PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante
Celebramos hoy el domingo décimo séptimo durante el año, y a partir de hoy iniciaremos la lectura de un capítulo muy importante del Evangelio de san Juan: el discurso sobre el Pan de Vida, en el que escucharemos una palabra que explica quién es Jesús, y qué es para nosotros; una clara exhortación a reconocerlo domo camino de vida y alimento para todos nosotros.
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
El Señor nos manifiesta hoy claramente la inmensidad de su amor, que mediante su providencia atiende nuestras necesidades espirituales y materiales. Él mismo se multiplica como pan eucarístico para alimentar a la multitud de creyentes de todos los tiempos. Y esta comunión con Él nos compromete a realizar cuanto podamos en favor de los demás, sabiendo que no lo podemos todo, pero en la certeza que Él realiza el milagro de multiplicar el fruto de nuestra entrega.
1ª. LECTURA: (2 Re 4, 42-44) (Ver texto)
Lo que el profeta Eliseo realizó por el poder de la palabra de Dios, Jesús lo repite para enseñarnos que realmente Él es la Palabra de Dios.
SALMO RESP.: (144, 10-11. 15-18) (Ver texto)
R. Abre tu mano, Señor, y nos colmas con tus bienes.
2ª. LECTURA: (Ef 4, 1-6) (Ver texto)
Pablo escribe a los cristianos exhortándolos a la unidad; palabra que hoy es tan actual ante la existencia de tantas maneras de pensar y de vivir.
EVANGELIO: (Jn 6, 1-15) (Ver texto)
Jesús, en el milagro de la multiplicación de los panes, anuncio de la Eucaristía, se nos presenta como el Pan de Dios que da la vida verdadera.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Unidos en una misma fe, impulsados por el único Espíritu y poniendo nuestra atención en las inquietudes, en las necesidades de todos los hombres, elevemos nuestra plegaria a Dios, nuestro Padre providente.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
"POR CRISTO, PAN DE VIDA, ESCÚCHANOS SEÑOR"
v Por la Santa Iglesia y el Papa Francisco, para que todos los cristianos lo escuchemos, y alimentados por el mismo Pan de Vida, formemos un solo rebaño bajo un solo pastor, oremos...
v Por nuestra Iglesia diocesana, para que junto a nuestro obispo y nuestros sacerdotes, formemos una comunidad en la que la Eucaristía alimente nuestro compromiso en favor de los más necesitados, oremos....
v Por nuestra patria, para que todos los que la habitamos seamos capaces de convertir nuestro corazón y descubrir en tu Hijo, el único guía, el único Pastor, oremos....
v Por tantas familias que sufren en nuestra patria, que no tienen techo, que no encuentran trabajo, para que por nuestras actitudes concretas, reconozcan tu providencia de Padre que nunca abandona a sus hijos, oremos...
v Por todos los católicos, para que cada día seamos más los que nos reunimos alrededor del altar, para que, alimentados con el Pan vivo bajado del Cielo, alimentemos nuestro compromiso en favor de los hombres, especialmente de los más necesitados, oremos...
CELEBRANTE:
Te pedimos Padre y Señor nuestro, que escuchando la plegaria que hemos puesto en tu presencia, nos concedas para todos tus hijos, la gracia de poder recibir siempre el verdadero alimento, el Pan de Vida, Jesucristo que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Presentemos al Padre, junto al pan y el vino, nuestra disposición a confiar siempre plenamente, por sobre toda seguridad material, en su providencia que atiende todas nuestras necesidades.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Elevemos ahora nuestra acción de gracias a Dios, celebrando el memorial de Cristo, cumpliendo su mandato y repitiendo, junto con Él, su gesto de repartir el pan de la Eucaristía.
COMUNIÓN:
Y ahora Jesús nos invita, a todos los que queremos ser sus amigos, a su mesa, para ser Él mismo nuestro alimento, nuestro pan, el pan de Dios.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que jamás me separe de Ti.
DESPEDIDA:
Cada Eucaristía que celebramos debe significar un verdadero compromiso personal, y el de hoy debe ser el que cada uno de nosotros sea el que haga llegar a los hermanos, el verdadero alimento: la Palabra de Dios, pero sin olvidar la responsabilidad de poner también a su disposición, lo mucho o poco que tengamos
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