12 octubre 2023

Guión litúrgico 15 octubre

 

Monición de Entrada: MOTIVACIÓN

Hermanos y hermanas: sed bienvenidos y bienvenidas a esta Eucaristía junto al Señor resucitado.

Nos disponemos a escuchar y acoger a nuestro Dios, con sus propuestas y su estilo de vida, que nos presenta por medio de la persona de Jesús de Nazaret. Y todo esto resuena en medio de otras ofertas que nos llegan de nuestro entorno, de nuestra sociedad y de nuestra cultura. Pero, en muchos casos, las personas seguimos profundamente insatisfechas.

En medio de nuestra vida, a veces tan alocada y superficial, en medio de nuestra búsqueda vana de felicidad total, quizá estemos desoyendo una invitación evangélica, que otros hombres y mujeres, personas sencillas y pobres, están escuchando con gozo en los cruces y en los caminos de nuestro mundo.

Nosotros y nosotras, también, somos invitados e invitadas a un banquete; no podemos olvidarlo. El Señor nos invita a cada uno y a cada una a la fiesta de su Reino donde sólo hay abundancia, fraternidad y gratuidad. Ojalá el Señor nos encuentre atentos y atentas a su llamada y dispuestos y dispuestas a responderle. Iniciamos así la celebración.

Moniciones a las lecturas

1ª Lectura: Isaías 25, 6-10a

El profeta Isaías, ocho siglos antes de Cristo, proclama su visión de futuro; así, habla de que Dios preparará un banquete mesiánico, con manjares enjundiosos y vinos generosos.

El banquete es la imagen por antonomasia de la abundancia, de la comida y bebida, de la alegría y la fiesta, de la plenitud, de la satisfacción, de los deseos cumplidos, de la hermandad y de la gratuidad. En adelante esta imagen servirá para expresar la esperanza de un mundo fundamentado en la paz y en el gozo. Acogemos este mensaje del profeta.


2ª Lectura: Filipenses 4, 12-14. 19-20

El apóstol Pablo, que se encuentra en la cárcel, recibe un regalo de sus preferidos, los Filipenses. Al final de su carta, Pablo agradece a la comunidad la ayuda material que le han enviado. Pero él declara que “Todo lo puedo en Aquel que me conforta”, y es que él se siente sostenido por el Señor y por su fuerza. Según este testigo cualificado, el camino sólo se puede andar si uno o una está anclado o anclada en el Señor. Cristo es el centro de su vida. Acogemos su testimonio.


Evangelio: Mateo 22, 1-14

En el relato evangélico que vamos a escuchar, Jesús critica con fuerza la actitud de autoengaño de quienes se cierran en su propio mundo y se van haciendo cada vez más sordos o sordas a cualquier llamada que les pida un verdadero cambio de conducta. La parábola del banquete nupcial nos habla de la invitación que Dios nos hace constantemente, pero que -a veces- nosotros y nosotras rechazamos por estar ocupados en otras cosas. Escuchamos con atención.

Oración de los fieles

Oremos, hermanos y hermanas, con confianza a Dios, nuestro Padre, que nos invita a compartir el banquete de la fiesta de su Hijo.

1.- Por la Iglesia, para que sea un espacio donde reine la alegría, la aceptación, el perdón; donde la fraternidad y la paz sean una realidad. ROGUEMOS AL SEÑOR.

2.- Por los y las pobres, por los y las que nadie quiere y son olvidados y olvidadas, para que también ellos y ellas se sientan invitados e invitadas al banquete de la abundancia, donde no falta el pan y la bebida, donde la verdadera fraternidad es posible. ROGUEMOS AL SEÑOR.

3.- Por las personas ricas y poderosas de nuestro mundo, para que las posesiones materiales no cieguen sus ojos ni tapen sus oídos a la llamada del Señor, y para que descubran el gozo de dar y compartir. ROGUEMOS AL SEÑOR.

4.- Para que la PAZ se haga realidad en tantos lugares del mundo, y se respeten los derechos de todas las personas; por tantos hombres y mujeres que trabajan en favor de ella, para que no se desanimen en esta difícil tarea. ROGUEMOS AL SEÑOR.

5.- Por todos nosotros y por todas nosotras que, una vez más, somos invitados e invitadas a participar en el banquete del Señor, para que, con nuestras vidas, nuestras palabras y gestos seamos anuncio del banquete del Reino. ROGUEMOS AL SEÑOR.

Presentación de las ofrendas

NOTA: ofrecemos diversos "SIGNOS" que nos parecen posibles, "fáciles" y que expresan el significado y el caminar de la Comunidad Cristiana.

POR FAVOR: que nadie piense que hay que hacer todos ellos. Que cada Comunidad, o Grupo de Liturgia los escoja y los adapte a su realidad.



PREPARACIÓN DE LA MESA DEL ALTAR

(Con música de fondo, dos de las mujeres de la comunidad visten y adornan la mesa del altar. Hoy no debe faltar un bonito centro de flores. Sin embargo, se debe evitar todo barroquismo y profusión de cosas sobre el altar. Terminada la labor, una de las mujeres dice:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, hemos preparado y adornado la mesa del altar para la celebración de un banquete, porque Tú eres el Novio que estás en medio de nosotros y de nosotras. Así anticipamos las bodas del Reino. Queremos, sin embargo, que esto sea también el símbolo de la ofrenda de nuestras vidas.


