LUZ PARA LA HUMANIDAD
Sí, Señor, así te vemos y así te sentimos
Desde el día de tu llegada a nuestro mundo
alegraste la noche oscura del hombre.
Lo hiciste en silencio, sin ruido
pero, en Belén, fuiste luz en medio
de un impresionante firmamento estrellado.
Tú, Señor, eres la luz del mundo
Entonces ¿qué somos nosotros, Señor?
Somos pequeñas luces, de tu inmensa luz
Somos pequeños ríos, de tu inmenso mar
Somos pequeños destello, de tu inmenso sol
Eres, Señor, luz de la humanidad
Quien a Ti escucha, encuentra alivio
Quien a Ti sigue, se siente protegido
Quien a Ti bendice, queda engrandecido
Nunca, nuestra tierra,
Por poner esperanza a nuestro lado
Por sembrar ilusiones en nuestros senderos
Por levantarnos, con y por tu Palabra,
cuando nos sentimos decepcionados,
engañados o humillados
por tanta palabra y bisutería que ofrece el mundo.
¡Gracias, Señor!
Sigues siendo luz de muchos pueblos
Horizonte de muchas metas
Vida de muchas vidas
Orgullo de millones de hombres y mujeres
que, sintiendo la peligrosa noche,
saben que Tú sigues siendo… la LUZ.
Amén
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