Moniciones a las lecturas
Opción 1: Monición única para todas las lecturas
Las lecturas de hoy ponen ante nuestra mirada la figura de un rey-pastor que se desvive por su rebaño. En Ezequiel, Dios es el pastor de su pueblo, al que cuida, alimenta y protege. En el evangelio, Jesús es rey y juez que, como el pastor que separa las ovejas de los cabritos, en su venida al final de los tiempos juzgará a todos según el amor que cada uno ha mostrado con los más pequeños. El destino de los benditos del Padre es la vida eterna, inaugurada por Cristo con su resurrección. Escuchemos con atención.
Opción 2: Moniciones para cada lectura
Primera lectura (Ezequiel 34, 11-12. 15-17)
El profeta Ezequiel anima a su pueblo, en los momentos más tristes de su historia, con palabras esperanzadoras, presentándoles a Dios como un Pastor bueno, que apacienta a sus ovejas.
El salmo 22 alaba esa actitud amable y desinteresada del pastor que conduce a sus ovejas hacia las fuentes de agua, que repara sus fuerzas. Nos unimos al salmista respondiendo:
Segunda lectura (1 Corintios 15, 20-26. 28)
En la festividad de Cristo Rey, el texto que escucharemos de San Pablo reviste una dimensión escatológica esperanzadora. La resurrección de Cristo y la nuestra son dos realidades inseparables.
Evangelio (Mateo 25, 31-46)
El Evangelio nos ofrece una visión del juicio que tendrá lugar al final de la vida. A la espera de la segunda venida del Señor, la comunidad de Mateo recibe una llamada de atención: la actitud con los hermanos más pequeños es la medida que se utilizará en este juicio.
Cantemos el aleluya para prepararnos a la escucha de esta Palabra.
Oración de los fieles
Responderemos a cada petición: "Rey eterno, escucha nuestra oración"
- Para que la Iglesia esté cada día más presente en la vida de los hombres, ayudándoles con la luz del Evangelio. Oremos.
- Para que los que gobiernan nuestros pueblos, Cristo, Rey del Universo, les conceda el poder de ejercer el dominio en beneficio de todos, especialmente de los más necesitados. Oremos.
- Para que los alejados de la fe y los que aún no conocen al Señor, acojan en su corazón el Reino del amor de Dios. Oremos
- Para que nosotros obremos el bien y podamos un día resucitar con Cristo. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Ofrezcamos ahora el pan y el vino, y con ellos, nuestro ardiente deseo de participar de la resurrección de Cristo
Comunión
Nuestro Rey, glorificado en el Cielo junto al Padre, permanece entre nosotros en la Eucaristía. Hoy nos invita a vivir esa grandiosa experiencia de recibirle en nuestros corazones. Acerquémonos devotamente a comulgar.
Final
Vayamos ahora a nuestra vida cotidiana, dejando que Jesús sea el Rey de nuestros hogares, lugares de trabajo y estudio; donde se produce la cultura y donde se concretan nuestro descanso y nuestra diversión. Viviendo seriamente el Evangelio, Él reinará. Esa es la misión para la cual nos ha preparado la Misa de hoy.
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