30 julio 2024

Domingo 4 de agosto 2024 / 18º Domingo durante el año - Ciclo B

 —BIENVENIDA: 

Antes de realizar el milagro de la multiplicación de los panes para dar alimento a quienes lo seguían desde hacía más de tres días para escuchar su palabra, Jesús dijo: "Tengo compasión de la muchedumbre". Y san Juan Pablo II nos ha dicho que "el hambre del cuerpo no es la única que padece la humanidad; tantos de nuestros hermanos y hermanas tienen hambre y sed de dignidad, de libertad, de justicia, de alimento para su inteligencia y alma".

Durante su peregrinación por el desierto, el pueblo elegido fue alimentado milagrosamente por el maná, prefigura de la Eucaristía, alimento del nuevo pueblo de Dios.  Y hoy nos encontramos reunidos como la multitud que rodeaba a Jesús, ansiosa de ser alimentada por su Palabra y por su Pan; necesitamos ser saciados con el verdadero Pan del Cielo, que es Cristo mismo que se nos da como alimento en la Eucaristía. Sólo Él puede saciar nuestra hambre de felicidad, y hoy nos pide que vayamos hacia Él, buscando, no nuestra satisfacción, sino a Él mismo: el Pan de Vida.

 

—LITURGIA DE LA PALABRA:

1ª. LECTURA:        (Ex 16, 2-4. 12-15) 

El pueblo hebreo en el desierto, añoraba las buenas comidas de su cautiverio en Egipto, y es alimentado por Dios con el maná, figura del alimento de la verdadera libertad: la Eucaristía.

SALMO RESP.:    (77, 3-4bc. 23-25. 54)      

R. El Señor les dio como alimento un trigo celestial.

2ª. LECTURA:     (Ef 4, 17. 20-24)   

San Pablo es bien claro y terminante: si realmente decimos que somos seguidores de Cristo, esto debe manifestarse en todo momento de nuestras vidas, de una manera clara e inequívoca.

EVANGELIO:   (Jn 6, 24-35)

Jesús, en el santo Evangelio, nos manifiesta claramente que Él es el verdadero Pan, con el que tendremos la vida eterna.

 

HOMILÍA

—ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:
Queridos hermanos, nuestro Padre del Cielo nos da gratuitamente el gran don de su amor, nos da a su Hijo. Por Él pidámosle ahora que escuche nuestras peticiones por la Iglesia, por todos los hombres y por nosotros mismos.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"POR CRISTO, PAN DE VIDA, ESCÚCHANOS SEÑOR"

—Padre nuestro, te pedimos por la Iglesia y el Papa Francisco, para que en los signos concretos de su ministerio, los hombres recibamos en nuestro corazón la palabra, que es la de Jesús, y así podamos saciar nuestra hambre de Dios, oremos...

—Padre nuestro, te pedimos para que formemos una Iglesia diocesana verdaderamente comprometida con el hambre espiritual y material de todos los hombres, oremos...

—Padre nuestro, te pedimos por la paz del mundo, para que todos los pueblos y gobiernos pacifiquen sus espíritus y así podamos superar definitivamente la violencia que nos deshumaniza, oremos...

—Padre nuestro, te pedimos por tantos hermanos nuestros que se han alejado de la comunión con tu Hijo y su Iglesia, para que escuchen en su corazón su voz que los llama y les ofrece el verdadero Pan de Vida, oremos...

—Padre nuestro, te pedimos por toda nuestra comunidad, para que ahondando nuestra confianza en tu providencia divina que nos cuida paternalmente, busquemos por sobre todo lo material, el alimento que nos dará la vida eterna, oremos...

 

CELEBRANTE:

Dios Padre, rico en misericordia, escucha favorablemente la oración que hemos elevado en tu presencia, y concédenos el que siempre podamos encontrar nuestra alegría no en las cosas materiales, sino en la abundancia de tus dones. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Sobre la mesa del altar, al depositar las ofrendas, depositemos también nuestro sincero propósito de buscar sólo en Cristo, el verdadero alimento para nuestra existencia.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

El Señor Dios, nuestro Padre, nos ama a todos profundamente, y en inmenso amor nos ha dado a su Hijo Jesús como Pan de Vida eterna, por ello ahora unámonos en nuestra plegaria de acción de gracias.

COMUNIÓN:

Como la multitud que seguía a Jesús, nosotros también necesitamos ser alimentados, por eso ahora nos unimos para compartir la Eucaristía, el alimento que saciará nuestra hambre de Dios.

Cantamos...

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

DESPEDIDA:

Toda celebración eucarística, para que sea verdaderamente fructuosa, debe provocar en nosotros un compromiso sincero con Dios; que el de hoy sea el compartir, entregando a los demás lo que Dios les destina y que a nosotros sólo nos es confiado como simples administradores.

 

Nos despedimos cantando...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario