Inicial.
Un domingo más, respondiendo a la llamada del Señor, nos hemos reunido en torno al altar para celebrar la Eucaristía.
La Eucaristía es banquete de bodas abierto a todos. Este es el mensaje que el Evangelio de hoy nos va a transmitir. Pero para asistir a la fiesta, el Señor nos pide unas actitudes personales: un traje de fiesta, una actitud de agradecimiento y una respuesta positiva a su invitación a participar. Con frecuencia, también nosotros ponemos excusas al Señor para no participar, o lo hacemos de una forma apática y pasiva.
Vamos a revisar nuestra actitud y a vivir esta Eucaristía como una respuesta a la invitación que el Señor nos hace a cada uno.
Primera Lectura.
El profeta Isaías nos habla del futuro que Dios quiere y prepara para todos los hombres. Un banquete con manjares suculentos y la liberación de todo mal.
Segunda Lectura.
San Pablo agradece su ayuda a los cristianos de Filipos, que Dios recompensará, pero a la vez les habla de la fuerza de Dios, que le hace capaz de vivir con fortaleza cualquier ocasión.
Evangelio.
Jesús nos dirá en el Evangelio que muchos son los llamados pero pocos los elegidos. Dios llama a todos los hombres a participar de su reino, pero algunos nos excluimos con nuestra negativa a participar de él.
Puestos de pie cantamos aleluya.
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