PRESENTACIÓN DE ALGÚN ELEMENTO DEL APERITIVO

(Este signo supone que se va a realizar una pequeña fiesta de la comunidad después de la Eucaristía, como inicio del Curso Pastoral, o... Concretamente, podrían ser una bolsa de patatas fritas y un refresco, aunque esto sólo sea una sugerencia, que puede ser sustituido por cualquier otra cosa. La ofrenda la han de hacer dos personas, y una de ellas dice:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Te traemos, Señor, estas muestras de la fiesta que seguirá a este encuentro de fe de nuestra comunidad, reunida en torno a la mesa de tu Palabra y del Cuerpo de tu Hijo. Queremos con este gesto hacer crecer todavía más nuestro amor y fraternidad. Tú lo haces, cada domingo, con tu Palabra y la Comunión; pero nosotros y nosotras, por nuestra parte, queremos sumar a tu gracia nuestro empeño por construirnos cada vez más como una comunidad unida, sin fisuras ni barreras que nos separen y enfrenten.


PRESENTACIÓN DEL CARTEL MISIONERO DEL "DOMUND"

(Conviene presentarlo el domingo anterior, como forma de sensibilización de la Comunidad. Puede hacer la ofrenda uno-una de los-las jóvenes de la comunidad. Lo debe situar en un lugar bien visible)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo este cartel misionero del DOMUND que anuncia la Jornada que celebra la Iglesia el próximo domingo. Con él, en mi nombre y en el de toda la comunidad, te quiero hacer presente nuestro deseo y compromiso evangelizador. Pero también queremos crear una “Cadena de solidaridad” con otros pueblos, con muchas menos posibilidades que nosotros y nosotras. Por eso, desde hoy, toda esta semana y, especialmente, el domingo que viene, nos comprometemos y participaremos en la Campaña del DOMUND. Acepta, Señor y Padre nuestro, nuestros gestos que hablan de fraternidad, de comunión y de solidaridad.


PRESENTACIÓN DE UN PARAGUAS

(Hace la ofrenda una persona adulta de la comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo hoy este paraguas. Es y ha sido muchas veces, en mi vida y en la de muchos de nosotros y de nosotras, el símbolo de nuestras actitudes evasivas ante los compromisos y las exigencias que Tú nos has transmitido a través de tu Palabra. Muchas veces, o hemos mirado hacia otro lado o hacia otras personas. Hoy, con esta ofrenda, te queremos pedir que nos cambies el corazón y nos lo hagas receptivo a tu palabra y a sus exigencias.


PRESENTACIÓN DE LOS GRUPOS DEL CATECUMENADO DE ADULTOS

(Bien pudiera haber una representación numerosa de los distintos grupos de Catecumenado que hubiere en la Comunidad-Parroquia. También sería bueno preparar un HOJA IMPRESA con el proyecto que trabajan para poderlo ofrecer a todos y todas los y las participantes en la celebración. En nombre de todos y de todas, una de las personas dice:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor y Padre nuestro: queremos, antes que nada, agradecerte de corazón por el regalo que nos has hecho en Jesús, tu Hijo amado y nuestro Hermano. Pero, también, queremos expresarte nuestro deseo de seguir profundizando en nuestra fe, para así poder comunicarla, vitalmente, a nuestra cultura y entorno. Al presentar hoy a la comunidad el proyecto de nuestros grupos del CATECUMENADO de ADULTOS-AS, a Ti te ofrecemos nuestro compromiso de trabajarlo con buen ánimo y de ayudarnos mutuamente en esta labor, tan interesante como necesaria hoy en día. Acoge nuestra ofrenda, Padre.

Prefacio

(Puestos de pie, se disponen a participar en la oración de Acción de Gracias, que pronuncia el Presidente, diciendo: «GRACIAS, SEÑOR, PORQUE NOS INVITAS AL BANQUETE DE TU REINO»).

Te damos gracias, Dios bondadoso y bueno,
porque, desde siempre,
te has preocupado de los hombres y de las mujeres,
los creaste poco inferiores a Ti,
a tu misma imagen y semejanza,
y los pusiste sobre un ubérrimo jardín,
hasta que, por el pecado, rompieron tu amistad.
Pero aún así,
les ofreciste tu promesa de salvación y de vida.
R/. "GRACIAS, SEÑOR, PORQUE NOS INVITAS AL BANQUETE DE TU REINO".

En medio de las muchas dificultades para vivir,
no abandonaste nunca a tu pueblo
y mantuviste siempre en él encendida la esperanza
de que habría un nuevo tiempo,
una tierra nueva y un nuevo pueblo.
A través de los profetas fuiste anunciando,
pedagógicamente, al Mesías que traía la llave
para abrir definitivamente las puertas de tu Reino
y establecer una nueva Alianza,
grabada ya en sus mismos corazones.
R/. "GRACIAS, SEÑOR, PORQUE NOS INVITAS AL BANQUETE DE TU REINO".

