Salterio IV
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INTRODUCCIÓN
La imagen que domina en esta celebración es la del Pastor, Jesús ha sido constituido pastor de la humanidad y de la Iglesia. Él, como Señor es la norma de todo camino de realización humana, como buen pastor ha dado la vida por los suyos. Él mismo sigue siendo la cabeza y el pastor de la Iglesia. El ministerio del Santo Padre, de los obispos, de los presbíteros es un sacramento que nos proclama que Cristo es hoy nuestro legítimo pastor. Cristo es el buen pastor, el único y verdadero pastor. Él solamente es digno de este nombre, porque libremente y por amor da su vida por su rebaño. El amor del Padre por el Hijo que se ofreció para inmolarse resplandece en la gloria de la resurrección del crucificado. El misterio pascual es la epopeya del amor divino y el creyente no puede dejar de orar y actuar para que esta sea por todos conocida, para que así Cristo sea el único pastor de la entera humanidad redimida en la gracia y en la alegría de una pascua sin fin.
Antífona de entrada Cf. Sal 32, 5-6
Toda la tierra está llena del amor del Señor, y su Palabra hizo el cielo. Aleluya.
Gloria
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, condúcenos hacia los gozos celestiales, para que tu rebaño, a pesar de su debilidad, llegue a la gloria que le alcanzó la fortaleza de Jesucristo, su pastor. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
No existe otro Nombre por el cual podamos salvarnos.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 4, 8-12
En aquellos días:
Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: “Jefes del pueblo y ancianos, ya que hoy se nos pide cuenta del bien que hicimos a un enfermo y de cómo fue sanado, sepan ustedes y todo el pueblo de Israel: este hombre está aquí sano delante de ustedes por el Nombre de nuestro Señor Jesucristo de Nazaret, al que ustedes crucificaron y Dios resucitó de entre los muertos.
Él es la piedra que ustedes, los constructores han rechazado, y ha llegado a ser la piedra angular. Porque, en ningún otro existe la salvación, ni hay bajo el cielo otro Nombre dado a los hombres, por el cual podamos salvarnos”.
SALMO RESPONSORIAL 117, 1. 8-9. 21-23. 26. 28-29
R/. Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor.
¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor! Es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres; es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los poderosos.
Yo te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación. La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto ha sido hecho por el Señor y es admirable a nuestros ojos.
¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor: Tú eres mi Dios, y yo te doy gracias; Dios mío, yo te glorifico. ¡Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterno su amor!
SEGUNDA LECTURA
Veremos a Dios tal cual es.
Lectura de la primera carta de san Juan 3, 1-2
Queridos hermanos:
¡Miren cómo nos amó el Padre!
Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente.
Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a Él.
Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía.
Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Jn 10, 14
Aleluya.
“Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO
El buen Pastor da su vida por las ovejas.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 10, 11-18
Jesús dijo:
“Yo soy el buen Pastor.
El buen Pastor da su vida por las ovejas.
El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa.
Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí, -como el Padre me conoce a mí y Yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo rebaño y un solo Pastor.
El Padre me ama porque Yo doy mi vida para recobrarla.
Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo.
Tengo el poder de darla y de recobrarla: éste es el mandato que recibí de mi Padre”.
Credo
ORACIÓN UNIVERSAL
Levantemos, hermanos, nuestros ojos a Cristo, obispo y pastor de nuestras almas, y pongamos en sus manos, con toda confianza, las necesidades de los hombres:
Para que los obispos, presbíteros y diáconos apacienten santamente a los pueblos que tienen encomendados, roguemos al Señor.
Para que la paz que Jesucristo concedió a los discípulos arraigue con fuerza en nuestro mundo, y se alejen de las naciones el odio y las guerras, roguemos al Señor.
Para que los enfermos, los pobres y todos los que sufren encuentren en Cristo resucitado luz y esperanza, roguemos al Señor.
Para que Dios derrame en las familias cristianas el espíritu de piedad y de renuncia a lo mundano, de manera que germinen abundantes vocaciones al ministerio eclesial, roguemos al Señor.
Dios nuestro, Padre todopoderoso, que hiciste resplandecer la gloria de Cristo resucitado cuando, en su nombre, devolviste la salud al inválido, reúne en una sola familia a los hombres dispersos por el pecado y haz que, uniéndose a Cristo, el buen pastor, experimenten la alegría de pertenecer a tu rebaño. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios, por estos misterios pascuales concédenos ser constantes en la acción de gracias, para que la continua eficacia de tu obra redentora sea fuente de inagotable alegría. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión
Resucitó el buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y se entregó a la muerte por su rebaño. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Pastor bueno, que cuides con solicitud a tu rebaño, y conduzcas hacia las praderas eternas a las ovejas que redimiste con la preciosa sangre de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
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