06 marzo 2024

Celebrando la Palabra - IV Domingo de Cuaresma - (10 de marzo)

 Material para el Animador de la Palabra.

Celebración del Cuarto Domingo de Cuaresma. Ciclo B. 10 de marzo de 2024.

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1. AMBIENTACIÓN

 Además de los símbolos que tengamos para toda la cuaresma, podemos poner hoy una de estas frases: “El amor de Dios es inmenso” o, “La salvación es un don de Dios”.

 2. RITOS INICIALES

 Monición. Porque resuena en nosotros la voz de Dios y nos atrae la pertenencia a la Comunidad, acudimos a la celebración de la fe. El mensaje central de este cuarto domingo de cuaresma es el amor inmenso de Dios: “Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo para salvarlo, no para condenarlo”. Dios sólo salva porque nos ama entrañablemente. Nuestra salvación es pura gracia, regalo de Dios.

Ahora bien, si Dios se muestra así de elegante con nosotros, esforcémonos por amarnos y respetarnos, y no nos condenemos, unos a otros, tan fácilmente.

Canto

Saludo. Hermanas y hermanos, alabemos juntos al Señor, por su gran misericordia, amor y salvación.

Acto penitencial

Por nuestras infidelidades, Señor, ten piedad.

Por nuestras presunciones, Cristo, ten piedad.

Por nuestras cegueras, Señor, ten piedad.

Oración

Dios, Padre bondadoso, que nos has regalado la vida y la has enriquecido con la fe bautismal; mantén en nosotros el vigor y la juventud de espíritu para caminar como dignos hijos de la luz y así construir tu Reino en comunión con todos los comprometidos, Por J.N.S. Amén

 

 

3. LITURGIA DE LA PALABRA

 

Monición a las lecturas. Lo que mejor puede mover nuestra historia personal y vecinal es la fidelidad al proyecto solidario de Dios. Su plan es que todos nos salvemos. Las lecturas que vamos a escuchar, de un modo especial la segunda y la tercera, nos lo van a expresar con fuerza e intensidad. Dios quiere la salvación de todos; pero no todos aceptan este plan que Él nos ofrece generosa y cariñosamente. Hay quien prefiere la oscuridad a la luz, la mentira a la verdad.

Lecturas. 2Cr 36,14-16.19-23. Salmo o canto. Ef 2,4-10. Aclamación (no aleluya). Jn 3,14-21. Breve silencio

Comentario homilético. La Palabra nos invita hoy y siempre, a reflexionar sobre la vida humana como viaje de regreso a la casa del Padre, pero un viaje que nunca debemos, ni podemos hacer en solitario, sino como pueblo, como comunidad... y hoy más que nunca, como humanidad, afectada por los mismos dolores e incertidumbres, interrogantes y desafíos. La Iglesia y, cada cristiano y cristiana, debemos sentir la necesidad de acompañar, de dar respuesta, con la luz del Evangelio, a las preguntas de quienes andan perdidos en la niebla de la duda o el desencanto.

El mensaje de hoy es altamente entusiasmante. Nos dice a gritos una vedad, que es también un desafío para nuestro comportamiento como creyentes: Dios es rico en misericordia ama inmensamente al mundo, ama locamente a las personas. Es un amor tan entrañable que se transforma en una obsesión: ¡SALVARNOS! He aquí un resumen impresionante de todo el Evangelio.

Lo que hemos escuchado en el Evangelio, y lo que San Pablo dice a los cristianos de Éfeso; deja muy clara la calidad de Dios y de su proceder con la humanidad. Él, rico en misericordia, no pude ser más que salvador. Los creyentes sabemos por propia experiencia que Dios es Abba=Papá-. Por eso envió a su Hijo sólo para salvar y no para condenar. A Dios sólo le define la misericordia, el amor y la salvación. Si alguien tiene otra vivencia o sensación contraria a éstas, está equivocado. Dios es sólo amor y su proyecto es salvar, nunca condenar. Ante nuestro pecado, su reacción es ser misericordioso y salvador.

