MONICIONES
Entrada: Nos llamamos cristianos porque hemos sido llamados por Cristo; llamados a seguirle. Pero su llamamiento es de cada día. La celebración de hoy nos plantea un dilema y es preciso elegir. Con esa invitación que Dios dirige a cada uno de nosotros, nos disponemos a celebrar dignamente estos misterios. Con esperanza y confianza celebremos este encuentro de hermanos.
Lecturas: En la liturgia de este domingo Jesús nos advierte que para seguirle hay que tomar su cruz y no tener miedo a nada. por eso proclamaremos con el salmo: «Tu gracia vale más que la vida». Escuchemos con atención.
Ofrendas: San Pablo nos ha dicho hoy: «los exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar sus cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios.» Con las ofrendas de pan y vino presentemos también al Señor todo nuestro ser.
Comunión: Con el salmo hemos proclamado: «Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío»; esa sed y hambre de Dios nos hacen acercarnos en este momento a recibirle en la santa comunión.
ORACIÓN UNIVERSAL
Queridos hermanos: El Señor ha venido a llevar a cumplimiento la palabra de los profetas. Alimentémonos con el mensaje salvífico, que es su Palabra, y digamos con fe: Escucha, Señor, nuestra oración.
1. Por el sucesor de Pedro, para que con el auxilio de Cristo, cabeza de nuestra Iglesia, sepa llevar con valentía también el peso de la cruz en su misión. Oremos.
2. Por los que ejercen cargos de autoridad en los gobiernos, para que lo hagan con honestidad y transparencia. Oremos.
3. Para que vayan desapareciendo las diferencias muy marcadas de clases sociales y los más pobres tengan oportunidades de superación. Oremos.
4. Por todos nosotros para que aprendamos a negamos a nosotros mismos, carguemos con la cruz de cada día y sigamos a Cristo. Oremos.
Muestra, Padre, tu bondad al pueblo que te súplica, para que reciba sin tardanza lo que te pide con humildad. Por Jesucristo nuestro Señor.
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