Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Nos agrada tenerles nuevamente presentes en la casa de Dios para celebrar la Santa Misa Dominical.
Celebramos el Cuarto Domingo de Pascua, el domingo del Buen Pastor, día de las vocaciones sacerdotales, por lo que encomendamos a Dios a todos nuestros sacerdotes, para que sean esos pastores con olor a oveja, que estén cerca de su rebaño y les dé fuerza para desempeñar bien su ministerio.
Con esos sentimientos, comencemos nuestra celebración. De pie, cantamos…
Moniciones a las lecturas
Monición única para todas las lecturas
El protagonista de hoy, como no podía ser de otra manera en Pascua, es Cristo Jesús.
Dos imágenes alegóricas nos sirven hoy para profundizar en el misterio del Resucitado y en su relación con los creyentes. La primera («piedra angular») está tomada del mundo de la arquitectura y la encontramos en el libro de los Hechos que cita, a su vez, el salmo 117. La segunda imagen («Buen Pastor») está tomada del mundo rural y es plasmada con gran belleza por el evangelista Juan. Son imágenes que también a nosotros pueden hacernos reflexionar sobre nuestra relación con el Señor. Por eso escuchemos con mucha atención.
Moniciones para cada lectura
Monición a la primera lectura (Hechos de los apóstoles 4, 8-12)
En la lectura que escucharemos, Pedro y Juan explican a todos los que quieran oírlo, la trasformación operada en la vida de los hombres por la muerte y resurrección de Jesús, fuera del cual no hay salvación.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 8-12
En aquellos días, Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo:
—«Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; pues, quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante vosotros.
Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 117)
El Salmo 117 es el salmo pascual por excelencia, que nos habla del día en que actuó el Señor. Manifestemos nuestro gozo diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 117, 1 y 8-9. 21-23. 26 y 28-29
Monición a la segunda lectura (1 Juan 3, 1-2)
En la carta de Juan leemos hoy un breve pasaje lleno de mensajes realmente pascuales y optimistas. Escuchémoslos con suma atención.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan: 3, 1-2
Queridos hermanos:
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.
Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Juan 10, 11-18)
Escuchemos ahora al mismo Jesús, quien se nos presenta como «el buen Pastor» y nos describe las cualidades de un buen pastor, que se cumplen plenamente en él mismo. Cantemos el aleluya para prepararnos a la escucha de este mensaje.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 11-18
En aquel tiempo, dijo Jesús:
—«Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir el lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que al Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.
Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Dirijamos hoy nuestras plegarias a Cristo, que por su resurrección ha sido constituido Señor y Mesías, y es el Buen Pastor, guardián de nuestras vidas.
Contestaremos todos: «Pastor eterno, guía y protege a tu rebaño»
- Por la Iglesia; para que, como Pedro en la primera lectura, anuncie siempre la resurrección de Cristo. Oremos.
- Por quienes son pastores de la Iglesia para que Jesús, el Pastor bueno, sea el modelo de sus vidas. Oremos.
- Por los seminaristas y por quienes se forman para servir al Señor en la Iglesia; para que crezcan en madurez humana, cristiana y sacerdotal. Oremos.
- Por nuestros gobernantes, para que tomen como modelo al Buen Pastor en la conducción de los pueblos. Oremos.
- Por quienes se sienten desamparados y solos, para que se acojan al mensaje de Cristo, Buen Pastor, y encuentren en él su consuelo. Oremos.
- Por todos nosotros; para que la fuerza transformante de la Eucaristía, que es el mismo Jesús dándonos su vida, nos de la plena conciencia de ser hijos del Padre. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Con las ofrendas de pan y vino, hoy presentamos al Señor también nuestras vidas, para que él las apaciente y conduzca. Cantemos…
Comunión
Jesús, el Buen Pastor, que da la vida por sus ovejas, hoy nos ofrece su cuerpo y su sangre para darnos vida eterna. Acerquémonos con fe a recibirle.
Final
Al finalizar esta misa, y habernos encontrado con Jesús, el Buen Pastor, nos mueve el Espíritu Santo a ser instrumentos del Reino, para buscar a aquellas ovejas que vagan por el mundo, como ovejas sin pastor, para traerlas a los pies de Jesús.
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