19 noviembre 2024

DOMINGO XXXIV DEL T. ORDINARIO /B CRISTO REY EL REINO DE LA VERDAD

 “Vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y sepresentó ante él” (Dn 7,13). Ese hijo de hombre recibe el dominio sobre todos los pueblos dela tierra. Un señorío que no tendrá fin. Frente al poder de las bestias, mencionadas por elprofeta, recibirán la corona del triunfo los santos que den testimonio de su fe hasta el martirio.

En esa profecía de Daniel se anunciaba a un mesías, cuyo poder no nacería de su fuerza,sino de la elección del mismo Dios. Gracias a él dominaría a los poderes del mundo.
A esa promesa, podemos responder nosotros con el salmo responsorial: “El Señor reina,vestido de majestad; el Señor, vestido y ceñido de poder” (Sal 92,1).
Haciéndose eco de la profecía de Daniel, también el Apocalipsis ve llegar a Jesucristoen las nubes del cielo. El Primogénito de entre los muertos y Príncipe de los reyes de la tierra, ha sido traspasado para librar a los hombres de sus pecados (Ap 1,5-8).

UN REINO QUE NO ES DE ESTE MUNDO
En esta fiesta de Jesucristo Rey del universo, el evangelio recuerda el diálogo que Pilatomantiene con Jesús para averiguar qué tipo de realeza se atribuye aquel judío que han traídohasta su tribunal (Jn 18,33-37).
Jesús dirige a Pilato una frase que sin duda sería desconcertante: “Mi reino no es de estemundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera enmanos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí”.
• “Mi reino no es de este mundo”. En un cierto sentido, la fe aleja a los creyentes de lasrealidades de esta tierra. El Reino de Jesucristo se encuentra en esta tierra, pero no es de estatierra. Los discípulos del Señor amamos este mundo con sinceridad y responsabilidad, conlibertad y con alegría, pero no podemos aceptar los criterios de la mundanidad.
• “Mi reino no es de aquí”. Es evidente que el mensaje de Jesús no se impone por la fuerza. Jesús reprendió a Simón Pedro por pretender defenderlocon la espada (Jn 18,10). Nopertenecen al reino de Jesús los que tratan de imponer la verdad por medio de la violencia o de la coacción. O por otros medios que parecen inocentes,como el interes personal.

LA VERDAD Y LA VOLUNTAD DE DIOS
En realidad, al procurador de Roma solo le interesa mantener la calma en aquella tierra.
Pero Jesús se limita a declarar que él ha venido al mundo para ser testigo de la verdad.
• Como todos los poderosos, Poncio Pilato no sabe qué es la verdad ni le interesasaberlo. Seguramente tampoco sabe lo que significa ser testigo, que en griego se llamaba“mártir”.
• En el contexto de la última cena, ante una pregunta del apóstol Tomás, Jesús se había definido como el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6).
• Y ahora añade que “todo el que es de la verdad escucha su voz” (Jn 18,37). Así que su reino no se impone por las armas y por la violencia. A su reino pertenecían y pertenecen losque identifican la verdad con la voluntad de Dios.
- Señor Jesús, tú nos enseñante a pedir al Padre celestial que se haga su voluntad paraque venga a nosotros su reino. Nosotros sabemos y proclamamos que el tuyo es el reino de la verdad y de la vida, el reino de la santidad y de la gracia, el reino de la justicia, del amor y dela paz. Que el testimonio de tu vida y la luz de tu palabra nos ayuden a vivir y proclamar la gracia y la grandeza de ese reino, que está ya entre nosotros. Amén.

EL REINO Y EL MUNDO

“Mi reino no es de este mundo”(Jn 18,36)
1. Si el reino de Jesús no es de este mundo ¿por qué suscita tantas suspicacias entre los poderosos?
2. ¿Por qué en tantas ocasiones los poderes de este mundo han pretendido identificarse con el reino de Jesucristo?
3. Los que decimos creer en Jesús ¿no caemos a veces en la tentación de pretender puestos de honor en su reino?
4. ¿Qué significa para nosotros decir con la oración de Jesús: “Venga a nosotros tu reino”?
5. Si el reino de Jesús no es de este mundo, ¿no parecerá que sus seguidores vivimos desinteresados de los problemas y dolores de esta tierra?
6. ¿Qué implica vivir los valores del reino de Cristo y, sin embargo, no aceptarlos pretendidos valores del mundo?
7. ¿Qué puedo y debo hacer yo personalmente para aceptar el señorío de Jesucristo en mi vida?

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