Tiempo Ordinario- Vigésimo Segundo Domingo – Ciclo B
Monición de entrada
Las tres lecturas bíblicas de este vigésimo segundo domingo del Tiempo Ordinario están centradas en el cumplimiento de la voluntad de Dios manifestada en su palabra y su ley de santidad, justicia y salvación. La primera lectura y el Evangelio valoran los mandatos del Señor como norma absoluta frente a cualquier tradición humana y como fuente de sabiduría e inteligencia. Por eso lo que procede es llevar a la práctica la Palabra escuchada. Esta celebración es una invitación a vivir nuestra fe. Pónganse de pie para que empecemos con el canto de entrada.
Primera lectura: Dt 4, 1-2. 6-8 (Estos mandatos son su sabiduría)
En este discurso Moisés exhorta al pueblo al cumplimiento de la Ley. En esta obediencia, responsable y fiel, está la verdadera sabiduría. La Ley es expresión de la cercanía de Dios a su pueblo y forma parte de la alianza. Oigamos.
Segunda lectura: Sant 1, 17-18. 21b-22.27 (Lleven la palabra de Dios a la práctica)
La carta de Santiago es un conjunto de consejos prácticos. Nos dice que la Palabra de Dios requiere una aceptación práctica y vivida. La fe tiene que ser manifestada en obras de caridad, en amor y servicio a los demás.
Tercera lectura: Mc 7, 1-8a. 14-15. 21-23 (Mandamiento de Dios y tradiciones humanas)
Después del paréntesis de los 5 domingos anteriores, reanudamos hoy la lectura del Evangelio de Marcos con la actividad apostólica de Jesús fuera de Galilea. Jesús denunció la actitud de los fariseos que prefirieron un cumplimiento "externo" de la ley en vez de un cambio real del corazón, perdiendo así lo esencial de la ley y dándole importancia a lo exterior o material. Antes de escuchar este mensaje, cantemos el Aleluya.
Oración Universal
1. Por nuestro Santo Padre el Papa N., por nuestro Obispo N., y todos los obispos, por los sacerdotes, diáconos y religiosas y religiosos de Jesús, y por todo el pueblo de Dios. Roguemos al Señor.
2. Por los gobernantes de nuestro país y de todos los pueblos: para que bajo su gobierno tengamos una vida feliz y pacífica en justicia y caridad. Roguemos al Señor.
3. Por los difuntos, en especial por los de nuestra familia y los de nuestra parroquia, para que pronto entren en la presencia del Señor. Roguemos al Señor.
4. Por todos nosotros aquí reunidos, para que vivamos nuestra fe con profunda convicción y no por algo externo. Roguemos al Señor.
Exhortación final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1993, p. 370)
Hoy te reconocemos, Padre, por Jesucristo, tu Hijo,
que nos libró del formulismo esclavo de la letra de la ley,
y estableció un nuevo orden religioso que une el amor a ti
y al hermano, primando la persona sobre la fría norma,
el amor sobre la ley, el corazón y lo interior sobre lo de afuera.
Danos, Señor, un corazón nuevo y generoso, limpio y recto,
incapaz de endurecerse en la falsa seguridad de un culto vacío.
Así recuperaremos la pureza original de nuestra imagen primera,
hecha a tu semejanza, tal como salió de tus manos creadoras.
y haz que la libertad interior que Cristo nos ganó.
estimule en nosotros una respuesta más fiel a tu amor.
Amén.
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