23 octubre 2024

Ciclo B - Tiempo Ordinario2 - Domingo 30º - 27 de octubre - Año 2024

 

Monición de Entrada: MOTIVACIÓN

Hermanos y hermanas: nos reunimos para celebrar la Eucaristía, porque Dios, de nuevo, nos congrega, nos hace sus hijos e hijas, nos elige y nos llama para vivir con alegría, como lo hacían los primeros seguidores de Jesús. Dios ha salvado a su pueblo, y lo sigue haciendo con cada uno de nosotros y de nosotras.

El evangelio de este domingo nos ofrece la curación de un ciego, llamado Bartimeo. Éste ora, grita, se esfuerza, en medio de las dificultades y obstáculos, porque quiere hablar con Jesús: “Hijo de David, ten compasión de mí”. Jesús llega hasta él otorgándole el don de Dios que iluminará toda su vida: “Anda, tu fe te ha curado”. Vamos a pedirle al Señor que nos devuelva la vista y la fe que necesitamos para seguirle de verdad.

Iniciamos esta celebración de la fraternidad cristiana.

Moniciones a las lecturas

1ª lectura: Jeremías 31, 7-9

En esta primera lectura, el profeta Jeremías evoca con emoción el regreso de los exiliados, porque Dios es fiel y bueno con su pueblo. El Señor mismo reunirá a los dispersos, los conducirá por el desierto y los introducirá de nuevo en su patria. El profeta describe a los componentes del nuevo pueblo y canta gozoso la liberación antes de que suceda, para que el pueblo viva en esperanza. Escuchamos.


2ª lectura: Hebreos 5, 1-6

La carta a los Hebreos indica las condiciones para ser sacerdote y las aplica a Cristo, único sacerdote de la nueva alianza. Precisamente por participar de la misma condición humana, puede cumplir con su tarea de mediador entre Dios y las personas. Jesús lo realiza de forma plena. Acogemos esta reflexión.


Evangelio: Marcos 10, 46-52

La curación del ciego de Jericó es, sin duda alguna, un acto de compasión de Jesús y, a la vez, un signo de que en él reside la fuerza de la vida nueva de Dios. El ciego no sólo recobra la vista, sino también la capacidad para seguirle por el camino, y es que toda su vida ha quedado iluminada tras el encuentro con Jesús de Nazaret. Hermoso el testimonio que se nos ofrece en este relato.

Oración de los fieles

Llenos de confianza, nos atrevemos a dirigir nuestra oración a Dios Padre, presentándole también las necesidades de la Iglesia y de todas las personas.


1.- Para que la Iglesia, llamada a extender el Reino de Dios, muestre a todas las personas el verdadero rostro de Dios, desde el servicio y el compromiso en favor de los más desfavorecidos y desfavorecidas. ROGUEMOS AL SEÑOR.

2.- Por los y las gobernantes de todos los pueblos, para que luchen siempre en favor de la justicia, la libertad, la paz en tantos lugares; para que sean sensibles a las necesidades de los y las más pobres y para que propicien la igualdad entre las naciones. ROGUEMOS AL SEÑOR.

3.- Por los enfermos y enfermas y los necesitados y necesitadas de nuestra comunidad y del mundo entero, para que tengan la suerte de encontrase con la Buena Nueva de Jesús de Nazaret, sientan su fuerza liberadora en los gestos de tantas personas que les acompañan y se entregan en su favor. ROGUEMOS AL SEÑOR.

4.- Por todos los voluntarios y voluntarias que trabajan en los diferentes servicios de Cáritas, de la Pastoral de la Salud, en la atención a grupos marginales... para que tiendan una mano a tantas personas que viven el desamparo de los servicios sociales o cualquier tipo de marginación, mostrándoles la Buena Nueva del Reino desde la atención y la respuesta a sus situaciones. ROGUEMOS AL SEÑOR.

5.- Por los y las que estamos aquí reunidos y reunidas y nuestra comunidad, para que, como seguidores de Jesucristo, seamos auténticos testigos del Evangelio en los ambientes en los que nos movemos y seamos Luz y Esperanza para todos ellos. ROGUEMOS AL SEÑOR.

Presentación de las ofrendas

NOTA: ofrecemos diversos "SIGNOS" que nos parecen posibles, "fáciles" y que expresan el significado y el caminar de la Comunidad Cristiana.

POR FAVOR: que nadie piense que hay que hacer todos ellos. Que cada Comunidad, o Grupo de Liturgia los escoja y los adapte a su realidad.


