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1ª lectura: Jeremías 31, 7-9 En esta primera lectura, el profeta Jeremías evoca con emoción el regreso de los exiliados, porque Dios es fiel y bueno con su pueblo. El Señor mismo reunirá a los dispersos, los conducirá por el desierto y los introducirá de nuevo en su patria. El profeta describe a los componentes del nuevo pueblo y canta gozoso la liberación antes de que suceda, para que el pueblo viva en esperanza. Escuchamos.
La carta a los Hebreos indica las condiciones para ser sacerdote y las aplica a Cristo, único sacerdote de la nueva alianza. Precisamente por participar de la misma condición humana, puede cumplir con su tarea de mediador entre Dios y las personas. Jesús lo realiza de forma plena. Acogemos esta reflexión.
La curación del ciego de Jericó es, sin duda alguna, un acto de compasión de Jesús y, a la vez, un signo de que en él reside la fuerza de la vida nueva de Dios. El ciego no sólo recobra la vista, sino también la capacidad para seguirle por el camino, y es que toda su vida ha quedado iluminada tras el encuentro con Jesús de Nazaret. Hermoso el testimonio que se nos ofrece en este relato. | ||||||
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Llenos de confianza, nos atrevemos a dirigir nuestra oración a Dios Padre, presentándole también las necesidades de la Iglesia y de todas las personas.
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NOTA: ofrecemos diversos "SIGNOS" que nos parecen posibles, "fáciles" y que expresan el significado y el caminar de la Comunidad Cristiana.
(La ofrenda la puede hacer cualquier persona adulta de la comunidad. El bastón, de ser posible, debiera ser el especial de un ciego o una ciega)
(Esta ofrenda la debe realizar uno de los miembros del equipo de Pastoral Sanitaria o, en su defecto, alguien que cuide en su familia de un enfermo, una enferma, un anciano, una anciana, un minusválido o una minusválida)
(Esta ofrenda la puede hacer un militante de la comunidad)
(Dos jóvenes de la comunidad llevan las velas que, situadas sobre la mesa del altar, van a iluminar a la comunidad. Uno o una de ellos es quien hace la ofrenda)
(Conviene que haya una representación amplia de la actividad catequética, sea de niños, niñas, de adolescentes o de jóvenes. Sería bueno “algo” (hoja impresa, cartel grande para colocar en el templo…) que recoja el proyecto catequético de este curso. Una persona, en nombre de todos, presenta:) | ||||||
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(Puestos en pie, el Presidente inicia la oración de Acción de Gracias, a la que se une la comunidad, diciendo: «GRACIAS, SEÑOR, QUE, POR LA MUERTE DE JESUCRISTO, PRENDISTE LA LUZ EN LA OSCURIDAD DEL MUNDO»).
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Hermanos y hermanas: después de haber participado en esta celebración en la que hemos alabado a Dios y Él nos ha comunicado su salvación en Jesucristo, y asimismo, por nuestra parte, nos hemos comprometido a seguirle, retornamos a nuestras vidas y a nuestras actividades. Que prestemos atención a los ciegos y a las ciegas, a los cojos y a las cojas, que seguro encontraremos en nuestro camino y, en vez de intentar acallar sus gritos o mirar a otro lado, sepamos ayudarles como lo haría el mismo Señor Jesús. ¡Ojalá sea verdad! ¡Feliz semana! | ||||||
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“Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte Continuamos “rastreando” las huellas del Maestro y Señor. También en este domingo nos ha convocado para recordarnos lo fundamental del mensaje y, de esa manera, animar nuestro corazón e iluminar nuestras oscuridades, porque Él es la LUZ. Así nos lo presenta la liturgia. ¡DICHOSOS y DICHOSAS quienes encuentran en JESÚS |
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