12 septiembre 2023

Moniciones y Lecturas 17 de septiembre de 2023 – XXIV Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo A

 

Monición de entrada

En el vigésimo cuarto domingo del Tiempo Ordinario, les damos una fraternal bienvenida a la casa de Dios para celebrar juntos este banquete del amor, que hoy nos lleva a dar un salto muy grande en nuestra vida comunitaria.

La liturgia nos lleva a dar un paso más en la misma dirección del domingo pasado: no solo hay que saber corregir al hermano que falla, también debemos saber perdonar, así como nosotros pedimos perdón también a Dios.

Llenos de ese amor misericordioso de un Dios clemente y compasivo, que siempre está dispuesto a perdonar nuestras ofensas, comencemos esta santa Misa, de pie y cantando juntos…

Moniciones a las lecturas

Monición única para todas las lecturas

Las lecturas de hoy nos dan una gran lección sobre el perdón y nos llevan a reflexionar sobre nuestra misma situación de necesidad de perdón de Dios ante nuestras ofensas. No se puede pedir a Dios lo que no se ofrece al prójimo. El salmo nos llevará a cantar esa misericordia de un Dios que nos perdona y nos llama a hacer nosotros lo mismo.

Moniciones para cada lectura

Monición a la primera lectura (Sirácida 27,33–28,9)

Escucharemos una sabia reflexión opuesta a la ley del talión. No se puede pedir a Dios lo que no se ofrece al prójimo. ¡Atentos a esta interesante lección sobre el perdón!

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Sirácida 27, 33—28, 9

El furor y la cólera son odiosos;
el pecador los posee.

Del vengativo se vengará el Señor
y llevará estrecha cuenta de sus culpas.

Perdona la ofensa a tu prójimo,
y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas.

¿Cómo puede un hombre guardar rencor a
otro y pedir la salud al Señor?

No tiene compasión de su semejante,
¿y pide perdón de sus pecados?

Si él, que es carne, conserva la ira,
¿quién expiará por sus pecados?

Piensa en tu fin, y cesa en tu enojo;
en la muerte y corrupción, y guarda los mandamientos.

Recuerda los mandamientos, y no te enojes con tu prójimo;
la alianza del Señor, y perdona el error.

Palabra de Dios.

Monición al salmo responsorial (Salmo 102)

En respuesta a la primera lectura, el salmo nos lleva a cantar la bondad y misericordia de nuestro Dios. Nos unimos al salmista contestando:

Salmo responsorial: Salmo 102, 1-2. 3-4. 9-10. 11-12

R. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.

R. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.

No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R.

Monición a la segunda lectura (Romanos 14,7-9)

En el capítulo 14 de la carta a los romanos aborda Pablo un problema específico de la comunidad de Roma: el de las divisiones y tensiones internas.  Es un campo concreto donde tiene lugar la aplicación práctica de la nueva doctrina evangélica del perdón.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 14, 7-9

Hermanos:

Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo.

Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor.

Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos.

Palabra de Dios

Monición al Evangelio (Mateo 18, 21-35)

De igual forma que el domingo pasado leíamos la propuesta en torno a la corrección fraterna, el evangelio de hoy contiene una magnífica enseñanza sobre el verdadero sentido del perdón.

EVANGELIO

 Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 21-35

En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús:

—«Señor, si mi hermano me ofende, ¿Cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?».

Jesús le contesta:

—«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.

El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:

«Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo».

El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo:

«Págame lo que me debes».

El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo:

«Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré».

Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:

«¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?».

Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.

Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Presidente: Oremos a Dios, nuestro Padre, que no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas, y digámosle confiados:

  • Para que nuestra Madre la Iglesia siga siendo dispensadora de la misericordia de Dios en el mundo. Oremos.
  • Por los gobiernos del mundo, para que busquen el cese del odio y la venganza, promoviendo el perdón entre las naciones. Oremos.
  • Por los más necesitados, especialmente aquellos que han sido afectados recientemente por los desastres naturales, para que en Dios encuentren el horizonte de sus vidas y el consuelo para sus familias. Oremos.
  • Por nosotros, para que sepamos vivir en armonía y con la disponibilidad siempre de perdonar a quien nos ofende. Oremos

Presidente: Señor, Dios nuestro, compasivo y misericordioso, escúchanos; que podamos decir con verdad, como el siervo de la parábola, «ten paciencia con nosotros»; perdónanos, como también nosotros perdonamos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Presentación de las Ofrendas

Llevemos ahora las ofrendas al altar, sabiendo que primero debemos ponernos en paz con aquellos que nos han ofendido. Cantemos todos.

Comunión

Con un corazón limpio de odios y rencores contra nuestro prójimo, vayamos a recibir el Cuerpo de Cristo en la Santa Comunión. Lo hacemos cantando…

Final

Hoy nos llevamos una misión muy grande después de haber participado en esta Santa Misa: perdonar al que nos ha ofendido. Con esa tarea vayamos al mundo, a ser signos de reconciliación y perdón.

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