R I T O S I N I C I A L E S
CANTO DE ENTRADA.
Dios nos convoca, venid y escuchemos su voz. La mesa ha preparado su pan es salvación. Gracias Señor por ser tus invitados.
Venid celebrad la palabra, venid acoged la verdad. Y en hermandad cantad la Nueva Alianza.
SALUDO Y MONICIÓN.
ACTO PENITENCIAL.
GLORIA.
ORACIÓN COLECTA.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA.
Lectura del libro de Isaías 55, 10-11.
Esto dice el Señor: «Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que cumplirá mi deseo y llevará a cabo mi encargo».
PALABRA DE DIOS
SALMO RESPONSORIAL. Salmo 64.
Antífona: La semilla cayó en tierra buena, y dio fruto.
Tú cuidas la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida; la acequia de Dios va llena de agua, preparas los trigales.
Así preparas la tierra. Riegas los surcos, igualas los terrones, tu llovizna los deja mullidos, bendices sus brotes.
Coronas el año con tus bienes, tus carriles rezuman abundancia; rezuman los pastos del páramo, y las colinas se orlan de alegría.
Las praderas se cubren de rebaños, y los valles se visten de mieses, que aclaman y cantan.
SEGUNDA LECTURA.
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 8, 18-23
Hermanos:
Considero que los sufrimientos de ahora no se pueden comparar con la gloria que un día se nos manifestará. Porque la creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios; en efecto, la creación fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por aquel que la sometió, con la esperanza de que la creación misma sería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Porque sabemos que hasta hoy toda la creación está gimiendo y sufre dolores de parto.
Y no solo eso, sino que también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la adopción filial, la redención de nuestro cuerpo.
PALABRA DE DIOS
ALELUYA.
Antífona: La semilla es la palabra de Dios, y el sembrador es Cristo; todo el que lo encuentra vive para siempre.
EVANGELIO.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 13, 1-23.
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló muchas cosas en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron.
Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron.
Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos, que oiga».
Se le acercaron los discípulos y le preguntaron: «¿Por qué les hablas en parábolas?».
El les contestó: «A vosotros se os han dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no.
Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumple en ellos la profecía de Isaías: "Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure".
Pero bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.
Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.
Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».
PALABRA DEL SEÑOR
HOMILÍA.
CREDO.
ORACIÓN DE LOS FIELES.
LITURGIA EUCARÍSTICA
OFERTORIO.
Canto:
Este pan y vino, Señor, se transformarán en tu cuerpo y sangre, Señor, en nuestro manjar.
Gracias al sol y al labrador, en el altar florecen hoy las espigas, los racimos que presentamos a Dios.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.
PREFACIO Y SANTO.
PLEGARIA EUCARÍSTICA.
RITO DE LA COMUNIÓN
PADRE NUESTRO.
RITO DE LA PAZ.
CORDERO DE DIOS.
COMUNIÓN.
Canto:
Una mañana el sembrador salió a los campos para sembrar; una mañana el sembrador sembró en mi vida su bondad.
Cada mañana el sembrador sembrando está en mi corazón. Cada mañana el sembrador, espera el trigo de mi amor.
Una mañana el sembrador sembró el camino y el pedregal; una mañana el sembrador no pudo entrar en mi heredad.
Una mañana el sembrador en tierra buena quiso sembrar; una mañana el sembrador tan sólo espinas pudo hallar.
Una mañana el sembrador en cada grano cien quiere hallar; una mañana el sembrador sembró en mi vida con afán.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.
Gracias, Señor, porque sembraste en mí tu semilla.
Podría haber sido de los que no te conocen, de los que viven huérfanos, buscándote por el mundo.
Pero Tú quisiste plantar en mí la semilla de tu Amor, y ese ha sido tu mejor regalo para mi vida.
Gracias por todas las personas que a lo largo de mi vida has ido poniendo a mi lado para que me ayudasen a ser tierra buena donde tu Palabra pudiera fructificar.
Gracias porque sigues sembrando en mí, con paciencia, en medio de mis sequedades, esterilidades y brotes tardíos.
Hoy quiero pedirte que sigas echando tu semilla en la tierra, que no dejes a nadie sin ser tocado por tu presencia.
Echa un puñado de tu semilla en el corazón de los gobernantes, en el de los científicos, los sabios, los investigadores, los artistas y los poderosos; en el de los que sufren, están solos, insatisfechos, o están perdiendo la vida sin disfrutarla…
Fumíganos a todos para que no nos ataque la plaga de la indiferencia, la comodidad y la injusticia.
ORACIÓN.
RITO DE CONCLUSIÓN.
BENDICIÓN Y DESPEDIDA.
Canto.
Estrella de los mares. Estrella de los mares, cuyos reflejos, cuyos reflejos, en mis ojos de niño resplandecieron, resplandecieron. Te acuerdas Madre, te acuerdas Madre, a tus pies cuantas veces, recé la Salve, recé la Salve.
Del mundo en los peligros. Del mundo en los peligros. Ay no me dejes, ay no me dejes, y a recoger mi alma ven en mi muerte, ven en mi muerte. Que sólo quiero, que sólo quiero, asido de tu manto volar al cielo, volar al cielo.
O bien:
Hoy, Señor, te damos gracias, por la vida la tierra y el sol. Hoy, Señor, queremos cantar las grandezas de tu amor.
Gracias, Padre, mi vida es tu vida, tus manos amasan mi barro, mi alma es tu aliento divino, tu sonrisa en mis ojos está.
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