XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Antífona de entrada Sal 104, 3-4
Que se alegren los que buscan al Señor. Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente su rostro.
Laetétur cor quaeréntium Dóminum. Quaerite Dóminum, et confirmámini, quaerite fáciem eius semper.
Monición de entrada
Año B
En la eucaristía, los que hemos sido iluminados con la luz de la fe en el bautismo nos unimos en oración y alabanza para caminar por las sendas de la salvación. Pero algunas veces nos apartamos de ese camino, a causa de nuestros ojos ciegos. El Señor es capaz de abrir nuestros ojos la esperanza, y de hacer que volvamos, con gozo y alegría, al camino de la salvación.
Acto penitencial
Todo como en el Ordinario de la Misa. Para la tercera fórmula pueden usarse las siguientes invocaciones:
Año B
- Tú eres misericordioso y compasivo: Señor, ten piedad.
- Tú pasaste haciendo el bien a todos: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
- Tú no quieres que nadie se pierda: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición y de la aspersión del agua bendita.
Se dice Gloria.
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad, y, para que merezcamos conseguir lo que prometes, concédenos amar tus preceptos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Omnípotens sempitérne Deus, da nobis fídei, spei et caritátis augméntum, et, ut mereámur ássequi quod promíttis, fac nos amáre quod praecipis. Per Dóminum.
LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del XXX Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo B (Lec. I B).
PRIMERA LECTURA Jer 31, 7-9
Guiaré entre consuelos a los ciegos y los cojos
Lectura del libro de Jeremías.
Esto dice el Señor:
«Gritad de alegría por Jacob,
regocijaos por la flor de los pueblos;
proclamad, alabad y decid:
“¡El Señor ha salvado a su pueblo,
ha salvado al resto de Israel!”.
Los traeré del país del norte,
los reuniré de los confines de la tierra.
Entre ellos habrá ciegos y cojos,
lo mismo preñadas que paridas:
volverá una enorme multitud.
Vendrán todos llorando
y yo los guiaré entre consuelos;
los llevaré a torrentes de agua,
por camino llano, sin tropiezos.
Seré un padre para Israel,
Efraín será mi primogénito».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 125, 1b-2ab. 2cd-3. 4-5. 6 (R.: 3)
R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Magnificábit Dóminus fácere nobíscum; facti sumus lætántes.
V. Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sion,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Magnificábit Dóminus fácere nobíscum; facti sumus lætántes.
V. Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Magnificábit Dóminus fácere nobíscum; facti sumus lætántes.
V. Recoge, Señor, a nuestros cautivos
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Magnificábit Dóminus fácere nobíscum; facti sumus lætántes.
V. Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.
R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Magnificábit Dóminus fácere nobíscum; facti sumus lætántes.
SEGUNDA LECTURA Heb 5, 1-6
Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec
Lectura de la carta a los Hebreos.
Todo sumo sacerdote, escogido de entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados.
Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, porque también él está sujeto a debilidad.
A causa de ella, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo.
Nadie puede arrogarse este honor sino el que es llamado por Dios, como en el caso de Aarón.
Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino que la recibió de aquel que le dijo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy»; o, como dice en otro pasaje: «Tú eres sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Aleluya Cf. 2 Tm 1, 10
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. R.
Salvátor noster Iesus Christus destrúxit mortem, et illuminávit vitam per Evangélium.
EVANGELIO Mc 10, 46-52
“Rabbuní”, haz que recobre la vista
╬ Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, un mendigo ciego, Bartimeo (el hijo de Timeo), estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:
«Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí».
Muchos lo increpaban para que se callara. Pero él gritaba más:
«Hijo de David, ten compasión de mí».
Jesús se detuvo y dijo:
«Llamadlo».
Llamaron al ciego, diciéndole:
«Ánimo, levántate, que te llama».
Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo:
«,Qué quieres que te haga?».
El ciego le contestó:
«“Rabbuní”, que recobre la vista».
Jesús le dijo:
«Anda, tu fe te ha salvado».
Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
Oración de los fieles
Año B
Cristo, el Señor, intercede por nosotros ante el Padre. Invoquémoslo, pues, confiadamente.
- Por los pastores, los catequistas y los teólogos, que han recibido en la Iglesia la misión de iluminar a los demás con la palabra de Dios. Roguemos al Señor.
- Por los que buscan a tientas una luz que dé sentido pleno a sus vidas. Roguemos al Señor.
- Por todos los enfermos, los imposibilitados y quienes cuidan de ellos. Roguemos al Señor.
- Por nosotros y por todos los cristianos que no ven claro su camino. Roguemos al Señor.
Escucha, Señor, Dios nuestro, las oraciones de tu Iglesia. Danos la claridad de la fe, para que también nosotros podamos seguir a tu Hijo y alabarte de corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
Mira Señor, los dones que ofrecemos a tu majestad, para que redunde en tu mayor gloria cuanto se cumple con nuestro ministerio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Réspice, quaesumus, Dómine, múnera quae tuae offérimus maiestáti, ut, quod nostro servítio géritur, ad tuam glóriam pótius dirigátur. Per Christum.
PREFACIO X DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO
EL DÍA DEL SEÑOR
En verdad es justo bendecirte y darte gracias, Padre santo, fuente de la verdad y de la vida, porque nos has convocado en tu casa en este domingo.
Hoy, tu familia, reunida en la escucha de tu palabra y en la comunión del pan de vida único y partido, celebra el memorial del Señor resucitado, mientras espera el domingo sin ocaso en el que la humanidad entrará en tu descanso. Entonces contemplaremos tu rostro y alabaremos por siempre tu misericordia.
Con esta gozosa esperanza, y unidos a los ángeles y a los santos, cantamos unánimes el himno de tu gloria:
Santo, santo Santo…
Antífona de comunión Cf. Sal 19, 6
Que nos alegremos en tu salvación y glorifiquemos el nombre de nuestro Dios.
Laetábimur in salutári tuo, et in nómine Dei nostri magnificábimur.
O bien: Cf. Ef 5, 2
Cristo nos amó y se entregó por nosotros como oblación de suave olor.
Christus diléxit nos, et trádidit semetípsum pro nobis, oblatiónem Deo in odórem suavitátis.
Oración después de la comunión
Que tus sacramentos, Señor, efectúen en nosotros lo que expresan, para que obtengamos en la realidad lo que celebramos ahora sacramentalmente. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Perfíciant in nobis, Dómine, quaesumus, tua sacraménta quod cóntinent, ut, quae nunc spécie gérimus, rerum veritáte capiámus. Per Christum.
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