PRESENTACIÓN DE UN BASTÓN

(La ofrenda la puede hacer cualquier persona adulta de la comunidad. El bastón, de ser posible, debiera ser el especial de un ciego o una ciega)

ORACIÓN - MOTIVACIÓN: Mira, Señor, yo te ofrezco este bastón, porque quiero ser, así como todos y todas y cada uno y cada una de los miembros de la comunidad, un lazarillo para los y las demás. Ábreme los ojos, Señor, para que no sea una persona ciega que guía a otros ciegos. Lléname de tu luz, para que pueda ser reflejo de ella en medio de un mundo que se mueve en la oscuridad y anda a tientas.


PRESENTACIÓN DE UN VASO DE ACEITE

(Esta ofrenda la debe realizar uno de los miembros del equipo de Pastoral Sanitaria o, en su defecto, alguien que cuide en su familia de un enfermo, una enferma, un anciano, una anciana, un minusválido o una minusválida)

ORACIÓN - EXPLICACIÓN: Yo te traigo, por mi parte, este vaso de aceite. Y va con él, no solo mi compromiso sino también el de todos y de todas y cada uno y cada una de los miembros de la comunidad, de que nuestro testimonio de la nueva vida de tu Hijo lo hemos de realizar a través de la palabra y también de nuestra solidaridad para con todas las personas y, de forma especial, para con los más necesitados y necesitadas. Señor, queremos ser bálsamo que suavice los dolores de las personas y medicina que les cure de todos sus males.


PRESENTACIÓN DE UN RECIPIENTE LLENO DE SAL

(Esta ofrenda la puede hacer un militante de la comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo, y lo hago en nombre personal, de todos y todas los y las militantes y de la propia comunidad, este recipiente lleno de sal, como símbolo de nuestra presencia evangelizadora y transformadora del mundo. Al igual que tantos testigos, a lo largo de los tiempos, han evangelizado a los distintos pueblos, nosotros queremos ser presencia misionera en este mundo, a pesar de las muchas dificultades con las que nos encontramos. Danos, sin embargo, tu gracia, porque sin ella nuestra sal se vuelve insípida.


PRESENTACIÓN DE LAS VELAS

(Dos jóvenes de la comunidad llevan las velas que, situadas sobre la mesa del altar, van a iluminar a la comunidad. Uno o una de ellos es quien hace la ofrenda)

ORACIÓN - MOTIVACIÓN: Señor, nosotros(as) te hemos traído estas dos velas que van a iluminar nuestra asamblea, como el símbolo de la fe que profesamos cada uno de nosotros y de nosotras en tu Hijo Jesucristo. Tú mismo has encendido esa fe en cada uno de nosotros y de nosotras como don de tu Espíritu y como un regalo que nos has dado generosamente. Nosotros y nosotras, hoy, además de agradecértela, queremos empeñar nuestra palabra y compromiso, pues, por la fe en Jesucristo, reconocemos que nuestras personas y nuestras vidas tienen un sentido nuevo, y lo queremos también ofrecer a los y a las demás.


PRESENTACIÓN DEL GRUPO DE LA CATEQUESIS

(Conviene que haya una representación amplia de la actividad catequética, sea de niños, niñas, de adolescentes o de jóvenes. Sería bueno “algo” (hoja impresa, cartel grande para colocar en el templo…) que recoja el proyecto catequético de este curso. Una persona, en nombre de todos, presenta:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Dios y Padre nuestro: nos presentamos ante Ti y ante tu Comunidad el grupo de CATEQUISTAS. Nosotros y nosotras sabemos, Padre, que compartimos con Jesús mismo la MISIÓN de anunciar la Buena Noticia de tu Reino. Nos sentimos orgullosos y orgullosas de esta tarea. Pero Tú, Padre, sabes cuán difícil es hoy en día transmitir esos valores a nuestros niños y niñas, adolescentes y jóvenes. De ahí que, además de ofrecerte nuestro esfuerzo y entrega, te pidamos que nos des un pedazo del Espíritu de Jesús para que, cada día más, lo hagamos como Él mismo lo hacía.

Prefacio

(Puestos en pie, el Presidente inicia la oración de Acción de Gracias, a la que se une la comunidad, diciendo: «GRACIAS, SEÑOR, QUE, POR LA MUERTE DE JESUCRISTO, PRENDISTE LA LUZ EN LA OSCURIDAD DEL MUNDO»).