Tus promesas se cumplieron sobradamente en tu Hijo,
el Enviado y Mesías
que, por su sangre derramada en la cruz,
establecía el nuevo Pacto con el nuevo pueblo,
la multitud de todos los hombres y de todas las mujeres,
sin exclusión alguna por motivo de raza y nación,
o diferencia alguna entre judío y gentil,
hombre y mujer, culto e inculto, rico y pobre.
Y sellaste el pacto con una comida,
en la que dejaste el recuerdo y la actualización
de la muerte que fructificó en vida.
R/. "GRACIAS, SEÑOR, PORQUE NOS INVITAS AL BANQUETE DE TU REINO".

Desde entonces, el pan y el vino,
los alimentos más comunes de la comida de los humanos
significan el cuerpo entregado de tu Hijo
y la sangre vertida a borbotones de sus heridas.
Así, quien abre los ojos de la fe
puede contemplar el gesto de la entrega de tu Hijo
y sentir, en su mismo corazón,
que el pan es el Pan de la Vida
y que el Vino es la Bebida de la Fraternidad.
R/. "GRACIAS, SEÑOR, PORQUE NOS INVITAS AL BANQUETE DE TU REINO".

Esta vida y esta fraternidad, Señor,
son el anticipo definitivo de tu Reino,
para que, así,
quienes la celebramos en la historia,
-entre la debilidad y el sufrimiento-,
tengamos una ventana abierta a la esperanza,
hasta que llegue a ser alegría consumada
signo de la nueva humanidad por Ti redimida.
R/. "GRACIAS, SEÑOR, PORQUE NOS INVITAS AL BANQUETE DE TU REINO".

No nos dejes, Señor, traicionar tus deseos
de convertir la Eucaristía de tu Hijo
en cualquier cosa.
Que seamos capaces
de hacerle latir a nuestro corazón desde ella,
luchando por la radical igualdad,
haciendo de los hombres y de las mujeres,
hermanos y hermanas,
multiplicando el pan entre los y las que pasan hambre
y el vino de la alegría entre los y las que sufren necesidad.
Quizá sea, Señor, éste el vestido de fiesta que nos pides,
mezcla de tu gracia que cura nuestros corazones
y de nuestro compromiso de caridad.
R/. "GRACIAS, SEÑOR, PORQUE NOS INVITAS AL BANQUETE DE TU REINO".

Monición de Despedida

Hermanos y hermanas: sabemos dar consejos, impartir doctrina, explicar las Escrituras, instruir en la oración, hablar de Dios. Leemos, estudiamos, amasamos y horneamos el pan sabroso de la Buena Noticia. Sabemos enseñar, pero… ¿practicamos lo que enseñamos? Sabemos indicar claramente el camino, pero… ¿lo recorremos nosotros y nosotras? Hablamos de fe y servicio y oración y sacramentos, pero… ¿son en nuestra vida lo que son en nuestras palabras? Hablamos y anunciamos alegría, paz, plenitud, pero… ¿hemos probado algo de ello?

¡Aprendamos a disfrutar la Buena Noticia y el Banquete de la Eucaristía para poder repartirlo a todos y a todas! ¡Feliz semana de testimonio y compromiso cristiano!

Reflexión para este día

“El Padre de nuestro Señor Jesucristo
ilumine los ojos de vuestro corazón”




Continuando la línea iniciada en los últimos domingos, el MENSAJE de este domingo sigue iluminándonos y llenándonos de gozo, si es que nos dejamos invadir por él. Intentamos que nos empape este mensaje.

El tema central: es la LLAMADA UNIVERSAL de DIOS. Esto es: Dios quiere que la humanidad entera comparta la Buena Nueva del Evangelio, porque esta Buena Nueva llena de felicidad y de vida (y somos mensajeros y mensajeras de ella con la gente que tenemos alrededor). Y Dios quiere que todo el mundo llegue a compartir también su plenitud por siempre. Por eso, Él mismo “enjugará las lágrimas de nuestros ojos” y derrotará para siempre la muerte.

Así proclama la Palabra de Dios en este domingo, tanto en el “sueño” del profeta, como en el Evangelio de Jesús. Y para expresar todo esto, el bello simbolismo de un banquete: es la boda del hijo del rey; y hay invitados e invitadas que no aceptan la llamada (estaban demasiado seguros de sí mismos o de sí mismas); y hay invitados e invitadas que se abren a la oferta y se encuentran con que sus profundos deseos de felicidad y de bienestar son cumplidos.

Pero, con todo, sigue habiendo un tema pendiente: es necesaria una RESPUESTA PERSONAL a la llamada. No es suficiente que los “demás” respondan por mí: soy yo mismo, yo misma quien debo responder a la invitación; si no fuera así, podría quedarme al margen (éste es el caso del hombre que estaba “sin el vestido de fiesta” de la parábola). La garantía, pues, no es el “estar bautizado o bautizada”, ni el “pertenecer a la Iglesia”. La garantía válida es responder al ESTILO DE VIDA del Evangelio, del mismo JESÚS (“vestido de fiesta” según el evangelio de hoy).

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