24 septiembre 2024

DOMINGO 26 DEL T. ORDINARIO /B PROFETAS DE HOY

 J.R.Flecha

“Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor”. Dios había pedido a Moisés que compartiera su espíritu con setenta ancianos. Cuando les impuso las manos, Eldad y Medad no estaban presentes en aquel rito. Sin embargo, recibieron igualmente el don de profecía.
Josué se apresura a sugerir a Moisés que prohíba a aquellos dos ancianos profetizar.
Pero Moisés manifiesta su opinión, que parece una auténtica profecía: “Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor” (Núm 11,25-29).
Al evocar este deseo de Moisés, adquiere actualidad la oración que repetimos hoy con el salmo responsorial: “Preserva a tu siervo de la arrogancia” (Sal 18,14).
La carta de Santiago incluye una seria advertencia a los ricos: “Vuestro oro y vuestra plata están oxidados y su herrumbre se convertirá en testimonio contra vosotros y devorará vuestras carnes como fuego. ¡Habéis acumulado riquezas… en los últimos días!” (Sant 5,3).

TRES OBSERVACIONES
Algunos discípulos de Jesús han encontrado a uno que expulsaba demonios en el nombre de Jesús, aunque no pertenecía al grupo de sus seguidores. Juan comunica a Jesús que han tratado de impedírselo. Pero Jesús ordena que no se lo impidan (Mc 9,38-48).
• Juan no ha comprendido que Jesús y su espíritu no son una propiedad exclusiva de un grupo de selectos. Su vida y su mensaje se ofrecen a toda la humanidad. En el nombre de Jesús se anuncia la salvación para todos.
• Además, Juan parece considerar que los que no pertenecen al grupo de los llamados por Jesús han de ser necesariamente sus enemigos. Necesita llegar a comprender que el Espíritu sopla donde menos se le espera.
• Y finalmente, Juan todavía no ha llegado a descubrir que los enfermos, los marginados y todos los esclavizados por el mal necesitan no solo una ayuda institucional sino, sobre todo, el anuncio de la salvación.

TRES MENSAJES
Tras escuchar a Juan, Jesús se vuelve a sus discípulos para decirles: “No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro”. He ahí tres mensajes válidos para todos los tiempos.
• Las prohibiciones. Con demasiada frecuencia pensamos que los grandes valores se defienden prohibiendo unas iniciativas que, aunque sean buenas, nos parecen rechazables.
Mejor sería para todos intentar el acercamiento y el diálogo.
• Los milagros. Con mucha frecuencia creemos que los milagros son fenómenos que pertencen a otros tiempos. Mejor sería abrir los ojos para ver que la providencia de Dios se
hace presente entre nosotros de la forma más inesperada.
• La concordia. Con excesiva frecuencia consideramos a los demás como adversarios y competidores. Mejor sería aprender a considerar el mundo como el amplio campo de una misión de gracia y salvación, que nos ha sido confiada a todos.
- Señor Jesús, también hoy te sirves de muchos profetas para hacer llegar a todos tu mensaje. Líbranos de la arrogancia y del exclusivismo. Enséñanos a abrirnos cada día a las iniciativas del Espíritu. Y a colaborar con quienes hacen el bien en tu nombre. Amén.

LA MUTILACIÓN

“Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la gehenna, al fuego que no se apaga” (Mc 9,43)
1. ¿Por qué nos resultan escandalosas esas alusiones a la mutilación con las que Jesús parece invitarnos a privarnos de una mano, de un pie o de un ojo?
2. ¿No comprendemos que Jesús /nos está exhortando a superar las tentaciones y las causas que nos llevan al pecado?
3. La gehenna o valle de Hinnón, situado al suroeste de Jerusalén era un lugar destinado a quemar las basuras. ¿No nos aclara ese dato las exageraciones de Jesús?
4. En contrapartida con el fuego permanente que arde en el basurero de la gehenna, Jesús propone la entrada en la vida ¿Qué puede significar para nuestra fe esa posibilidad?
5. ¿En esta sociedad y en este tiempo, cuáles son las seducciones que con más frecuencia nos inducen a pecar?
6. ¿Conocemos a algunas personas que se hayan privado de cosas, de beneficios o de algunas compañías para conservar su integridad moral o su fe religiosa?
7. ¿Podré yo superar las tentaciones que hoy me acechan sin contar con la ayuda de la gracia de Dios?

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