Te alabamos, Padre bueno, y te bendecimos,
porque ciegos, como Bartimeo,
tu Hijo Jesucristo nos devolvió la luz en el bautismo
e iluminó nuestros ojos
para poder ver tus obras y tu mano salvadora
que, desde los orígenes del mundo y la historia,
no cesas de realizar a favor de las personas.
R/. «GRACIAS, SEÑOR, QUE, POR LA MUERTE DE JESUCRISTO, PRENDISTE LA LUZ EN LA OSCURIDAD DEL MUNDO»

Creaste todas las cosas en beneficio nuestro
y dejaste impresa tu imagen en nuestro rostro.
Perdonaste nuestro pecado de orgullo
y estableciste con nosotros y nosotras tu alianza.
Liberaste a tu pueblo de la esclavitud
y le mantuviste de tu mano por el desierto.
Le diste reyes que lograron la unidad
y profetas que les recordaban tus deseos.
Les probaste con el destierro
y encendiste en sus corazones la esperanza.
Y, al llegar el tiempo, enviaste a tu propio Hijo
para poner de manifiesto tu misericordia
y mostrarnos los secretos de tu corazón,
sin ahorrarte su muerte por nosotros y nosotras.
R/. «GRACIAS, SEÑOR, QUE, POR LA MUERTE DE JESUCRISTO, PRENDISTE LA LUZ EN LA OSCURIDAD DEL MUNDO»

Tu Hijo Jesucristo, luz de tu luz,
prendió la claridad en esta tierra,
barriendo las tinieblas que envolvían a las personas.
Su vida adquirió tal nitidez
que, desde entonces, es luz nuestra,
pues ilumina el sentido y el camino de nuestra vida.
Su palabra, por ser la tuya, era la verdad,
y sus hechos, por ser obra de tu misericordia,
prendieron la luz por donde pasaba,
hasta que las ciegas e injustas personas
no soportaron tanta claridad
y quisieron definitivamente apagarla.
Tú le resucitaste de la muerte,
para que su llama, llena de vida,
fuera el Cirio en que nosotros y nosotras
prendiéramos nuestra esperanza.
R/. «GRACIAS, SEÑOR, QUE, POR LA MUERTE DE JESUCRISTO, PRENDISTE LA LUZ EN LA OSCURIDAD DEL MUNDO»

Te damos gracias, Padre bueno, y bendecimos tu generosidad,
porque nos has iluminado para ser tu luz
en medio de un mundo carente de horizontes,
en el que nos sentimos como el ciego al borde del camino.
Si Tú no nos asistes,
su marginación y menosprecio nos pueden vencer,
porque ya no es pequeño nuestro cansancio.
A Ti levantamos nuestros ojos curados
y alzamos nuestros brazos hacia lo alto,
esperando que tu fortaleza
nos haga seguir siendo la luz.
Déjanos unir al sacrificio de tu Hijo
nuestro titubeante seguimiento,
y haz que reemprendamos con seguridad nuestros pasos.
R/. «GRACIAS, SEÑOR, QUE, POR LA MUERTE DE JESUCRISTO, PRENDISTE LA LUZ EN LA OSCURIDAD DEL MUNDO»

Monición de Despedida

Hermanos y hermanas: después de haber participado en esta celebración en la que hemos alabado a Dios y Él nos ha comunicado su salvación en Jesucristo, y asimismo, por nuestra parte, nos hemos comprometido a seguirle, retornamos a nuestras vidas y a nuestras actividades. Que prestemos atención a los ciegos y a las ciegas, a los cojos y a las cojas, que seguro encontraremos en nuestro camino y, en vez de intentar acallar sus gritos o mirar a otro lado, sepamos ayudarles como lo haría el mismo Señor Jesús. ¡Ojalá sea verdad! ¡Feliz semana!

Reflexión para este día

“Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte
y sacó a la luz la vida, por medio del Evangelio.”






Continuamos “rastreando” las huellas del Maestro y Señor. También en este domingo nos ha convocado para recordarnos lo fundamental del mensaje y, de esa manera, animar nuestro corazón e iluminar nuestras oscuridades, porque Él es la LUZ. Así nos lo presenta la liturgia.

La Palabra de Dios nos anuncia, por el profeta, un nuevo éxodo, una nueva liberación para un pueblo que ha experimentado el sufrimiento y el destierro (primera lectura). Al ciego de Jericó, marcado también por el sufrimiento de la oscuridad y que grita al que es la luz, le llega la salvación por medio de Cristo, en quien se realizan los proyectos de Dios (evangelio).

Por eso, la segunda lectura nos presentará a Jesús como el Sumo Sacerdote en quien se realiza la plenitud, por medio de la ofrenda de su propia vida. Son los caminos de Dios y no siempre nos resultan fáciles.

¡DICHOSOS y DICHOSAS quienes encuentran en JESÚS
la LUZ para sus VIDAS!

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