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07 agosto 2024

Celebrando la Palabra - XIX Domingo del Tiempo Ordinario - (11 de agosto)

 

Celebrando la Palabra - XIX Domingo del Tiempo Ordinario - (11 de agosto)

Material para el Animador de la Palabra.

Celebración del XIX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 11 de agosto de 2024.

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1. AMBIENTACIÓN

 

Podemos colocar delante del altar una de estas frases: “Dios alimenta y reanima” o, “Seguir al Espíritu alegra la vida”.

Símbolos: Pan y una jarra con agua

 

 

2. RITOS INICIALES

 

Monición de entrada. Simbolizamos el mensaje de este domingo con el pan y el agua que “milagrosamente” encuentra el profeta Elías para recorrer el duro camino hasta llegar al monte de Dios. El pan es también símbolo de Jesús, el pan vivo que ha bajado del cielo. El mismo lo afirma: “El que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”. El agua evoca cristianamente nuestro bautismo y el don del Espíritu Santo con el que hemos sido marcados.

Con estos recursos, Dios nos asegura que podemos seguir caminando, que podemos plantar cara a la multitud de desafíos, y cansancios que se nos van presentado a lo largo del camino de la vida.

Canto

Saludo. Hermanas y Hermanos, alabemos al Señor, que nos fortalece con el pan del cielo y nos anima con su Espíritu Santo.

Acto penitencial.

Porque no siempre te descubrimos en medio de nosotros, Señor ten piedad.

Porque no valoramos debidamente tu alimento, Cristo ten piedad.

Porque recortamos la comunión con lo demás, Señor ten piedad

Gloria

Oración. Dios todo poderoso y eterno, a quien, instruidos por el Espíritu Santo, nos atrevemos a llamar Padre, renueva en nuestros corazones el espíritu de la adopción filial, para que merezcamos acceder a la herencia prometida. Por N.S. J...

Monición las lecturas. La primera lectura recoge la experiencia amarga de desánimo que sufre el profeta Elías. Huye de la persecución. Desesperado, llega a desearse la muerte. Dios, en cambio lo reconforta en el cuerpo y en el espíritu y lo confirma en el deber de seguir su camino profético. La segunda lectura nos sigue motivando en la opción por la alternativa de Jesús. Y en el Evangelio continua el discurso de Jesús sobre el pan de la vida, un discurso que es también un debate con teólogos judíos.

Lecturas. 1R 19, 4-8Salmo o canto. Ef 4, 30-5,2. Aclamación. Jn 6, 41-52 (Breve silencio)

 

 

3. LITURGIA DE LA PALABRA

 

Comentario homilético. En el transcurrir de la vida todos tenemos días difíciles, oscuros, en los que el fracaso pesa tanto y el horizonte se cierra de tal manera que no se ve salida alguna. Entonces nos asalta la tentación de abandonarlo todo. Es la experiencia dura de desierto del profeta Elías: experiencia agobiante, desesperada, inaguantable hasta el punto de desearse la muerte. Nosotros los que tenemos a Dios por Padre y a Jesús como hermano, hemos de pensar que no hay razones para la desesperación definitiva... siempre hay una salida. Dios ayuda, ilumina, alimenta las ganas de vivir y de seguir en el compromiso como Él sabe hacerlo. La sabiduría popular ha condensado esta experiencia en la frase: “Dios aprieta, pero ahoga”. Elías, en medio de la angustia agónica, acepta la ayuda y el alimento que Dios le proporciona. No desespera del todo. Y es que la mayor trampa en la que podemos caer es dar la espalda a Dios cuando el desánimo nos ahoga. Hasta los místicos hablan de “la noche oscura del alma” pero también de una “llama de amor viva”. Y así es: cuando sentimos la compañía de Dios y nos fiamos de Él, superamos el desaliento y entendemos que no nos pide imposibles. La vida cristiana es un camino sembrado de cruces, pero con un horizonte luminoso al que llegamos viviendo de las bienaventuranzas para vivir en “El esplendor de la misericordia”

El autor de la carta a los Efesios nos exhorta a no entristecer al Espíritu Santo ya que Dios nos ha marcado con Él para ser libres y vivir felices. ¿Qué se nos está queriendo decir en el fondo? El propio autor lo describe proponiendo un conjunto de consejos prácticos de conducta y unos valores concretos de fraternidad que nos han de caracterizar siempre a los cristianos. Y lo resume todo en imitar a Dios a Jesús, es decir, en procurar la santidad viviendo en amor, entrega a los demás. Lógico y razonable, pero altamente difícil... sobre todo si no vivimos según el Espíritu.

Aprender de Dios será siempre una asignatura pendiente. Si el saber es un deseo innato en el ser humano, en referencia a Dios es una aspiración superior y necesaria. El Dios bueno, que hace salir el sol sobre buenos y malos y manda la lluvia sobre justos e injustos, tiene mucho que enseñarnos si nos abrimos dócilmente y no ofrecemos resistencia.

