02 diciembre 2024

II Domingo de Adviento: Sobre el Evangelio

  

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A Lucas le gusta insertar los acontecimientos de la historia de la salvación en la historia universal de su tiempo (ver 1,5 y 2,1). Por eso nos indica aquí con toda precisión (v.1-2) el reparto geográfico y los diferentes poderes políticos o sacerdotales que estaban presentes en el momento en que Juan Bautista inicia su predicación. Ya sabíamos que éste vivía en el desierto (1,80), pero ahora le es confiado un mandato divino: proclamar «un bautismo de conversión para perdón de los pecados» (v.3). Lucas nos describe al Bautista como el último de los profetas del AT (ver 16,16), una figura de transición que deja atrás lo antiguo y anuncia lo nuevo que se va a hacer presente en Jesús. Por eso su bautismo prepara al pueblo de Israel para acoger a su Mesías. Hay rasgos en la vida del Bautista que lo aproximan a los profetas de Israel: su mensaje de justicia social (3,10-14) y su resistencia al poder opresor (3,18-20). Pero también es verdad que el bautismo proclamado por Juan marca el comienzo de la buena noticia de Jesús (Hch 10,37), hay algo en él que es preludio y anuncio de lo nuevo que nos aporta Jesús.


La misión del Bautista es iluminada median- te una cita de Is 40, pero mientras que Mt y Mc no citan más que 40,3, Lucas prolonga la cita hasta el v.5 del libro profético: «y toda carne verá la salvación de Dios» (v.6), introduciendo así una dimensión universal de la salvación que nos llega con Jesús y que ya había aparecido en el cántico de Simeón (2,31-32) y que cerrará el segundo tomo de su obra (Hch 28,28). Toda la obra de Lucas, evangelio y Hechos se debe leer como la historia de una salvación desplegada en favor de todos. Pero Lucas, como buen historiador, no quema las etapas, la misión del Bautista y de Jesús estarán dedicadas exclusivamente al pueblo de Israel. Después de Pentecostés es cuando se empezará a realizar la dimensión universal de la Buena noticia de Jesús. Las imágenes del texto de Isaías que nos hablan de rellenar, rebajar y enderezar para abrir un camino (v.5), indican que Juan prepara la venida del Mesías de la misma manera que se allanaban los caminos para acoger a un rey que venía de visita a una ciudad. El mensaje de Juan lo retrata así como el heraldo de Dios que desde el desierto prepara el camino del Señor (1,76), un camino que está abierto a todos.
Luis Fernando García Viana

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