Jesús que siempre busca la paz y que es el Amor mismo, en este relato de san Juan se muestra duro e inflexible con los mercaderes del templo. Y es que, Jesús podía leer en sus pensamientos que los mercaderes ya no iban al templo pensando en prestar sus servicios para que el pueblo pudiese adorar a Dios con sus ofrendas y sacrificios (según lo marcaba la ley de los judíos), sino que todo lo que les interesaba era el dinero y sus ganancias.
Lo que hoy Jesús quiere decirnos, es que Dios siempre debe ser nuestro fin, y no debemos convertirlo en un medio para lograr nuestras metas.
A veces nosotros también buscamos a Dios sólo para que nos cumpla nuestros caprichos, y no para demostrarle nuestro amor y gratitud. Todo lo que hagamos, debemos hacerlo pensando en Dios y en nuestros hermanos y no sólo en nuestros propios intereses.
Todo lo que hagamos debemos hacerlo con y por amor a Dios y los hombres.
Si Jesús ve avaricia, egoísmo y falta de amor en lo que hacemos, también nos reclamará un día con severidad. Porque el verdadero amor es exigente cuando se requiere, para buscar el bien del otro.
¿Busco a Diso sólo para que me vaya bien?
¿Voy a misa para alabar y agradecer a Dios, o sólo para quedar bien con mis papás?
¿He pensado cómo puedo amar a Dios y a los demás en lo que hago todos los días?
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