En el Evangelio de Juan seguimos viendo cómo se define Jesús y que debate tiene con los judíos. Se presenta como alimento divino: “yo soy el pan vivo bajado del cielo para la vida del mundo. El que coma de este pan vivirá para siempre”. Desde luego es una oferta original; nadie ha tenido una iniciativa semejante, porque nadie es capaz de llegar a tanto amor y entrega. Para que nuestro caminar prepare el camino a otros, Jesús se ofrece como sustento y como energía. Es el pan de vida que robustece, despeja la inteligencia y capacita para vivir con valentía.

Pero los judíos que debatían con Él no le cogían la onda y, por tanto, no le entendían adecuadamente. Sin embargo, demuestran con sus comentarios (murmuraciones), según nos aclara San Juan, que lo conocían bien, pues sabían con pelos y señales quien era su familia... Pero, a pesar de esto, no le entienden o no quieren entender, porque no le creen. Jesús intenta por todos los medios que lo conozcan desde la fe. Por eso les habla de apertura al Padre y de su propio simbolismo divino. Pero casi nadie le entendió. ¿Le entendemos nosotros, creyentes del siglo XXI? Silencio de interiorización

Credo

Oración de los fieles

Por la Iglesia, para que acerque el alimento de Jesús a todos los pueblos, roguemos al Señor.

Por cuantos tienen en sus manos la economía de los países más ricos, para que distribuyan con justicia los bienes, en favor de los pueblos más necesitados, roguemos al Señor

Pidamos para que cese la fiebre del consumo exagerado y haya más solidaridad, roguemos al Señor

Oremos para que la espiritualidad del Evangelio impregne la vida personal y comunitaria de los bautizados, roguemos al Señor.

Para que los cristianos imitemos a Jesús en la entrega hasta el sacrificio, roguemos al Señor

Oremos unos por otros, para que vivamos en fraternidad, sencillez y alegría, roguemos al Señor

 

 

4. RITO DE LA COMUNIÓN

 

Monición. Dios alimenta la vida de los creyentes, refuerza su espiritualidad y reaviva el entusiasmo. Con esta confianza nos acercamos a la comunión.

Canto

Introducción al Padre nuestro

Bendito seas, Padre, revelado por Jesús,
generoso y entrañable con todos,
sensible y delicado con los más débiles.

Nos has llamado a vivir con calidad
y no quieres que nadie se derrumbe.
No nos pides imposibles:
has dado a unos cinco talentos,
a otros dos, y a otros uno;
y solo quieres que seamos consecuentes y creativos.

Nos alimentas por medio de Jesús:
con Él nos has dado todo lo que nos conviene.

Ahora estas ahí con estimulo y comprensión,
dando estabilidad y firmeza
a nuestro caminar azaroso y renqueante.

Padre, lo has hecho todo bien.
Gracias por ello, y especialmente por nuestra libertad.

No permitas que nos debilitemos,
no consientas que dejemos tu Palabra y el Pan de la Vida.

Envueltos en el Espíritu que nos vivifica,
te decimos en comunión fraterna: Padre nuestro...

Gesto de la paz

Distribución de la comunión.

Canto

Acción de gracias

Gustad y ved, qué bueno es el Señor.
¡Dichoso el que se acoge a Él!

Ha puesto en marcha la historia de la salvación,
condujo a nuestros antepasados por el desierto
y los llevó a un destino de libertad.

Estableció una Alianza de protección
y se portó con ternura de madre.

Envió testigos y profetas
para mantener viva su Palabra.

Él mismo en persona nos visitó y redimió,
y nos ha dejado su Espíritu
para vivir en fraternidad y compromiso.

Ahora nos alimenta y nos cuida
porque conoce nuestra debilidad.

Hermanas y hermanos, ved que bueno es el Señor.
Agradecedle las muestras de su amor
y sus gestos de bendición.

 

 

5. RITO DE CONCLUSIÓN

 

Compromiso. Asimilar a Jesús y presentarlo a los demás para que también los alimente.

Oración después de la comunión. se toma del misal

Monición final. Es inmensa la riqueza que encierra Jesús. Cualquier persona la pude captar desde su espiritualidad. Por eso muchos lo admiran. Otros, desde la fe, valoramos agradecidamente cómo este pan vivo, que ha bajado del cielo, nos alimenta. Hoy día son pocos los que se escandalizan o critican a Jesús; más bien hay una absoluta indiferencia a todo lo que significa liberación espiritual...No es fácil la comunión con Jesús, porque seguirlo de verdad supone darse, como Él, en alimento para la vida del mundo. Y eso hoy día no es atractivo, es pedir demasiado. Nosotros, los que vamos quedando en sus filas, hemos de continuar teniendo manos como signo de amistad y servicio.

Bendición

Canto final y despedida.

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