Esta calidad tan impresionante de Dios se concreta en la redención, que es un don gratuito. No se debe a nuestros méritos. Es una iniciativa suya y una oferta desinteresada. lo que San Pablo dice a los efesios, nos lo dice hoy a nosotros cristianos y cristianas del siglo XXI: Estamos salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir.

Ahora bien, la redención no se efectúa en la persona si no existe colaboración, si no se da un acercamiento libre y consentido a la luz. Es esto lo que quiere decir San Agustín cuando nos dice: “Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti” La salvación es un don, pero también una responsabilidad propia y una tarea diaria.

El pasaje evangélico hace una radiografía perfecta de las personas: O se vive de cara a la luz o se prefieren descaradamente las tinieblas. Las primeras quieren la verdad y, por tanto, no tienen nada que ocultar; las segundas eligen el error, no quieren ver, y ese proceder absurdo los lleva a la oscuridad- ausencia de Dios- pero es siempre una opción personal, nunca el deseo de Dios. Por tanto, se impone el discernimiento. Ante la oferta generosa de Dios, el ser humano ha de definirse: creer o no creer, optar por la verdad o por la mentira, por la luz o por las tinieblas. El plan de Dios es que “nos dediquemos a las buenas obras”, es decir, que actuemos con verdad, como muestra de la fe que decimos tener.

Nosotros somos hijos de la luz, vivamos como en pleno día... (silencio de interiorización)

Credo

Oración de los fieles

Por la Iglesia, para que anuncie el Evangelio con fuerte convicción y claridad, sin subordinarlo a las circunstancias, roguemos al Señor.

Para que hombres y mujeres seamos fieles a la conciencia y nosotros los cristianos, además, al Evangelio, roguemos al Señor.

Para que en esta comunidad estemos siempre dispuestos a perdonar y nunca a condenar, roguemos al Señor

Para que estemos atentos al sufrimiento de las personas que están cerca de nosotros, y son víctima de enfermedad del cuerpo o del espíritu, roguemos al Señor

Por aquellos que les cuesta perdonar, por los que dicen que no olvidan, para que abran el corazón a la luz salvadora de Dios, roguemos al Señor.

 

 

4. RITO DE LA COMUNIÓN

 

Monición. Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, envió a su Hijo al mundo para salvarlo. Todo el que se acerca a Jesús y comulga con Él, se acerca a la luz y se compromete a actuar como hijo de la luz.

Canto

Introducción al Padre nuestro

Padre bueno, lleno de misericordia, te alabamos.
Nos sentimos amados entrañablemente por Ti.
quieres que todos se salven
y lleguen al conocimiento de la verdad.

Has enviado a tu Hijo al mundo
porque es la manera más humana de acompañarnos
como luz, alianza y bendición.

¡Qué impresionante es tu misericordia!
Siempre has sido nuestro salvador.
Experimentamos tanto tu bondad
que nos avergüenza nuestra pobre calidad de vida.

Padre, Tú que ves todas nuestras acciones
que nos regeneras con tu Espíritu de santidad,
ayúdanos a caminar vestidos de Evangelio.

Infúndenos la mística de los hijos de la luz,
llénanos de compromiso verdadero,
aunque nuestra vida se desgaste en oblación.

Cuenta con nosotros para ser en medio del pueblo
símbolos de tu amor limpio y generoso.

Deseosos de cumplir tu voluntad,
nos unimos en oración fraterna y te decimos: Padre nuestro...

Gesto de la Paz

Distribución de la comunión

Canto

Acción de gracias (Espontáneo)

 

 

5. RITO DE CONCLUSIÓN

 

Compromiso. Hacer lo que Dios quiere, querer lo que Dios hace.

Monición final. Jesús es luz y vida para la historia humana. Es un desacierto darle la espalda. Su persona sigue siendo aceptada, generación tras generación, como un modelo vigente y atractivo. Él pasó por el mundo haciendo el bien. Y así ha soñado Dios que sea nuestra vida. Nos creó para que nos dediquemos a las obras buenas. Que nos gravemos esto en nuestro corazón, preparando la Pascua con ansias de espiritual anhelo.

Canto final y despedida.

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