Entrada: Nos reunimos en el nombre del Señor, para participar en la mesa de la Palabra y de la Eucaristía y así, encontrándonos con Dios Padre, en Jesús, fortalecernos para celebrar este encuentro de fe, donde todos, sin distinción alguna, estamos invitados a participar en este misterio de salvación.
Lecturas: La palabra de Dios de este domingo nos invita a dejarnos restaurar por Dios acogiendo su mensaje de salvación y su poder sanador en bien de todos, especialmente de los más necesitados. Escuchemos con atención.
Ofrendas: El pan y el vino son signo de nuestro trabajo y bendición de Dios, pero Él no sólo nos pide que le ofrezcamos cosas materiales, también nos pide que le ofrezcamos nuestras vidas.
Comunión: Dispongámonos a recibir el Cuerpo y la Sangre de nuestro Salvador. Y al unirnos íntimamente a Él, nos comprometemos a vivir en comunión con nuestro prójimo.
ORACIÓN UNIVERSAL
Queridos hermanos: De forma inesperada el leproso se acerca a Jesús, se pone de rodillas y le suplica: “si quieres puedes limpiarme”. Con esta misma confianza dirijámonos ahora al Padre, con humildad, para presentarle las necesidades de la Iglesia y de esta comunidad: Digamos: Dios de amor escucha y ten piedad.
1. Oremos por la Iglesia, el Papa, los obispos y todos los consagrados para que el Señor les conceda la gracia de ser anunciadores del reino de Dios con valentía, especialmente a los más pobres y excluidos de la sociedad. Oremos al Señor.
2. Oremos por los gobernantes de las naciones, particularmente por los de Colombia, para que animados por el Espíritu Santo colaboren en el progreso y desarrollo de sus comunidades, por caminos de justicia social. Oremos al Señor.
3. Oremos por todos los enfermos, para que, igual que al leproso del Evangelio, reciban la restauración del cuerpo y del alma y puedan fortalecer su fe y esperanza en las promesas del Señor. Oremos al Señor.
4. Por nosotros, aquí reunidos, para que podamos recibir la gracia de perseverar, aún en medio de las dificultades de la vida y ser restaurados en el cuerpo y en el alma. Oremos al Señor.
Escucha, Señor, las súplicas que tu pueblo te ha dirigido con fe y fortalécelo con tu santa bendición. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario