—BIENVENIDA:
Queridos hermanos, la memoria de este día: Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, es prolongación natural de la solemnidad de Todos los Santos y juntas forman la gran fiesta de la comunión de la Iglesia constituida por los fieles que aún peregrinan en esta vida y los que ya han cruzado el umbral de la muerte. Y las velas encendidas sobre las tumbas de los difuntos son ya un signo y un anticipo de la luz eterna en la que esperamos, el día en que el Señor nos llame a su reino.
Dios, en su inmenso amor, envía a su Hijo para darnos la vida eterna. Claramente nos manifiesta que la existencia del hombre no concluye en la tierra, ya que la muerte abre a las almas un nuevo horizonte de vida. Él nos asegura que también nuestros cuerpos resucitarán al final de los tiempos, y este día nos ayuda a alimentar nuestra esperanza en la Patria eterna del cielo.
—LITURGIA DE LA PALABRA:
1ª. LECTURA: (Apoc 21, 1-5a. 6b-7)
En las imágenes de este texto, san Juan nos llena de alegría y esperanza de lo que ha de ser la vida que no tiene fin.
SALMO RESP.: (26, 1. 4. 7. 8b-9a. 13-14)
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
2ª. LECTURA: (1Co 15, 20-23)
Las palabras de Pablo nos introducen al centro de nuestra fe de cristianos: Cristo ha resucitado y ha vencido a la muerte, y todos los que creemos en Él, también resucitaremos y viviremos eternamente con Él.
EVANGELIO: (Lc 24, 1-8)
Las palabras del Evangelio dan certeza de la resurrección del Hijo de Dios, primicia de nuestra propia resurrección.
HOMILÍA
—ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Oremos hermanos, al Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo. Oremos con entera confianza, y hoy muy especialmente, por aquellos que nos han precedido en el camino hacia el Reino eterno de Dios.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
"ESCÚCHANOS, SEÑOR"
—Por la Santa Iglesia y el Papa Francisco, para que su anuncio del alegre mensaje de una esperanza cada vez más firme en la victoria sobre la muerte, fortalezca nuestra vigilancia en la espera de la venida de tu Hijo, oremos...
—Por nuestros obispos y nuestros sacerdotes, para que el testimonio de sus vidas nos impulse en el camino de la verdad y del amor en seguimiento de tu Hijo hacia la Patria definitiva del Cielo, oremos...
—Por todos los pueblos, para que concedas la luz y la paz a tantos hermanos nuestros que hoy viven entre incertidumbres, dudas y guerras en medio de las tinieblas de este mundo, oremos...
—Por todos nuestros queridos hermanos difuntos, para que vivan siempre en el eterno descanso y en la gozosa fiesta de la Casa del Padre, oremos...
—Por toda nuestra comunidad, para que al escuchar hoy la palabra de tu Hijo y al participar de la Eucaristía, crezca nuestra fidelidad a Él y vivamos abiertos a la verdad, al amor y a la esperanza que llevan a la verdadera vida, oremos...
CELEBRANTE:
Padre, tú que escuchas nuestra oración, ayúdanos a recorrer nuestro camino ahora y siempre, con esperanza, con amor, con verdad, para conseguir así la vida que nos anunció Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo, por los siglos de los siglos.
—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Al poner sobre el altar estos dones del pan y del vino pongamos también nuestras vidas, en la firme esperanza de unirnos de tal manera a Cristo, que también con Él podamos alcanzar la resurrección y la vida que no tiene fin.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Ahora, el renovar las palabras y las acciones de Jesucristo en la Última Cena, afirmemos nuestra esperanza de vida y demos gracias al Padre celestial.
—COMUNIÓN:
Este Pan Eucarístico que ahora vamos a recibir, nos hace uno con Cristo y entre nosotros y nos unen, en el misterio de la comunión de los santos, al misterio de la Iglesia que trasciende el tiempo.
Cantamos...
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA:
Al terminar esta Eucaristía llena de esperanza; al celebrar la victoria de Cristo sobre el mal y la muerte, celebramos la esperanza de que nuestros difuntos y nosotros nos asociaremos un día plenamente a esa victoria.
Nos despedimos cantando...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario