- Por los que estamos reunidos aquí en torno a la mesa de la Palabra y de la eucaristía, para que podamos crecer en el diálogo orante con Dios, roguemos al Señor.

 

Señor y Padre, tú escuchas siempre a tus hijos. Concédenos la ayuda que necesitamos, por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

 

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Padre, estos dones recibidos de tu generosidad, y, por la acción poderosa de tu gracia, haz que estos sagrados misterios santifiquen nuestra vida presente y nos conduzcan a los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PREFACIO

 

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 102, 2

Bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios.

 

O bien: Mt. 5, 7-8

 

Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te pedimos, Padre, que alimentados con este sacramento divino, memorial perpetuo de la Pasión de tu Hijo, este don de su amor inefable nos conduzca a la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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